Esperanza de León / Curadora

Foto: Asociación Maíz de Vida

Memoria, residencia artística y Q’eqchi’, parecerían ideas alejadas entre sí, pero fueron una experiencia real, por improbable que parezca. ¿por qué improbable? Porque vivimos en un país profundamente aferrado al funcionamiento colonial de las cosas. Así que lanzar una residencia para artistas sin portafolio, es una rareza. Pero, si además esa residencia convoca específicamente a creadoras q’eqchi’, definitivamente se convierte en algo anómalo y rompedor. Descentralizar el acceso a cualquier cosa, es urgente en este no país, descentralizar los recursos y estrategias de difusión de la producción creativa, democratiza los ejercicios de pensamiento que el arte implica.

El primer proceso de residencia “Cuerpo Territorio”, organizado por la Asociación Maíz de Vida, se me propuso como curadoría usual, pero no pude evitar arrastrar el enfoque educativo. La experiencia muestra que, en ciertos contextos, una curaduría no puede realizarse sin implicar aspectos formativos y sociales. Así que, partimos de una configuración de “residencia artística”, integrando ajustes de acompañamiento de procesos, priorizando espacios de trabajo fuera del sistema del arte que potenciaran la narrativa de las residentes, de la residencia y de la vivencia creadora. Entendiendo al arte más cerca del cuerpo y del territorio de las participanes, resultando propuestas como una presentación dentro de las grutas de Lanquín, en ofrenda y homenaje a las ancestras, una intervención al parque central de Lanquín, así como en varios espacios públicos de Cobán. Cerrando con piezas poderosísimas en una exposición acompañada con arpa tradicional q’eqchi’, kakaw, piso con pino, flores, tamalitos y boj, abierta todo noviembre 2022 en Xkapé Kob’an, Cobán Alta Verapaz. 

Las residentes fueron la Colectiva Ixqcrear, conformada por Elena Caal, Ixmukane e Ixmayab Quib, creadoras audiovisuales originarias de Tac Tic y Roxana Mucú, fotógrafa, originaria de Chisec, quienes durante dos meses trabajaron desarrollando sus piezas finales.

A dos semanas del cierre de la residencia, poco sabemos sobre su impacto. Sin embargo, en las grutas, una asistente comentó sobre la importancia de espacios de expresión sin censura o permiso de los hombres, porque fortalecen vínculos y espacios seguros para las mujeres, quienes frecuentemente son violentadas en el territorio. Otra asistente a la exposición en Xkapé, comentó que una de las piezas la animaba a relacionarse con su cuerpo sin las imposiciones de belleza dominantes. Además, uno de los trabajos cuenta ya con una invitación a un importante evento de arte nacional. 

Foto: Asociación Maíz de Vida

Gestar y parir esta residencia contra el tiempo y contra la novedad, nos atravesó a cada una de las implicadas. Aportar a este atajo de introducción para mujeres jóvenes del territorio q’eqchi’ hacia la escena del arte local ha sido una alegría porque, absurdamente, se confía en que artistas jóvenes aparezcan por generación espontánea. Se les espera en bienales, subastas y exposiciones, mientras que el apoyo o interés en formación o acompañamiento de calidad es casi nulo. Residencias y programas como éste, representan un abono a ese aporte.