Familiares de varias estudiantes del PEMEM II, en zona 1, exigen que el Ministerio de Educación despida al maestro Edwin Rivera quien fue denunciado en 2017 por acosar sexualmente a las alumnas. Rivera fue enviado a la dirección departamental del Mineduc, por la presión de las familias, pero temen que en el futuro sea reasignado como docente.

Francelia Solano / laCuerda

Al inicio del año escolar 2021, Marcela* tenía todo listo para que su hija Lucía* entrara a clases en el Instituto Nacional Experimental de Educación Básica PEMEM II. A las madres y padres no les dijeron quienes serían los maestros hasta que en un live de Facebook, organizado por el claustro, el Instituto les informó el nombre del nuevo catedrático: Edwin Giovani Rivera Mendoza.

El nombre era conocido en el Instituto. Marcela había oído de él en 2017, en las noticias, cuando se supo que una estudiante, menor de edad, grabó en audio al maestro Edwin Rivera insinuandoles (a 3 de ellas) que sostuvieran relaciones sexuales con él.

El caso

“¿Ya te tocaron los pechos?”, decía Edwin Giovani Rivera Mendoza en la grabación que hicieron las estudiantes del PEMEM II. Según la investigación, que en ese momento hizo Guatevision, el maestro organizaba grupos de alumnas para tener relaciones sexuales y ofrecía su salón, el taller de Metales, para ese propósito.

Según lo relataban las madres, Rivera les decía a las niñas que para pertenecer al grupo “de primero tenían que pasar por él”. Es decir, que primero tenían que sostener relaciones sexuales con el maestro para que él pudiera facilitarles encuentros con sus “compañeros”.

En el audio también se evidencia cuando el maestro les decía a las menores: “espero que esto no resulte en problemas, específicamente que no se lo digan a su mamá”. Las niñas estaban en primero básico, tenían aproximadamente 13 años, y decidieron no hacer caso al profesor. Con la grabación y el apoyo de sus madres y padres, denunciaron el acoso sexual ante las autoridades del Instituto. Luego de la denuncia el maestro fue suspendido unos días, pero a la semana regresó a dar clases. El Instituto le ha protegido desde entonces.

Como resultado de la difusión del caso, Rivera fue reasignado a una área administrativa de las oficinas del Ministerio de Educación (Mineduc) donde no tendría contacto con estudiantes. Luego de pasar 3 años fuera de la docencia, Rivera fue reinstalado y asignado de nuevo como maestro en el PEMEM II, como catedrático de Lucía, la hija de Marcela.

Fue el quinto intento por reasignarlo luego que en cuatro ocasiones anteriores la decisión del Mineduc fue frenada por la presión de los padres.

La noticia del regreso del maestro le cayó a Marcela como un balde de agua fría. Ella ya había invertido en materiales, uniforme y todo lo que requiere el cambio de escuela y el ingreso a primero básico. Lucía, su hija, estaba asustada: “Mami, mejor sacame. Aunque sea virtual me da miedo él”.

En febrero de 2021 la madre acudió al director del PEMEM II, Jose Ángel Medina, para retirar a su hija. Primero, él le pidió que no lo hiciera pero al mencionar el nombre de Rivera, el director se molestó: “¿Sabe qué? mejor llene este formulario y retire a la niña”, le dijo.

Eso hizo Marcela. Y luego, 8 estudiantes más se retiraron.

Aunque los recursos económicos de la familia son limitados, Marcela optó por inscribir a su hija en un colegio privado. “No todos contamos con los recursos para hacer eso”, lamenta Marcela pensando en las familias cuyas hijas se quedarían con Rivera como maestro.

El director del PEMEM II, Ángel Medina, fue consultado por laCuerda sobre los señalamientos hechos por los madrea y padres de familia. Medina asegura que son calumnias, “él (Edwin Rivera) está haciendo algunos trabajos acá, componiendo y reparando. Él estaba acá y lo presentamos”.

Una circular del PEMEM II de inicio de ciclo escolar 2021 confirma el puesto de Rivera como maestro de la materia de Metales dentro del centro educativo. Luis de León, defensor de la Niñez de la Procuraduria de Derechos Humanos (PDH), dice que Rivera estaba ejerciendo como catedrático cuando se hizo la supervisión a este establecimiento. La PDH recomendó que Rivera no estuviera en este cargo.

La desesperación de las familias

El Instituto decidió proteger al maestro antes de velar por el derecho al acceso a la educación de quienes allí estudian y a la integridad de las niñas.

Durante dos meses varias madres y padres de estudiantes del Instituto interpusieron denuncias ante la dirección departamental y la PDH. Entre ellos, Carolina Montejo, una de las madres que pertenece a la junta de padres del PEMEM II.

Ella ha sido la encargada de poner las quejas en sus tiempos libres, luego de su trabajo haciendo limpieza. También es la que encara a la administración de la escuela. Cuenta que en el Instituto las autoridades evaden hablar con ella por este tema. “Que uno no tenga dinero para pagar un colegio, no significa que va a dejar que le hagan esto a sus hijos”, dice.

A ella se han unido otros denunciantes como Edvin Sabán. Su hija estudia tercero básico en el PEMEM II y aunque no recibe clases directamente con Rivera, a Sabán le preocupa el peligro en el que pueden estar las demás niñas y la poca importancia que le dan las autoridades a las denuncias. “No es posible que una persona esté impune ante esta situación”, concluye el padre de familia.

