¿De qué manera los problemas que afectan de manera particular a las mujeres pueden ingresar a la agenda legislativa? Cualquier persona podría proponerlos como puntos para el debate y el impulso de iniciativas de ley, sin embargo, en Guatemala son las mujeres, quienes los han experimentado, las que se muestran más anuentes para impulsarlos.

Por lo tanto, para que la agenda legislativa sea más plural el Congreso necesita más mujeres tanto diputadas como asesoras. Sin embargo, la brecha de participación en estos dos roles persiste. Incluso las mujeres diputadas eligen ser asesoradas por hombres.

Francelia Solano/laCuerda

El 27 de enero, en el Pleno del Congreso se abordó la falta de políticas contra la desaparición y asesinato de mujeres. El mayor reclamo de las diputadas fue la falta de voluntad de sus colegas para hacer avanzar la agenda legislativa en favor de las mujeres.

Entre otras, cuestionaron la falta de apoyo para la creación de un Ministerio de la Mujer, para hacer avanzar la Ley de reparación digna para víctimas de violencia y la tipificación del acoso callejero como delito.

Una de las principales causas para que las demandas de las mujeres no sean tomadas en cuenta en el recinto legislativo es la subrepresentación de ellas en el Congreso. Según la politóloga especializada en temas legislativos, Marielos Chang, el punto de vista de las mujeres es clave en todos los temas, además de los que las atañen directamente y ayuda a tener soluciones más completas a los problemas sociales.

Una vista a los puestos de toma de decisión

En Guatemala, según el Censo 2018, 51.2% de la población son mujeres y, también son mayoría en el padrón electoral, 53.8 % en el proceso eleccionario de 2019. No obstante, en el Congreso, no hay correspondencia con esos porcentajes. La participación de mujeres, una de las más bajas de la región latinoamericana, apenas llega a 19 %. Se cuenta con 30 diputadas frente a 130 hombres.

Por ende las bancadas están dominadas por hombres. Incluso las bancadas más progresistas no tienen representación del 50% de mujeres, exceptuando Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), en el cual su única diputada es mujer. Por ejemplo el partido Semilla tiene 5 hombres y dos mujeres, URNG tiene 3 hombres al igual que Winaq, aunque este último sí tiene una mujer en su bancada.

Las mujeres están excluidas de los puestos de poder. De 19 jefaturas de bancada solamente 2 están en manos de mujeres y en la Junta Directiva, solo hay una mujer entre 9 hombres. Además, sólo 7 mujeres presiden comisiones en 2021, de 35 (conformando sólo el 20%). Un porcentaje similar se presentó en 2020, con solamente  9 mujeres de 37 puestos a cargo de las comisiones (24%).

En la comisión de Defensa y la de Energía y Minas no hubo participación de mujeres durante 2020.  Esto debido a que cada diputada o diputado sólo puede ser parte de 4 comisiones y al haber tan pocas mujeres, no les es posible estar en todas las comisiones. Algunas priorizan sus agendas departamentales y escogen comisiones que estén más vinculadas con los intereses del electorado.

Contrataciones de asistentes y asesores

Las diputadas y diputados inciden en 3 de las 6 contrataciones de personal que tienen a su cargo. Tienen derecho a contratar asistente, secretaria, ujier o una persona que funja como asesor/a.

En total hay 678 puestos de asesores, asistentes y asistentes especializados (cuya elección sí depende de cada diputada/o). De estos, 423 son hombres (62%) y 255 mujeres (38%). No sólo son minoría, sino que son contratadas mayoritariamente como asistentes dejando los puestos técnicos en manos de hombres.

De las 361 personas que se desempeñan como asesores/as, 240 son hombres (67%) y 121 son mujeres (33%). Esta desigualdad también se traslada al salario que perciben. El salario más común para una mujer que trabaja en el Congreso es de Q14 mil en comparación con los Q22 mil que suelen ganar los hombres.

Los equipos de las diputadas

La sororidad no es una de las palabras favoritas de las diputadas ya que ellas eligen personal casi de la misma manera que sus homólogos hombres.

Las 30 mujeres diputadas generan 109 puestos, de los cuales el 60.55% son ocupados por hombres.

Los hombres contratan de manera similar. De 130 hombres diputados, se generan 478 puestos cuyo 62,98% son para sus pares. La mayor diferencia es que los diputados priorizan la contratación de mujeres para puestos de asistentes mientras que las mujeres les dan más oportunidad de optar a puestos técnicos.

Cuando un diputado hombre contrata a una mujer:

  • El 49.72% es asistente
  • El 40.68% es asesora
  • El 9.60%  es asistente especializada

Cuando una diputada mujer contrata a una mujer:

  • El 46.51% es asesora
  • El 46.51% es asistente
  • El 6.98%  es asistente especializada

De acuerdo con la politóloga Marielos Chang, quien fungió como asesora hace dos periodos, todavía existe machismo que no es exclusivo para los hombres y se ve reflejado en esas decisiones. “A las mujeres les cuesta mucho llegar a esos puestos, así que cuando lo logran, en algunas ocasiones puede pensar -si a mi me costó, a las demás también les tiene que costar- y esto dificulta la presencia de más mujeres”, señala.

