Fátima Hidalgo / Estudiante UVG

Las mujeres hemos estado siempre en las gastadas páginas de la historia, aun cuando se empeñan en borrar nuestros nombres, estos resurgen a la luz junto con nuestros logros. Haideé Raquel Blandón Sandoval es uno de los eslabones de la participación de las mujeres en la política del siglo XX, estuvo involucrada en varios eventos históricos buscando crear una legislación para la vida digna de las mujeres. 

Nacida en Jalapa en 1943, desde joven se interesó por la labor social, dejando su marca en la Facultd de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala como una dirigente estudiantil que se levantó contra las dictaduras. Esta llama por alcanzar la equidad y la justicia no se desvaneció.

No existían muchos referentes históricos en ese momento para las mujeres, así que Blandón se convirtió en uno. Abogada de profesión con un postgrado en género, se dedicó, junto con otras, a reafirmar los derechos reproductivos de las mujeres, la salud y sexualidad. Su misión fue resignificar espacios y abrir las puertas a las problemáticas ocultas que hemos atravesado por siglos. Su figura marcó un precedente en la participación política de las mujeres, estando involucrada en la firma de los derechos humanos y en foros internacionales que buscaban la libertad que se nos negó por tantos años.

En la década de los setenta, Latinoamérica estaba sumida en dictaduras y violencia. Entre el caos, los derechos de las mujeres quedaron atrás, sin embargo, sobrevivientes de un sistema genocida como Raquel, buscaron hacerse visibles: “incluso si varias no se identificaban como feministas al inicio, poco a poco éramos más bajo esta bandera para seguir luchando como mujeres y personas políticas”. Se alió con el partido Democracia Cristiana, donde comenzó su carrera. Fue candidata a cargos públicos como diputada y vicepresidenta dentro del Congreso de la República, abogando por sacar a las mujeres del papel de la subalterna.

Foto: Carlos Sebastián, bajo licencia de Creative Commons

La importancia de crear puentes entre mujeres alrededor del mundo

Raquel participó en las Conferencias Mundiales de la Mujer entre 1975 y 1995. Estas abordaban la situación de las mujeres desde una perspectiva interseccional; “entre estas luchas por la revolución social contra el colonialismo, imperialismo, marginación y demás imposiciones, se fueron perfilando las necesidades de las mujeres”, nos cuenta Blandón. A pesar de las críticas hacia el trabajo que realizaron, Raquel, junto con un creciente grupo de mujeres comprometidas con el cambio, fueron forjando caminos para las futuras generaciones. Mujeres que han marcado la historia del país, como Luz Méndez de la Vega y Julia Vela, se unieron a la causa para exigir su lugar en las decisiones importantes que se estaban tomando con respecto a su integridad. Que los derechos no fueran únicamente del hombre, sino humanos.

Renunció a ser maestra, más vio la política como pedagogía y como una forma de resistencia en un país donde el silencio era la norma. Aunque la historia de Raquel tiene altibajos, como el exilio o confinamiento: “éramos jóvenes viejos porque no tuvimos la oportunidad de expresarnos por parte de las autoridades militares”; ella no se detuvo. 

Durante más de 30 años construyó una carrera para no dejar a ninguna atrás. “Hay que comenzar por nosotras, participar no solo como electoras, sino como candidatas”, invita a las mujeres a escribir la historia desde puestos públicos y a involucrarse, pues considera que lo personal es político. “Estamos presentes en todos lados, feministas o no, seguimos trabajando por los derechos de las mujeres”.

Participó como candidata a la vicepresidencia con el partido Verde y llegó en 2011 a segunda vuelta. También se lanzó como presidenta de la junta directiva del colegio de abogados y notarios. Actualmente su lucha no se detiene: escuelas de liderazgo en Cobán, Camotán y otras partes del país; redes de apoyo para mujeres campesinas y demás proyectos ocupan la agenda de Blandón. La seguridad y educación sexual de las mujeres y las niñas son su prioridad, sin embargo, la corrupción junto a la ola de conservadurismo, son el mayor enemigo de las reformas que promueven derechos fundamentales. “La organización y sororidad son nuestras principales defensas contra un Estado roto”. 

Hoy las luchas se han diversificado al igual que los feminismos. Las mujeres buscan apropiarse de sus cuerpos y liberarse de las estructuras que las atan. Aun cuando hay mucho trabajo que hacer y con una brecha generacional que separa a varias feministas, Raquel dice: “Es tiempo que las jóvenes tomen la lucha en sus manos para moldear su realidad, sin embargo, el conocimiento de las que ya luchamos es también un arma. Coincidimos por momentos en actividades e ideales que nos unen, por tanto, las alianzas son esenciales para continuar”. 

Incentiva a las mujeres a no esperar, sino a actuar desde sus realidades para continuar con el legado histórico de quienes incendiaron con sus ideas revolucionarias el mundo.