Paula Irene del Cid Vargas / laCuerda

Si eso te sucede o careces de orgasmos, es posible que haya problemas con tu suelo pélvico o que esté descoordinado con otros músculos, como el transverso del abdomen y el diafragma. Seguramente tienes una imagen difusa de estas partes del cuerpo y de cómo interactúan. Conocernos es fundamental para recuperar el control del cuerpo.

Esfera abdómino-pélvica

La fisioterapeuta catalana Mireia Grossman nos invita a pensar el tronco del cuerpo como si fuera una esfera ovalada, una vejiga inflada. En la parte superior se encuentra el diafragma, responsable de la respiración, de activar la digestión, la circulación sanguínea; contribuye a la buena posición corporal ya que maneja las presiones entre tórax y abdomen y recibe el mundo emocional, respiramos al ritmo de lo que hacemos y de nuestras emociones.

En la parte inferior se encuentra la pelvis que contiene órganos de varios sistemas: digestivo (recto y ano); urinario (vejiga y uretra), reproductivos y del placer (útero, ovarios, vagina y clítoris). La pelvis soporta el peso de la parte superior del cuerpo, en ella descansa nuestra capacidad para movernos al caminar, protege las vísceras abdominales inferiores y facilita el parto.

El suelo pélvico es el conjunto de tejidos que tapizan el fondo de la pelvis, tiene estructuras óseas, musculares y conectivas; está delimitado por cuatro estructuras óseas: el pubis, dos isquiones y el coxis, que forman un rombo.

El rombo está formado por dos triángulos: uno anterior, el diafragma urogenital, que contiene la uretra y la vagina, y el posterior (diafragma pélvico) que contiene la parte anal del recto.

Entre la vagina el ano se encuentra el centro fibroso del periné, punto clave al cual se anclan muchos de los tejidos del suelo pélvico. El suelo pélvico es cóncavo hacia abajo y hacia atrás, forma una especie de hamaca. Tiene varias capas: los músculos profundos son los responsables de sostener las estructuras. El elevador del ano y el músculo coccígeo forman el diafragma pélvico. El más interno es el elevador del ano, que cierra la parte inferior de la pelvis, tiene forma de U y rodea la uretra, la vagina y el recto. Está implicado en funciones básicas como la continencia urinaria, la defecación y la sexualidad. Durante el parto, el elevador del ano es el responsable de la rotación de la cabeza del bebé, produciendo una contracción refleja en el útero, provocando el deseo de empujar.

Los músculos más superficiales rodean la vagina y la uretra además del Esfínter anal. Estos músculos tienen la función de cerrar contener, nos ayudan a controlar los esfínteres de la micción y de la defecación; además tienen relación con el mundo sexual. Los músculos bulboesponjoso e isquiocavernoso se insertan en el clítoris y contribuyen a su erección. Si están tonificados mejora la calidad de las relaciones sexuales los orgasmos.

A la altura de nuestro abdomen se encuentra el transverso del abdomen, es el más profundo de los músculos de esta región, trabaja como una faja, protege a la parte baja de la espalda, la zona lumbar, al suelo pélvico de la presión. Si se encuentra bien, reparte 20 por ciento de la presión hacia delante, hacia el pubis y 80 por ciento hacia atrás, a la parte posterior del periné, haciendo que el elevador del ano y las fibras que le rodean absorban minimicen la presión. Suelo pélvico y transverso trabajan de forma sinérgica.

La activación de este músculo es importante en la tos, estornudos, micción, defecación y  cuando  se  realiza  un  sobre  esfuerzo;  es  el  responsable  del buen posicionamiento del bebé durante la gestación y de la recuperación en el posparto. Si el músculo transverso falla o está desactivado, las presiones no se distribuyen adecuadamente y  el  periné  colapsa.  El transverso se activa con ejercicios de respiración, de postura y equilibrio. Los clásicos abdominales únicamente generan más presión al suelo pélvico y no generan activación del transverso.

Sinergia

El diafragma, ubicado a la altura de los pechos, tiene  el aspecto de una sombrilla, separa la zona del tórax de la del vientre. Cuando inspiramos, se contrae, hace un movimiento doble, se abre por fuera lateralmente, levantando las costillas, principalmente las costillas bajas y simultáneamente, la parte central se estira, baja hacia el abdomen y amplía los pulmones.

Cuando inspiramos, el diafragma baja y el suelo pélvico también; cuando sacamos el aire, en la expiración,  ambos  suben  y  se  relajan.

Cuando se tensa por emociones, mala postura o un mal patrón postural, se contrae, la zona central estará más baja y ejercerá presión abdominal en el suelo pélvico.

Los últimos músculos de los cuales depende la salud del suelo pélvico son los glúteos, en especial el glúteo medio, ubicado en la  parte superior  y  externa  de  la  nalga.  El glúteo medio trabaja en sinergia con el transverso del abdomen y tiene la función de estabilizar la pelvis.

La esfera abdómino-pélvica funciona como una vejiga, cuando se aprieta por arriba, el lado opuesto se abomba, al meter la barriga, es como si aplicaras presión en un tubo de pasta de dientes, y se genera presión hacia abajo, por eso no es recomendable meter la panza.

Para tratar adecuadamente un trastorno en el suelo pélvico, dice Mireia Grossman, hay que ordenar el sistema de presiones, reordenar la postura, reprogramar la faja abdominal y finalmente rehabilitar el suelo pélvico.