Un año pasamos sin poder imprimir laCuerda, publicada cada mes desde 1998. Una serie de sucesos desafortunados nos impidió hacerlo, no sin pena en los corazones. Mucha gente comentaba que ya no la había visto y preguntaba si íbamos a continuar, algo que para nosotras no estaba en duda. Por fortuna tenemos las redes sociales y sus plataformas, con lo cual se ha sostenido la comunicación virtual.

Nuestra comunidad feminista considera que la comunicación es fundamental para desarrollar las tan anheladas transformaciones sociales. Desde que empezamos a reunirnos hace más de 25 años fue con la clara intención de establecer vínculos con mujeres de distintas edades y procedencias a través de un medio impreso, con el fin de conocernos, saber qué hacemos qué proponemos.

Queríamos compartir los conocimientos adquiridos, mismos que nos habían hecho comprender las desigualdades, y juntar a más mujeres dispuestas a construir otras formas de convivencia. Había mucha información dispersa y/u oculta y queríamos que la sociedad viera a las mujeres y escuchara nuestras propuestas.

Foto: AmC

Cuando dijimos que daríamos “miradas feministas a la realidad”, era porque los medios convencionales invisibilidad, tergiversan y manipulan el imaginario sobre y de las mujeres. Decíamos entonces que era importante considerar a las mujeres como tema y como fuente, y de esa manera hacer que sus vivencias y opiniones llegaran al público lector. Y que sus aportes a la sociedad fueran evidenciados y valorados. Muy importante fue, desde el inicio, publicar las obras de artistas, promover la creatividad, dar información sobre el quehacer de las mujeres en la cultura, en la cotidianeidad, en el mundo. Y más allá de eso, crear conceptos, símbolos, herramientas para liberarnos de las opresiones y constituirnos en personas autónomas.

Hoy retomamos la periodicidad en un ambiente distinto donde amplios sectores se han unido para luchar contra la corrupción y defender la democracia. Aunque frágiles, las esperanzas han vuelto y los buenos augurios le imprimen otros matices al entorno, y pese a que la libertad sigue estando en riesgo, de momento parece menos amenazada. De nuestra parte esperamos continuar dando cuerda para nutrir una cultura crítica, libre, que promueve el bien común.

Nuestro objetivo político sigue siendo el mismo: contribuir a que nos reconozcamos como personas capaces de impulsar transformaciones profundas que nos permitan acercarnos al ideal del Buen Vivir; aportar para el fortalecimiento de los movimientos por vidas dignas, promover la aventura de caminar hacia la emancipación.

Confirmamos nuestra convicción de que podemos convivir con nuestras diferencias, libres para tomar decisiones   en   nuestras   vidas   y cuerpos, en armonía con la naturaleza, a plenitud. Merecemos un país donde la justicia y la paz sean la realidad de toda la población.  Vivir la historia significa participar en los procesos que la hacen girar.