Marian Cristina Salguero Gutiérrez / Estudiante de antropología en la USAC, participo en la Colectiva Mujeres en Movimienta, me gusta leer, cocinar y oler flores.

Luego de presentarse el primer caso de coronavirus en Guatemala, el viernes 13 de marzo, la vida de las personas dio un giro repentino, enfrentamos una emergencia de salud delicada que requiere distanciamiento social y confinamiento.

Estudio antropología en la Universidad de San Carlos de Guatemala y desde que estoy en confinamiento, mi educación empezó a depender de una computadora, internet y catedráticos que se negaban al cambio metodológico desde hace ya bastante tiempo, ahora tuvieron que interesarse, adaptarse e implementar nuevas metodologías.

Estudiar en esta incertidumbre ha sido una experiencia difícil y enriquecedora, acompañada de cuestionamientos y preguntas como: ¿Estamos preparados para la innovación educativa que tanto se menciona? ¿El aprendizaje ha sido significativo? ¿Es la educación un derecho o un privilegio? y ¿Hacer tareas es sinónimo de aprender?

La crisis ha resaltado las grietas y quebraduras que tiene el sistema educativo guatemalteco a todo nivel, causadas en parte, por la falta de voluntad política para invertir en educación, pésima administración pública, falta de interés para que la población se eduque adecuadamente y la corrupción existente, entre otras. La educación a nivel superior en el país es un privilegio de pocos e históricamente, ha estado ligada de forma directa al mundo capitalista.

Debido a las enormes desigualdades que existen, las y los estudiantes que tienen posibilidad de conectarse virtualmente, poseen una ventaja en relación con quienes carecen de tecnología. Luego del confinamiento, los alumnos que no pudieron incorporarse virtualmente sencillamente reprobarán, lo cual resulta injusto ya que no se toma en cuenta que, por varios motivos, no pueden costearse una educación vía internet, convirtiéndose el 2020 en un privilegio educativo para un grupo específico.

Alrededor de cada estudiante hay un entorno con el que interactúa y le acompaña diariamente. Éste define la forma como se llevará a cabo el proceso de aprendizaje. Teniendo en cuenta esto, las emociones y los pensamientos juegan un papel clave en el proceso educativo, separar el aprendizaje de las emociones es imposible, y nuestra realidad actual ha traído otro tipo de preocupaciones a nuestros hogares.

En esta situación, se ha comprobado que las metodologías magistrales han quedado obsoletas, nos hemos convertido en autodidactas adquiriendo habilidades que no se habían explorado.  Estudiar de esta forma nos pone a prueba ya que debemos aprender a utilizar nuevas herramientas digitales para realizar tareas y recibir clases, algo positivo, considerando que no se le había dado la importancia necesaria.

La vida universitaria va más allá de solo educarse, es un espacio donde convergen ideas, redes de apoyo, amistades, organización colectiva estudiantil, las cuales también se han tenido que trasladar al plano virtual. El movimiento feminista de las mujeres universitarias ha sido un apoyo esencial en mi vida ya que -desde la distancia- seguimos creando y activando para que cuando regresemos podamos seguir trabajando unidas por una universidad distinta.

Luego de vivir este evento, me llevo grandes lecciones. Primero, que transformarte a ti misma antes de transformar el mundo es esencial para tener congruencia entre los actos y las palabras. Y segundo, la importancia que tiene seguir exigiendo una educación pública digna, diversa y accesible para todas y todos, porque la educación es un derecho que debe dejar de ser burocratizado y centralizado, para ser comunitario y complementario.

Una universidad que solo se centra en la tecnificación de mano de obra para las empresas es una educación mediocre, ya que no le apuesta a la ciencia e investigación para mejorar nuestra sociedad, sino para que esté al servicio de quienes explotan nuestros territorios.

Como hija de la universidad pública, siento un gran compromiso con mi entorno para trabajar y mejorarlo. Sueño y espero que luego de esto, la universidad sea un espacio distinto y más accesible para todas y todos.