Paula Irene del Cid Vargas / La Cuerda

Se acerca la Feria de Jocotenango que dura entre ocho y diez días de agosto, en horarios de 10:00 a 22:00 horas. Actualmente, es un evento que desborda la «capacidad de carga» del sector en la que se realiza; este es un concepto que hace referencia al máximo de visitantes que puede contener un determinado espacio, recurso o destino turístico en un tiempo determinado. En otras palabras, cuando se traspasa ese límite, la explotación del destino se vuelve insostenible y perjudicial.

Desde hace años, los vecinos y sus organizaciones comunitarias: Comité Único de Barrio Asunción, los Consejos Comunitarios de Desarrollo ‒Cocode‒ de Jocotenango 2, Jocotenango Noreste, Hipódromo del Norte y José Simeón Cañas de la zona 2, intentan que la Municipalidad de Guatemala asuma la responsabilidad de una organización adecuada de esta feria, pero cada año estas mismas autoridades muestran menos interés para disponer de los recursos que corresponden a la magnitud del evento. Este año aducen que no tienen posibilidades para asignar el recurso humano necesario para controlar la afluencia de visitantes ni controlar el tráfico vehícular durante los días y horarios en los que se realiza, por lo que hasta el momento no se ha podido firmar el documento «Municipalidad de Guatemala. Dirección del Comercio Popular. Acuerdo interno para la celebración de la Feria de Jocotenanto 2024».

Las organizaciones mencionadas denuncian que los vecinos quedan desprotegidos por la saturación de carriles auxiliares de entrada y salida; invasión de ventas informales que no corresponden a los vendedores tradicionales; invasión de automóviles que obstaculizan entradas y salidas; los vecinos pueden pasar hasta tres horas de espera para ingresar o salir de sus viviendas; en vez de tener policías de tráfico, dejan que lleguen cortes de energía eléctrica debido a la mala instalación de ventas autorizadas para la feria; el uso de calles y avenidas como sanitarios, ya que los que colocan no son suficientes para la cantidad de visitantes. Una de las situaciones que causa mayor preocupación es la falta de planificación y cuidado de vías de salida de emergencia, lo que en otras oportunidades ha impedido el ingreso de ambulancias u obstaculizando la atención oportuna de personas.

Las ferias surgen en la Edad Media para facilitar el intercambio comercial, en la Guatemala colonial, con el propósito de propagar el catolicismo, las órdenes religiosas designaron un «santo patrono» para cada población, estableciendo «fiestas patronales» durante las cuales las autoridades coloniales cobraban tributos, así que la feria se convirtió en el momento oportuno para que los comerciantes vendieran sus productos, obtener el dinero para pagar impuestos mezclando propósitos económicos y religiosos. Con la llegada de la república, los mecanimos de tributación se modificaron, pero quedó la costumbre y la tradición.

Algunos vecinos opinan que al haber decidido vivir en ese sector, lo que corresponde es aguantar. La mayoría plantea que las autoridades deben establecer los mecanismos para dosificar la afluencia y asignar personal y recursos implementando medidas para que la feria se realice, cuidando el bienestar de vecinos y visitantes; también se está empezando a crear una corriente de opinión que propone que la feria se realice en otro sector de la ciudad, en un lugar que brinde mejores condiciones. Dada la magnitud del evento y de los riesgos latentes en materia de salud y seguridad, algunos vecinos están pensando acudir al Ejecutivo para que intervenga con criterios preventivos. La Municipalidad ha privilegiado lo político y lo económico, es tiempo de que también ponga en la balanza el bienestar y la convivencia pacífica de quienes habitamos la ciudad de Guatemala de la Asunción.