verónica sajbin v. / laCuerda

¿Cómo descubrís tu identidad?

Descubrí mi orientación sexual a los ocho años, a esa edad me di cuenta de que yo venía con una orientación sexual diferente. Fui creciendo, y el descubrimiento sobre mi identidad fue a los 19 años, ahí yo me descubrí en realidad.

Se me presentó una oportunidad de poder participar en un evento de belleza, eso fue algo que impactó bastante en mi vida, porque fue a partir de ahí donde yo decidí declarar mi identidad. Después de ese evento yo empecé a cambiar mi ropa, me dejé crecer el pelo, me hice perforaciones en las orejas para poder usar accesorios. Estos cambios fueron poco a poco, no fueron rápidos, porque conozco la sociedad en la que vivo y sé que esto no es aceptable.

Ahora, como te habrás dado cuenta, yo vivo ya como una mujer. Desde esa fecha he tenido una identidad propia, mía. Yo la fui construyendo con mis propios esfuerzos, porque realmente me di cuenta de que tenía que visibilizarla para tener una vida más tranquila, más plena y centrada en la realidad que yo he anhelado y que busco.

¿Y tu nombre, por qué te quisiste llamar Mónica Estefanía?

Ese nombre es uno que utilicé artísticamente. Fue coincidencia que era un nombre artístico antes de… en realidad ese nombre fue muy significativo, desde que me lo puse, todas mis amistades me conocen con ese nombre.

Le llamo artísticamente porque me lo puse cuando empecé a participar en los eventos de belleza. En esos eventos yo era “Mónica Estefanía” entonces definitivamente todas mis amistades se quedaron con el Mónica, Mónica, Mónica… Fui avanzando en la construcción de mi identidad, y en el 2017 participé por primera vez en la Marcha del Orgullo en la ciudad capital, fue ese año que me presenté en la marcha con mi vestimenta regional. Yo nunca había participado en una actividad así.

Yo soy indígena, soy q’eqchi’. En esa Marcha del Orgullo muchas personas me entrevistaron, les llamé la atención, aunque en ese entonces yo iba con el pelito bien corto todavía. Pero yo iba con alegría, con un gran orgullo y muy satisfecha, porque yo anhelaba estar en una actividad así, portando mi vestimenta que me identifica también, que identifica mi identidad cultural. Recuerdo que durante el trayecto del desfile, por la sexta avenida, se me acercaron varios medios de comunicación, me preguntaron de dónde provenía y si hablaba mi idioma materno, entonces yo hice un saludo en mi idioma y luego lo traduje al castellano, eso fue muy bonito para mí, ¡Me sentí tan orgullosa!

Hablemos de tu trabajo en Cobán, ¿qué me puedes contar?

La oportunidad me la dio Gente Positiva, después de esa Marcha del Orgullo, Aldo Ávila que aún no era diputado, sino director ejecutivo de Gente Positiva, se me acercó y me dijo que lo había impactado el día anterior. Me dice que me van a preparar para que yo sea una lideresa en Alta Verapaz, a través de un proyecto que Gente Positiva iba a implementar.

Esperé como cuatro meses, durante los cuales estuve viajando a la ciudad, participando en actividades que ellos realizaban y de otras organizaciones.

A finales del 2017 me contratan y ahí inicio a trabajar con ellos. Yo tenía muchos temores, a mí me encanta el activismo, pero en realidad yo no tengo un nivel académico, no tengo un certificado que diga Mónica está graduada. Yo solo cursé hasta tercero primaria. Pero Aldo me animó mucho, me dijo que tenía perfil de lideresa indígena, que habla su idioma y que conocía la necesidad de la comunidad LGTBQ indígena, sobre todo.

Entonces, fue así como yo inicié con el activismo más de lleno, fui trabajando fuertemente, empecé a visibilizarnos y a solicitar espacios para que nos escuchen, sepan de la comunidad en el departamento, en el municipio, porque seguimos invisibilizados por toda la discriminación, el machismo y la exclusión. Desde entonces he sido parte de varios espacios, tanto a nivel de mi departamento, como nacional e internacional.

