Judith Karina Peruch Álvarez / Consultora independientemente

La incomodidad causada a los hombres jóvenes ante la pregunta sobre su orientación sexual, fue evidente. Recurrentemente cuestionaron cómo se definía cada categoría, algunos incluso comentaban, “no es que no sepa, es que yo no encajo en ninguna de estas categorías”.

Ésta y otras respuestas son resultado del “Estudio cuantitativo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, y Educación Integral en Sexualidad”, en el que 24.2 por ciento de las mujeres jóvenes y 22.7 por ciento de los hombres jóvenes que fueron encuestados, manifestaron desconocer su orientación sexual.

Los hallazgos encontrados evidencian que hablar de orientación sexual y expresión de género fuera del binarismo heteronormado, sigue siendo un tema tabú para las juventudes en el departamento de Guatemala, y para la sociedad en su conjunto; además sintetiza las percepciones y conocimientos sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (DSR) y Educación Integral en Sexualidad (EIS) que buscábamos medir con este estudio.

Dicho documento fue realizado en el marco de la Campaña #ConozcoMeCuidoYDecido, una iniciativa impulsada como parte del proyecto “Promoviendo el ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres diversas y jóvenes en Guatemala”. Antes del inicio de la pandemia, en 2019, se recolectó información utilizando una encuesta de auto aplicación a 35 grupos de trabajo, distribuida a mil 198 mujeres y hombres de entre 15 y 29 años, del área urbana del departamento de Guatemala.

El estudio recopiló información sobre conocimientos del cuerpo y sus funciones, sobre la prevención, la vivencia de los DSR, alrededor del ejercicio de la sexualidad y espacios para su aprendizaje.

En relación con el cuerpo y sus funciones, 90 por ciento de las juventudes respondieron sí conocer los nombres de sus órganos sexuales y reproductivos, sin embargo, al preguntar si han escuchado los nombres de algunos órganos y saben dónde están, las respuestas varían considerablemente. El conocimiento de las mujeres está más enfocado en los órganos reproductivos, mientras que el porcentaje de hombres que refieren saber dónde se encuentran los órganos asociados al placer, como el clítoris y las glándulas de Skene, supera el de ellas; asimismo, se observa que las adolescentes entre 15 a 17 años, son quienes tienen menos conocimiento de sus órganos sexuales y reproductivos.

En cuanto a mensajes recibidos sobre la menstruación y/o desarrollo, las y los jóvenes destacan el cuidado del cuerpo, especialmente para las mujeres. En referencia al riesgo de embarazo, los datos descienden significativamente, manteniéndose la constante de que los mensajes son enviados con mayor fuerza para las mujeres, al igual que los relacionados con la virginidad. Mientras tanto, lo relacionado con asumir responsabilidad y experimentación sexual se envía mayoritariamente a los hombres, confirmando la existencia de perspectivas contrarias respecto a las asignaciones sexo genéricas.

Otro de los hallazgos del estudio, refiere que por lo menos 9 de cada 10 jóvenes, saben que existen infecciones de transmisión sexual, que hay métodos para prevenirlas, e identifican que una de ellas es el VIH/SIDA; sin embargo, también se identifica altos porcentajes de quienes aún manejan mitos sobre las formas de transmisión: 28.8 por ciento de las adolescentes de 15 a 17 años consideran que es posible que se trasmita por la picadura de un mosquito; 14.5 por ciento de los adolescentes de la misma edad creen que puede trasmitirse por compartir comida o bebida; y 10.8 por ciento de los jóvenes de 18 a 29 años, piensa que los besos y abrazos pueden ser una fuente de transmisión. Esta información confirma la importancia de seguir trabajando en la desmitificación de las formas de transmisión del VIH/SIDA.

Sexualidad

Para indagar sobre las vivencias alrededor del ejercicio de la sexualidad, se plantearon preguntas dirigidas a las mujeres y a los hombres de forma diferenciada. Las de ellas tuvieron relación con la presión que pueden vivir en cuanto a ciertos mandatos sociales, en esta línea, el 50.1 por ciento de las jóvenes de 18 a 29 años advierten tensión para tener un cuerpo con ciertas características, el 24.1 por ciento, indica sentirse obligadas a hacer algo que no querían para complacer a su pareja, y el 21.6 por ciento considera haberse sentido presionadas para tener algún tipo de actividad sexual.

Por su lado, en los jóvenes, el 22.3 por ciento entre 18 y 29 años, refiere la existencia de presión social para comportarse de manera abusiva con las mujeres, denotando cómo el entorno opera en la construcción y ejercicio de las masculinidades hegemónicas. El 26.5 por ciento de los adolescentes entre 15 y 17 años, admitieron haber sido abusivos con alguna mujer.

Al preguntar a las juventudes si creen que la educación integral en sexualidad podría ser útil en su vida personal, la respuesta positiva, principalmente en las y los más jóvenes, que sin duda son quienes han tenido menor acceso a este tipo de información.

Los resultados del estudio ponen de manifiesto la necesidad de que el proceso de aprendizaje favorezca el ejercicio de una vida plena y libre de prejuicios, que proporcione a las juventudes las herramientas necesarias para conocer su cuerpo, cuidarse y tomar decisiones informadas al respecto.

Que la sociedad -y especialmente las juventudes- reconozca que el ejercicio de los derechos reproductivos implica un ejercicio integral de los derechos sexuales; pero, no necesariamente la materialización plena de estos últimos significa que las personas van a procrear y los ejercen con la finalidad de reproducirse; el poder de decidir sobre la utilización de un método como el condón puede estar relacionado con el control de la procreación, sin embargo, puede trascender y materializarse como ejercicio del derecho a la libre sexualidad.

 

#ConozcoMeCuidoYDecido