Pia Flores / laCuerda

“Lo que más impacta es ver que todas las mujeres salen diferentes de cómo llegaron”, comparte Stella Nanni con emoción.

Hace tres años, la brasileña de 48 años, artista plástica y diseñadora reconocida, se embarcó en un nuevo proyecto junto con su hijo Gabriel, de 24, que cambiaría la vida de muchas mujeres. También la de ellos. El Tattoo Truck Tour.

Stella y Gabriel llevaban tres años de tatuar, cuando en 2017 una amiga cercana fue diagnosticada con cáncer de mama. Luego de realizarse una mastectomía decidió hacerse un tatuaje 3D para recrear la forma natural del pecho.

Stella siempre había contemplado cómo podía ayudar a las personas a través de su arte y encontró la respuesta en los tatuajes. Así les surgió la idea de armar un estudio de trabajo en un camión para viajar a diferentes ciudades y países de Latinoamérica, y ofrecer de manera gratuita reconstruir areolas y cubrir las cicatrices de mastectomía en mujeres sobrevivientes de cáncer.

“Cuando terminamos, las mujeres se llenan de felicidad, dicen que vuelven a sentirse como mujeres otra vez. Todas lloran, y nosotros lloramos. Realmente es muy emocionante y muy gratificante para nosotros”.

Han trabajado con mujeres desde los 25 años hasta los 75. La mayoría no tiene las condiciones económicas para hacerse la reconstrucción del seno, explica Stella. Agrega que en Brasil alrededor de 70 por ciento de las mujeres no tienen acceso a una operación de reconstrucción por el costo que implica.

Cada año se diagnostican más de 462 mil casos nuevos de cáncer de mama en Latinoamérica, estima la Organización Panamericana de la Salud.

Stella y Gabriel mantienen contacto con las aproximadamente 50 mujeres cuyas cicatrices han tatuado durante estos tres años. A menudo ellas les escriben sobre cómo se transformaron sus vidas con el tatuaje, “siguen con la misma felicidad, algunas nos comparten que ahora se enamoraron, comenzaron de nuevo”, dice Stella. Hay una mujer de Sao Paulo que resalta en sus recuerdos. “Llegó una señora de unos 60 años. Muy tímida, muy muy callada. Casi no interactuaba. Después cambió totalmente. Se abrió, dijo que se sentía muy mal, que estaba pensando en quitarse la vida. Cuando se vio en el espejo dijo que se sentía linda otra vez, quería volver a vivir. Nos tocó muchísimo. Es una persona que no conocemos y tenemos la posibilidad de cambiarle la vida. Así vale la pena hacer arte”.

La gira comenzó por diferentes lugares en el sur de Brasil y luego continuaron a Uruguay y Argentina. En cada lugar trabajan algunos días con todo tipo de clientes contra pago, para poder tatuar de forma gratuita a las sobrevivientes de cáncer. Sus planes de continuar por el resto del continente están suspendidos por el momento, por la pandemia del Covid-19, pero planifican retomar lo más pronto posible. Incluso tal vez llegar a Guatemala algún día. “Si tenemos este don, este talento, esto es una forma de mostrar gratitud con hacer algo que toca la vida de las personas”, dice.