¿Cómo fue el proceso de cambio de tu nombre “oficialmente” ?

Eso fue en el 2019, ese año tuvimos una capacitación con la Asociación de Abogados Líderes Profesionales, ellos vinieron acá en Cobán. Ellos realizaron un taller para la comunidad LGTBQ+, me invitaron a participar, era acerca de la ruta de la denuncia, fue ahí donde se tocó el tema del cambio de nombre, como parte de nuestros derechos. Recuerdo que fue el licenciado Julio Rodríguez el que dio esta capacitación y como yo era la única chica trans que estaba presente, me dice: “compañera ¿usted ya se cambió el nombre?” le respondí que no porque no tenía las posibilidades económicas para hacerlo, aunque era un sueño para mí poder algún día hacer ese trámite. Esa vez el licenciado me dijo: “déjame ver qué hago, pero no te doy ninguna seguridad”.

Así pasaron los meses y llegó el 2020. Un día recibí una llamada de él diciéndome que había conseguido fondos para poder cambiarme el nombre, yo me quedé tan sorprendida, le agradecí bastante, sabía que iba a ser un proceso largo, que iba a esperar casi un año. Le entregué copia de mi DPI y una copia de mi certificado de nacimiento, con esos dos papeles él inició el trámite.

Como tres meses después de aquella llamada, el 20 de noviembre de 2020 me llama nuevamente el licenciado y me dice: “Mónica ¿estas preparada?” y yo le dije: “¿preparada para qué? Y él me dice: “preparada para tener tu nueva identidad”. “Ay no le creo que se pudo” le dije. “Bien, ya está”, me dijo. “Ya tú decides cuándo vas a hacer tu trámite, eso es lo único que vas a gastar, lo que vale tu trámite, pero tu cambio de nombre ya está”. Yo sentí una gran alegría, lloré, no me lo esperaba. Ese era uno de los sueños que yo tenía y ahora se estaba haciendo realidad.

¿Eras la primera en el departamento?

Sí, la primera y la única aquí en el departamento, porque si hay mujeres trans, pero no tienen el cambio de nombre.

Incluso la compañera que me atendió, se quedó sorprendida, me dice: “¿usted se cambió de nombre?, mire que es la primera persona que atiendo que he visto que hace ese trámite”. Sí, le dije, muy emocionada.

¿Qué sentiste cuando tenías el nuevo DPI en tus manos?

Cuando yo vi el DPI yo me quedé así… en ese momento dije: “bueno, mi nueva identificación, una identificación, para mí, muy valiosa”. Muy valiosa porque me di cuenta de que vale la pena la lucha y resistencia que he estado haciendo en todo el departamento, a pesar de todos los obstáculos que he enfrentado, las discriminaciones, las burlas, palabras discriminatorias verbales que me hace la sociedad. Al ver el nuevo documento, eso me llena más de valor, eso hace que yo siga luchando para poder seguir visibilizando nuestra existencia y demandas. Con esa nueva documentación se rompió la brecha para que otras compañeras hagan este proceso de cambio de nombre. Varias personas me decían: “Mónica tu fuiste un ejemplo, un ejemplo para más compañeras que van a querer y van a decidir hacerse el cambio de nombre como tú te lo hiciste”. Siempre y cuando tenga el recurso económico necesario. El trámite está valorado casi en cinco mil quetzales, ¡imagínate!

¿Tu lucha continúa?

Sí, este fue un primer paso. Faltan muchas cosas más. Entre ellas, que se reconozca el sexo. Porque el sexo todavía se reconoce masculinamente, cambia el nombre, la foto, la firma, pero no cambia el sexo. Aún nos faltan más derechos, como colectivos de la comunidad, seguiremos luchando para que se reconozcan todos nuestros derechos y que se hagan cambios, eso es muy importante para nosotras.

¿Con qué quieres terminar esta entrevista?

Me siento  orgullosa porque soy de los pueblos  originarios, hablo mi idioma materno, en realidad me reconozco yo misma tal como quiero ser. Ojalá todas podamos sentir lo mismo.

 

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