Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo

Audre Lorde (1979)

Por: Silvia Trujillo/ laCuerda

 

Hace falta un análisis crítico porque tal parece, nuevamente pretenden invisibilizar nuestras apuestas y propuestas bajo la excusa de que en este momento “lo importante” es resolver la gobernabilidad y la crisis institucional. Que lo demás puede esperar, nos dicen. 

La alianza criminal y de sectores retrógrados avanza, de eso no hay duda, han debilitado las instituciones, cancelado unilateralmente el acuerdo con la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y proponen en el Congreso de la República leyes regresivas y lesivas de derechos. Todo esto se agudizará en el contexto electoral, pero eso es sólo la parte evidente de la crisis.  

Poco se dice de sus raíces históricas, de las causas estructurales, de los sistemas de dominación capitalista (neoliberal), patriarcal, racista y heteronormativo, del modelo de producción y acumulación, y de las problemáticas derivadas del agotamiento y explotación de los bienes naturales. Tampoco se hace énfasis en debates frente a la imposición -cada vez más evidente- del pensamiento único, del pseudo fascismo rampante que amenaza los territorios de Abya Yala y del mundo, de la arremetida del mesianismo pentecostal y su retórica y, mucho menos aún, de cómo esa crisis nos afecta de forma particular a nosotras. 

En la agenda pública invisibilizan cuestionamientos sobre las violencias y vulnerabilidades específicas a las que están expuestas las mujeres y niñas en la coyuntura actual, la inseguridad, la arremetida contra las defensoras de la vida y el territorio, los femicidios, entre otros. Tampoco se nos toma en cuenta a la hora de pensar en propuestas. 

Pero nosotras sabemos -y lo hemos dicho- que la yuxtaposición de los problemas estructurales con lo que se deja ver de la crisis actual, “afecta profundamente las demandas de nuestros derechos y socaba los avances que lo que con mucho esfuerzo creíamos haber avanzado en estas últimas décadas, nos están arrebatando todos los espacios y derechos ganados, nos están acorralando para que estos sectores conservadores sean reconocidos como la última salvación que tiene el país” enfatiza Cecilia Mérida, integrante del Colectivo Vida, Justicia y Libertad para las Mujeres de Huehuetenango. Y agrega María José Aldana, antropóloga feminista e integrante de la Asamblea Feminista, “no solo se invisibilizan nuestras demandas, sino que también han retomado nuestro discurso para darle vuelta y colocarlo en nuestra contra. Se nos dice que nuestros derechos no son prioridad y que encima, estamos tratando de ir en contra de los valores y la ética familiar y cristiana”.

 

El desencanto frente a las elecciones

Por lo señalado, porque se ha aprendido de ejercicios previos y porque las propuestas de la mayoría de los partidos que se presentan a la contienda no se han tomado el trabajo de incorporar las demandas y propuestas de las mujeres, el proceso electoral se percibe como un momento más de la vida política del país, pero no al que se le va a dar prioridad en los debates y acciones de este año. Al respecto, Cecilia Mérida, apunta que las mujeres organizadas tampoco están proponiendo procesos de incidencia para que las agendas particulares lleguen a quienes están postulándose como candidatos porque “en todos estos años hemos entendido que esa es una propuesta que no ha redituado en favor nuestro, hay un convencimiento que no vamos a perder nuestras energías, nuestro intelecto pidiéndole a los otros -alcaldes, concejales, síndicos e incluso mujeres candidatas- que atiendan nuestras demandas. Al final, el proceso electoral es parte de nuestra vida política, pero asistimos sin mucho encanto y sin avocarnos para acompañar porque en los municipios no hay una propuesta política alternativa que sintamos que recoge nuestras demandas, nuestras convicciones y, menos aún, que sepamos que cuando estén en el ejercicio de los cargos vayan a responder a nuestros planteamientos”. 

María José Aldana, coincide con esta visión: “si bien es cierto que el contexto electoral es una coyuntura muy cercana, muchas de nosotras no queremos entrar en esa agenda porque el Estado nunca nos ha protegido, ni nos ha garantizado nuestros derechos, ni una vida digna”.

En ese sentido, Isabel Sáenz representante de la Alianza Política Sector de Mujeres, opina: “Se observa que la agenda de las mujeres será utilizada por los partidos políticos en el proceso electoral, de acuerdo con sus intereses; pero por otro lado, no cuentan con estrategias de avance en beneficio ni de las mayorías y menos de las mujeres, la agenda es invisibilizada y pocas son tomadas en cuenta para ocupar espacios en la contienda”.  

Es peor aún, comenta Cecilia Mérida ya que, incluso “compañeras/os con quienes hemos defendido el territorio, con quienes hemos trabajado por liberar a los presos políticos, ahora están en partidos políticos y usan ese acumulado histórico que hemos construido entre todos para sus propias campañas. Eso, obviamente no lo avalamos”, enfatiza.

Las tres entrevistadas coinciden al señalar que no debemos dejar de estar vigilantes frente al proceso electoral, puesto que ya han aparecido con mayor fuerza, discursos de odio contra los feminismos, las familias diversas, la población LGBTIQ y, en términos generales, contra todo lo que se considera que atenta contra el statu quo. Por lo tanto, se contempla importante promover acciones de denuncia frente a este tipo de discursos y propuestas de los partidos.

La agenda de las mujeres organizadas 

Apunta a cambios estructurales, se sigue reclamando la defensa de la vida, la denuncia permanente en contra de los femicidios y las diversas violencias sufridas por las defensoras en los territorios, la inseguridad, la falta de acceso a servicios médicos y de salud en general, a oportunidades de empleo, los rezagos en acceso a educación, los retrocesos en los derechos adquiridos, tales como los de organización, de expresión, movilización y participación. Nuestra agenda retoma lo coyuntural, pero se preocupa por los problemas históricos. “Todos los temas, son nuestros temas y nosotras sí pensamos y tenemos proyecto de país, un país donde podamos vivir y tener derechos básicos” afirma María José Aldana.

  Y eso va acompañado con la necesidad de retomar la potencia y radicalidad del feminismo que nos evite caer en algunas trampas de los tiempos y discursos políticos, para poner la mirada justamente sobre los quienes, y los cómo están socavando nuestra vida, pero, además, que nos permita seguir colocando nuestros puntos en la agenda, sin retroceder en las conquistas logradas.