Las tres personas cuestionan que un maestro que fue acusado por acoso sexual a las estudiantes, donde sí hubo pruebas (audios) que lo incriminaron y a quien la escuela le ha reconocido como acosador (en una circular donde se hizo referencia a las causas de retiro del profesor en 2017), pueda regresar facilmente a dar clases.

Medina asegura que si el Mineduc le envía a este maestro su trabajo es recibirlo. “¿Qué pasó con los derechos humanos entonces? No puedo excluirlo. No vamos a vulnerar sus derechos humanos”, aseguró el director. Al cuestionarlo sobre su obligación de proteger los derechos de sus estudiantes decidió dar por concluida la entrevista.

Tras el incidente en 2017, Rivera fue expulsado al final del ciclo escolar, enviado a la dirección departamental e instalado en el área administrativa. Sin embargo, el Mineduc no lo ha despedido, aún cuando, además de este señalamiento, pesan sobre el docente dos denuncias pendientes de resolver, una por estafa y otra por peculado, debido a que se lo señala de haber sustraído del establecimiento una máquina para soldar que no ha sido devuelta.

Julieta Mendez, encargada de prensa del Mineduc aseguró que el caso no se dio en esta administración y que hay “que buscar más información”. Al cierre de esta nota no hubo ninguna postura oficial de esta cartera que tampoco aclaró en qué puesto específico fue reinstalado Rivera.

El sistema no protege a las y los niños

Entre 2015 y 2021, 92 maestros, directores, catedráticos y técnicos trabajadores del Mineduc fueron acusados de “acoso, violación y actos inmorales” en 17 departamentos del país. Dos tercios de estas denuncias fueron desestimadas, según información proporcionada por la Mesa Nacional por la Educación Integral en Sexualidad de la Comisión del Menor (Meneis) en el Congreso.

Según el protocolo de “identificación, atención y referencia de casos de violencia dentro del sistema educativo nacional”, aprobado en 2013, el proceso cuando una niña, niño o adolescente es acosada por un maestro es el siguiente:

  1. Un/a docente debe poner la denuncia ante la dirección del centro escolar donde labora (no contempla las denuncias ni de las y los niños, ni de sus familias).
  2. Se traslada información a la supervisión departamental.
  3. Luego del traslado de la información se procede a informar a los padres y madres de familia.
  4. La dirección del centro escolar conforma una junta disciplinaria donde participan las y los  colegas docentes del señalado. Son esas personas quienes definen si se está ante un caso de acoso o no, luego de una investigación.
  5. Se llena un formulario y listo: sin denuncias, sin procesos penales, sin constancias para que en otros centros educativos sepan de estos procesos. Sobre todo, sin constancia en el Registro Nacional de Agresores Sexuales (RENAS).

Para Ingrid Gálvez, integrante de la Meneis, esto es preocupante de muchas formas. Apunta que el rol docente “no debería ser de investigador del caso”, ya que muy posiblemente tengan un vínculo personal con la persona señalada y es probable que terminen desestimando. Cree que el MP debería hacerse cargo de este trabajo.

“¿Cuál es la autoridad de los maestros para devolver los casos?”, se cuestiona.

En este caso las autoridades del Instituto les dijeron a las familias denunciantes (en 2017) y a los medios, que había una investigación en el MP respecto al docente señalado. Sin embargo, laCuerda cotejó y actualmente no existe ninguna denuncia relacionada con este delito en contra de Rivera, según el vocero del MP, Juan Luis Pantaleon. De hecho, el protocolo solo indica que las mujeres acosadas mayores de edad pueden poner una denuncia.

Según Gálvez muchos de estos casos no se pueden resolver con una destitución debido a que algunos maestros están sindicalizados.

“Hay un proceso de despido complejo, burocrático y donde el Mineduc puede caer en ilegalidades”, asegura Gálvez. Esto hace que sea casi imposible despedir a maestros acosadores hasta que haya una sentencia firme en el sistema de justicia penal. Algo que en Guatemala resulta muy difícil. Es por ello que el Mineduc recurre a prácticas como el traslado a áreas administrativas.

De las únicas 32 denuncias de maestros que siguen activas para el Mineduc:

  • 13 están cumpliendo pena
  • 4 no están trabajando en ningún centro educativo
  • 1 falleció
  • 3 fueron removidos (no despedidos)
  • 8 están en áreas administrativas (como lo estuvo Rivera)
  • 3 presentaron su renuncia

En todos los casos denunciados el señalado es un maestro hombre y el total de las víctimas son alumnas mujeres, explica Galvez. Lamenta que este tipo de casos contra las niñas comprometan la vida y el futuro de ellas.

Concluye que “está comprobado que las niñas que tienen más escolaridad logran más desarrollo y mejores oportunidades” y las niñas que se retiren de la escuela por un maestro acosador son las que sufren las consecuencias.

El viernes 9 de abril, luego de dos meses de denuncias constantes contra el catedrático, las familias recibieron la notificación de que Edwin Rivera, una vez más, sería removido del cargo de maestro y enviado a la dirección departamental. Igual que hace tres años.

Carolina Montejo duda que esa medida sea suficiente y permanente, en 4 ocasiones el Mineduc ha intentado regresar a Rivera a la docencia. Montejo pide que no se olviden de encontrar justicia en el caso de él y muchos otros, para que más maestros acosadores no sean contratados en educación y así no poner en riesgo la integridad de las niñas.