Las diputadas Alexandra Ajcip (VIVA), María Eugenia Castellanos (Vamos), Lilian García (UNE), Petrona Chutá (UNE) y Marleni Matías (UNE y presidenta del Foro Parlamentario de la Mujer) no contrataron a una sola mujer para integrar sus equipos de trabajo.

Alexandra Ajcip, del partido VIVA, explica que ella tiene dos mujeres en su equipo. Sin embargo ambas fueron contratadas por el Congreso directamente y no por ella. Asegura que “les da la oportunidad” de ser más participativas en las decisiones. Señala que aunque el año pasado no contrató a ninguna mujer, este año añadirá a una asesora.

En contraste, hay 14 diputadas que han conformado un equipo donde la mitad o la mayoría son mujeres. Andrea Villagrán, del partido BIEN, es la única diputada con un equipo conformado exclusivamente por mujeres.

Señala que lo conformó así porque “la subrepresentación hace que las demandas y necesidades de las mujeres sean legisladas y vistas desde una mirada masculina”.

Villagrán cree que aunque hay esfuerzos individuales de algunos diputados de llevar más representación de mujeres a esos puestos, aún falta un largo camino por recorrer. Cree necesario hacer dos cosas de manera urgente: cuotas obligatorias  y campañas de sensibilización, incluso para las mujeres diputadas.

El mito de la meritocracia

El 18 de enero un grupo de mujeres presentó una acción de inconstitucionalidad contra dos artículos de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, debido a que no garantizan la participación igualitaria de hombres y mujeres.

Este no es un tema popular en un país conservador. Quienes están en contra de la paridad argumentan que se debe llegar a los puestos por los méritos, no por el sexo de la persona contratada. Se excusan diciendo que solamente de esa forma llegan “los buenos””, “los ejemplares” y “los expertos”. Pero en la práctica esto es falso.

La politóloga Marielos Chang explica que es muy común ver que los diputados contraten a un guardaespaldas o un chofer con el puesto de asistente.

Por su parte la exdiputada Sandra Morán cuenta que ha visto cómo los puestos de asesores y asistentes son utilizados para dos cosas: pagos de favores políticos y contratación para gestión de asuntos del partido.

“Esa fue una pelea que tuvimos con el partido, porque nosotros decidimos que queríamos gente que de verdad fuera conocedora, pero esos puestos se los querían dar a quienes hacen trabajos para el partido y no para el Congreso y los diputados”, cuenta Morán.

Algunos otros casos son extremos. Carmen López, fundadora de Convergencia Cívico Política, organización dedicada a monitorear la participación política de las mujeres, explicó que han encontrado diputados que contratan a sus amantes o parejas para no pagarles pensión.

La contratación por mérito es un mito. La diputada Villagrán apunta que quienes defienden la mayor participación de hombres por asuntos de capacidad, están practicando violencia contra la mujer porque desvirtúan sus capacidades académicas.

“Hay una gran agenda legislativa para avanzar sobre los derechos de las mujeres y esta no puede avanzar porque somos muy pocas las que trabajamos en función de eso”, concluye.

La Comisión de la Mujer

El 26 de enero el diputado Manuel Rivera fue designado para presidir la Comisión de la Mujer. Durante el nombramiento fue común escuchar “chistes y burlas, que demuestra cómo ven ellos los derechos de la mujer. Para ellos no son importantes, son un tema de burla” cuenta la diputada Villagrán.

Villagrán explica que este nombramiento es “perverso” porque la presidencia de la Comisión de la Mujer se le entregó al partido Victoria como una venganza por no estar alineado a la Junta Directiva.

Mientras el Congreso siga integrado en su mayoría por hombres, las mujeres no podrán impulsar legislación sobre problemáticas que les afectan de manera particular ya que seguirán siendo abordados desde un punto de vista masculino. Los femicidios, la violencia contra la mujer, las desapariciones y la trata, por ejemplo, seguirán relegados a un segundo plano, apuntan las expertas.

Las soluciones son diversas. Villagrán, Morán y López proponen cuotas paritarias tanto en el Congreso como en las contrataciones. Chang, por su parte, sugiere mecanismos más estrictos de contratación porque mayor número de mujeres tampoco es garantía de una mejor atención a las problemáticas de género. Esto podría hacer que más mujeres lleguen a puestos de influencia política donde dominen sus temas y legislen sobre ellos.

Al final la decisión de los puestos en el legislativo constituyen la posibilidad de impulsar o invisibilizar problemas sociales que afectan de manera particular a las mujeres. Problema grave en un país que ignora a las mujeres.