Mariela Castañón / laCuerda

 

Una de las principales características de la trata de personas en contextos de violencia de género y desplazamiento forzado es su invisibilización. Un ejemplo son las niñas y adolescentes que “trabajan” (aunque no cumple con la normativa legal para identificarse como trabajo) en tortillerías.  Ellas están a la vista de toda la población, pero no son consideradas como personas afectadas por este delito.

La Trata de Personas es un delito transnacional que afecta la vida de muchas personas. Aunque suele relacionarse con la explotación sexual, hay miles de víctimas silenciosas, las niñas y adolescentes en las tortillerías son consideradas como víctimas invisibles de este delito. 

El estudio “Desigualdad 3 tiempos”, de Pan American Development Foundation (PADF), presentado en 2021, aborda las condiciones de vida y trabajo de niñas y adolescentes en tortillerías. Según el informe, el 7.3 por ciento de las niñas se encontraba entre los 10 y 13 años, las adolescentes entre 14 y 17 representaban el 46.9 por ciento y las mujeres de entre 18 y 20 años constituían el 45.8 por ciento.  Sin embargo, en el análisis se consideró que algunas adolescentes pudieron haberse declarado mayores de edad por desconfianza o intimidación frente a la presencia de sus empleadoras.

Una jornada de más de ocho horas

Los datos encontrados por la PADF revelan que el pago promedio que estas niñas y adolescentes recibieron fue de 825 quetzales mensuales sin ningún tipo de prestación, esto significa cerca de 27 quetzales diarios y en promedio 105 dólares al mes. Esto reveló que más del 98 por ciento no recibió el salario mínimo vigente en 2021 (2 mil 825.10 quetzales mensuales por actividades no agrícolas). 

Al mismo tiempo, un 17.7 por ciento de las entrevistadas refirió que el dinero por su trabajo se entregó directamente a su familia, pese a que la delegación de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) en Quetzaltenango ha detectado casos en los que las familias no reciben ningún pago. 

Otros datos preocupantes reflejan que el 22.3 por ciento de niñas y adolescentes trabajan a cambio de alimentación, vivienda y/o estudio, mientras que el 63.8 por ciento trabaja en las tortillerías los siete días de la semana y el 59.4 por ciento cumple una jornada de 11 a 15 horas.

La actividad que muchas de ellas deben realizar consiste en preparar el nixtamal, ir al molino, tortear, hacer limpieza, despachar y, en los casos donde la tortillería está dentro de una tienda, también deben atender a los clientes.

El informe de PADF agrega que el trabajo en las tortillerías tiene las connotaciones de la violencia de género, que impone roles restrictivos y limitantes a niñas y mujeres en el ámbito de quehaceres domésticos y cuidados de otros. Cabe resaltar que, del total de entrevistadas 12.7 por ciento eran madres adolescentes y 57.3 por ciento se identificaron como mayas. 

 Las modalidades y las víctimas

Las modalidades de la trata de personas que son más recurrentes en Guatemala y que afectan la vida de las niñas, niños y adolescentes, son la mendicidad forzosa, la explotación laboral y la explotación sexual, según datos que recoge la PDH.

Ana Lucía Peláez, trabajadora social de la Asociación La Alianza, señala que además existe la pornografía infantil, un tipo de trata que también es altamente preocupante dado que, aunque se conoce de capturas y decomisos de material pornográfico, no se logra identificar a las víctimas. En 2021 la PDH registró 368 posibles víctimas de trata: 252 mujeres y 106 hombres.

Erradicar la trata de personas representa un desafío para Guatemala, tomando en cuenta que lo que debe combatirse son las causas estructurales que originan el delito, explica Peláez. La profesional agrega que la legislación y las acciones para prevenir y atender a las víctimas debe enfocarse en un trato humano y de protección integral.

Sofía Fuentes, coordinadora del Observatorio de los Derechos de la Niñez de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez (Ciprodeni), coincide con Peláez y argumenta que es difícil erradicar la trata cuando existe pobreza extrema, violencia y machismo, causas por las que se observa a la niñez en mendicidad, trabajando en tortillerías o siendo víctimas de explotación sexual. Ante esto es importante que el Estado atienda las necesidades de las familias para que vivan dignamente y que legisle a favor de un sistema de protección adecuado.