Las y los defensores de derechos humanos viven en constante peligro en Guatemala. “Me querían en la cárcel o asesinada”, recuerda Lolita Chávez, defensora que hace pocos días recibió un premio como reconocimiento a su lucha. “Yo camino con mis raíces y mis raíces me acompañan”, sentencia.

Jody García/laCuerda

“Este es un mensaje para el gobierno de Guatemala, para quienes nos criminalizan”, así describió Lolita Chávez, el significado del Premio Romero a los Derechos Humanos, que el pasado 20 de abril le otorgó la Universidad de Dayton, Ohio.

Chávez vive fuera de Guatemala desde 2017, cuando tuvo que huir del país porque recibió ataques y amenazas de muerte después de denunciar tala ilegal de madera en el departamento de Quiché. Chávez es defensora de derechos humanos, el territorio y la naturaleza.

En el contexto del premio, Chávez reflexionó sobre el aumento de la criminalización de defensoras y defensores de derechos humanos en Guatemala, la respuesta del gobierno y del sistema de justicia, y cómo las comunidades se han organizado para continuar su lucha.

“En Guatemala la justicia está cooptada y hay un pacto de corrupción y de impunidad. Sus políticas de persecución y de mafia son una vergüenza para los pueblos dignos”, dijo a laCuerda.

Chávez relata que antes de salir del país, recibió ataques de forma sistemática y aunque denunció en el Ministerio Público (MP), no recibió ninguna respuesta.

“Yo fui atacada de muchas formas, pero gracias a las organizaciones que me dieron un techo, que me salvaguardaron, yo pude salir con vida porque me querían en la cárcel o asesinada. Eso lo denuncié y el MP no hizo nada. Tuve que salir de Guatemala porque yo no quiero ser mártir, yo nací para vivir y quiero vivir en libertad. No voy a ir a la cárcel ni voy a ir al cementerio, ese no es mi camino”, señaló.

Aunque ahora reside fuera de Guatemala, Chávez ha continuado con su trabajo junto al Consejo de Pueblos K’iche’ por la Defensa de la Vida, Madre Naturaleza, Tierra y Territorio.

“Yo empecé desde mi comunidad. Mi pueblo me enseñó a luchar por otros pueblos. Nuestra energía es vibrante y vinculante y es parte de la red de la vida. Yo mamé la rebeldía, la revolución, yo nací en la guerra. Soy parte del movimiento de mujeres, soy feminista comunitaria. Esas son las luchas que se entretejen. Ahora vivo en un planteamiento de vínculo con otras luchas, con otros territorios, es un poco más difícil caminar por ser migrante, pero yo camino con mis raíces y mis raíces me acompañan”, relató.

Chávez relata que en Guatemala también hubo intentos de procesarla penalmente partiendo de acusaciones falsas.“Que en Guatemala me llamen criminal y que en otros lados se me reconozca, para mi es dignificar a mi pueblo, a quienes nos han apoyado a organizarnos”, concluyó.

De vuelta en Guatemala

La misma semana en que Chávez recibió el premio de parte de una universidad en Estados Unidos, en Guatemala, la Unidad de Defensa de Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos (Udefegua), presentó a Guillermo Castillo, vicepresidente de Guatemala, un informe con el panorama de esta problemática.

Foto: J. Marcos / Pikara Magazine

Durante el año 2020, se registraron 1 mil 55 ataques y 17 asesinatos. En lo que va del 2021, Udefegua ha documentado 94 agresiones y 1 asesinato.

Los datos refuerzan lo que plantea Chávez: defender derechos es una vocación de alto riesgo en el país.

Jorge Santos, coordinador de Udefegua, dijo que también solicitaron al vicepresidente la implementación de una política pública de protección para las y los defensores.

“En una sociedad democrática las y los defensores de derechos humanos son pilares en la construcción de las democracias y su protección es una obligación del Estado. Que no esté en discusión la temática, da cuenta de la consolidación del estado autoritario que estamos viviendo, desde el gobierno de Jimmy Morales y que continúa con Alejandro Giammattei”, dijo Santos.