Por: Rosario Orellana / laCuerda

 

“La cuarentena vino a cambiar nuestro estilo de vida” fue una de las primeras frases de Margarita*, una vecina de Ciudad Quetzal que relató a laCuerda cómo se vive a su alrededor la pandemia Covid-19. La entrevistada reside en una de las colonias de este territorio que, a su vez, pertenece a San Juan Sacatepéquez, uno de los 17 municipios de la ciudad capital. Guatemala junto a Chimaltenango y el departamento de Sacatepéquez conforman la región I del país, en donde se reportan el 60.95 por ciento de casos de coronavirus confirmados hasta el 11 de mayo, con 679 de 1114 en total.

“Ahora somos madres, maestras, amas de casa y trabajadoras virtuales”, afirmó. “También debemos velar por la higiene de todos y por la economía. Hemos ido aprendiendo a consumir más hierbas y verduras o alimentos tradicionales de nuestros antepasados, comemos menos carne y vemos cómo nos alcanzan los frijoles”.

En Ciudad Quetzal, pese a que hay muchas familias consientes de la crisis, algunas mantienen costumbres que les ponen en riesgo permanente de contagio, como salir a comprar al mercado diariamente, en lugar de hacerlo una vez por semana, o enviar a la niñez a la calle para cumplir con algunos mandados del hogar. “En los mercados hay mucha gente como si fuera un domingo de plaza, aunque los han tratado de ordenar”, compartió la entrevistada. En centros de abastecimiento de alimentos locales han instalado personal en las puertas de ingreso con gel antibacterial y para evitar las aglomeraciones, aunque la medida no garantiza por completo que el virus no se propague.

Nuevas formas de organización

Según el Plan de Desarrollo Municipal de San Juan Sacatepéquez 2011-2025, el índice de pobreza en el municipio es superior al 40 por ciento y de pobreza extrema es casi del diez por ciento. Esta problemática se ha agudizado a raíz de la cuarentena. “Lo triste es ver todas las banderas blancas de gente que no puede comprar comida. Las cajas solidarias que el gobierno ofrece no están llegando a quienes en realidad lo necesitan” señala la entrevistada.

Esta situación ha motivado a las comunidades para organizarse y contribuir en el bienestar de todas las personas. En algunas colonias de Ciudad Quetzal, vecinos han cargado camiones con alimentos en La Terminal, zona 4, para luego armar bolsas y repartirlas a un precio simbólico de cinco quetzales a quienes más lo necesitan. También han recaudado víveres y repartido a las familias más vulnerables, considerando, entre ellas, a madres solteras. “En las comunidades estamos cubriendo nuestras propias necesidades mientras esperamos a que el gobierno reaccione”, sentenció Margarita.

Las condiciones también obligaron a muchas mujeres a involucrarse en las ventas en línea, algunas de comida, otras de mascarillas, ropa y otros artículos. “Hemos visto que esto incrementó porque el comercial más cercano y céntrico de Ciudad Quetzal cerró por más de un mes, por lo que muchas personas se quedaron sin ingresos”.

De acuerdo con el relato, se ha retomado la práctica del trueque o intercambio de artículos de primera necesidad, además que muchas han logrado conformar líneas de comunicación para dar soporte emocional. “Nos ayudamos desde el momento en que platicamos, nos damos consuelo y decimos estamos acá”.

Paredes vemos, pero adentro, no sabemos

La violencia contra de las mujeres, es otro de los factores más preocupantes. Margarita afirma que de esto se ha conocido y hablado muy poco desde que inició la cuarentena, no porque no exista, sino porque muchas mujeres permanecen dentro de sus casas sin poder pronunciarse al respecto. “No es lo mismo ir a la tienda por tortillas y ver a alguien que está mal, que permanecer en encierro y no darnos cuenta”, aseveró. “En una de las comunidades, hace un tiempo, una familia estuvo gritando y pidiendo auxilio. Los vecinos más cercanos no podían salir a apoyar debido al toque de queda y tampoco sabían cómo contactar a la policía, entonces enviaron un mensaje por redes sociales para contar lo que sucedía. Un señor alcoholizado quiso lastimar a su propia gente. Finalmente, la policía pudo intervenir, pero es difícil conocer la situación real de todas las personas porque no se pueden expresar”.

Ciudad Quetzal es tan solo uno de los muchos territorios del país en los que las desigualdades de género, económicas y sociales han provocado desestabilidad y poco desarrollo, situación que se ha recrudecido frente a la pandemia pero que invita a reflexionar sobre la necesidad de recurrir a una nueva organización social, comunitaria, que apele a la construcción de espacios equitativos, justos y dignos para todas y todos.

 

 

Margarita*: Nombre ficticio por seguridad de la entrevistada.