Silvia Trujillo/ laCuerda

 

Solo queda en ese contexto la resistencia y se hace de muchas formas.

La agroecología es una de esas formas…

Todo esto va tejido, nada está realmente muy separado,

todo está en la misma telaraña

 

Daniela Aedo

 

En 1993, cuando aún en Guatemala no se habían firmado los Acuerdos de Paz, en San Idelfonso Ixtahuacán un grupo de estudiantes que practicaban la teología de la liberación y la educación popular, comenzaron a desarrollar proyectos puntuales para trabajar con la población del lugar. Poco tiempo después se constituirían como la Asociación de Formación para el Desarrollo Integral (AFOPADI) que funciona hasta la actualidad.

El contexto en San Ildefonso Ixtahuacán es complejo, no solo porque es uno de los municipios más pobres del país, con más del 90 por ciento de la población viviendo en pobreza, sino porque la altura y la topografía dificultan el desarrollo de la agricultura que es el principal modo de subsistencia en el municipio. Los problemas se han agudizado en los últimos años porque el agua y los bosques se encuentran en una situación crítica.

En ese escenario, AFOPADI continúa trabajando y atendiendo aproximadamente a 220 beneficiarias directas con quienes comparten proyectos de agroecología, cajas comunitarias de ahorros, procesos formativos para forjar liderazgos, así como becas para que mujeres jóvenes puedan concluir sus estudios secundarios.

Daniela Aedo, una de las mujeres que conforman el equipo y que está en la organización desde su inicio, explicó que “la agroecología y la economía solidaria que proponen y practican en las comunidades es para tratar de solventar o paliar las necesidades básicas inmediatas y, a su vez, estos temas se van entrelazando con nuestro proyecto político y de vida. Ese mismo proyecto que nos enfoca hacia la autonomía que impulsamos tanto para las compañeras, como para las familias y las comunidades”. Dentro de la economía solidaria y para la vida se han conformado cajas de ahorro y préstamos comunitarios que manejan grupos de mujeres en distintas comunidades, tratando de fomentar otros códigos económicos que las beneficien.

Tal como la conciben en AFOPADI, la agroecología es, por una parte, un proceso para caminar hacia la autonomía, pero por el otro lado, para recuperar lo sagrado de la vida y tratar de resistir en condiciones que no son favorables para la gente porque el suelo es de uso forestal y las lluvias son cada vez más escasas.

La formación no está exenta de retos, porque hay quienes sí comprenden el entrelazamiento de temas de los procesos formativos como una forma de construir conciencia, autonomía y dignidad, pero hay quienes sólo se quedan con la información sobre agroecología y aprovechan el conocimiento para ser buenas agricultoras, pero no continúan la reflexión para cambiar el contexto de inequidades.

Formación política para el liderazgo comunitario y municipal

La participación de las mujeres en San Ildefonso es muy limitada todavía, por eso desde AFOPADI se decidió apostarle a la formación política y de liderazgos de mujeres. Han conformado un grupo de veinte, cuyo fin es el fortalecimiento de su liderazgo a nivel municipal, está conformado por lideresas de diversas comunidades comprometidas con todo lo que sucede en su municipio y sus comunidades.

Dicho grupo construyó un petitorio con demandas específicas de las mujeres que será entregado a la nueva corporación municipal. Éste no hubiera sido posible de no haber sido nutrido por los distintos procesos formativos que ellas han recibido, donde se abordan temas como agroecología y economía solidaria con la transversalización de la perspectiva de género.

“Nuestra idea es mirar hacia ellas y cómo pueden ir posicionando los temas en todos los espacios de participación, de hecho, se convocó a una asamblea permanente que existe en Ixtahuacán donde hay distintos sectores de liderazgos, y, también en este espacio, hay integradas compañeras”, afirmó Aedo.

Asimismo, durante 2019 tres mujeres que han estado cercanas al trabajo de la organización, participaron en la Escuela de Formación Feminista para la Prevención de la Violencia contra las Mujeres, convocada por la Asociación Vida, Justicia y Libertad para las Mujeres en coordinación con el Centro de Formación Sanación e Investigación Transpersonal Q’anil. Al respecto Daniela Aedo explicó que “cuando nos enteramos de la escuela pensamos en invitar a estas chicas jóvenes y con mucha garra para que luego se integraran en el espacio de lideresas a nivel municipal y que ellas pudieran compartir todo lo que captaron, sintieron, vivieron en la escuela feminista, teníamos esta esperanza que las chicas iban a aportar este aire nuevo e ideas nuevas, estamos en este proceso”.

Sin agua es peor la situación

Debido al crítico escenario en torno al acceso al agua, en la región se impulsó la realización de un estudio a nivel municipal que en uno de sus capítulos analiza la relación del agua y las mujeres, y cómo la crisis del agua les afecta de manera particular porque por un lado se evidencia el problema de la escasez, y, por otro, este bien está cada vez más lejos, lo cual significa que ellas deben levantarse cada vez más temprano y cargar por tiempos más prolongados, el líquido para su sobrevivencia y la de su familia.

Cecilia Mérida fue la investigadora encargada de este capítulo y desde AFOPADI, se ha acompañado, apoyado y alimentando las demandas allí contenidas, donde se exige entre otras cuestiones, que las mujeres estén en los espacios de toma de decisión en torno al agua porque se ha detectado que existe un claro ejemplo de ginopia, es decir, son ellas las que invierten horas y energía de su vida en cargar el agua, pero no son tomadas en cuenta a la hora de tomar decisiones; “entonces las soluciones o medidas que se piensan alrededor del agua parten de la visión de los compañeros, y eso muchas veces impacta de peor forma en la vida de las mujeres porque no hay posibilidad de encontrar solución”, sentenció Aedo.