Por: Andrea Carrillo Samayoa/laCuerda

Es la esencia de Nuestras Madres, una película del director guatemalteco César Díaz, que narra el impacto de la guerra en la vida de las mujeres y hombres en Guatemala y que, pone en el centro, la desaparición forzada y la violencia sexual como mecanismos de terror utilizados por las fuerzas represivas del Estado de Guatemala durante los años del conflicto armado.

Esta historia, galardonada en el Festival de Cannes, es en palabras de Díaz, un homenaje a las miles de mujeres “que para mí siempre han sido una lección de vida”, que vivieron el terror y la violencia y hoy sostienen el tejido social y resguardan la memoria. “Es un homenaje a todas ellas, por mantenerse en pie”, asegura.

Nuestras Madres, premiada con la Cámara de Oro en el importante festival internacional, es una coproducción de Cine Concepción de Guatemala, Need Producciones de Bélgica y Perspective Films de Francia, y su reconocimiento puede considerarse el premio más importante en la historia del cine centroamericano. 

Representa también, una oportunidad, tal y como asegura Díaz, para exigir al Estado óptimas condiciones para el desarrollo de la cinematografía en el país: una ley de cine integral, fondos, institutos y formación. “Quienes hacemos cines hoy, somos personas que hemos tenido la oportunidad de salir, pero se necesita una nueva generación de cineastas que se forme en Guatemala y eso sólo se puede conseguir con un apoyo formal y serio por parte del Estado”, sostiene el director.

Faltan 10 días para las elecciones y a ninguna persona candidata se le ha escuchado decir que hará algo por el cine en Guatemala. Mencionarlo cobra relevancia ya que la prevención de los problemas estructurales del país, puede trabajarse, también, desde el arte y la cultura. Desde el 2007, integrantes de la Asociación Guatemalteca del Audiovisual y la Cinematografía (AGACINE), impulsan una ley que puede mejorar las condiciones para el gremio y el desarrollo de su trabajo; en el 2017 se logró que llegara a primera lectura en el Congreso de la República y desde entonces, no ha pasado nada más.

Nuestras Madres sin duda representa un importante premio internacional, pero sobre todo simboliza la vida de miles de personas, encarnadas en los personajes de Nicolasa y Ernesto, que han sobrevivido al dolor, la pérdida y la ausencia de quienes hoy le siguen haciendo falta a este país.