Alrededor de 500 personas, representantes de varias comunidades de Huehuetenango y organizaciones, realizaron hoy 11 de julio, una marcha pacífica para exigir la salida de tropas militares estadounidenses de la zona fronteriza. Esta acción se suma a la lucha permanente de la región en contra de proyectos extractivos, cualquier situación o grupo que ponga en riesgo el cumplimiento de los derechos humanos. 

Alba Cecilia Mérida, defensora del territorio, feminista e integrante de la Coordinación de la Asamblea Departamental de Pueblos de Huehuetenango, explicó que hace, al menos, dos meses conocieron que los elementos del ejército norteamericano realizaron campañas médicas y dentales, además de que repartieron galletas en las escuelas, principalmente, del área mam. “Eso nos alertó bastante y hoy pudimos constatar que Huehuetenango se está militarizando”, dijo con desazón. 

Según la entrevistada, las acciones del Estado y el discurso sobre resguardo de las zonas fronterizas de Huehuetenango y San Marcos, son únicamente una excusa para re instalar la “lógica imperialista” pero advierte que la población está consciente de ello y no permitirá que se borre la resistencia que ha permanecido en su territorio por años. 

La movilización salió a primera hora de la mañana del Puente Arroyo, ubicado en la carretera interamericana y uno de los principales ingresos hacia ese departamento. El grupo caminó hacia la base militar, “bajo un sol abrazador”, en donde una delegación entregó al jefe de la brigada, un memorial en donde expresan su inconformidad por la presencia de tropas estadounidenses. Luego se dirigieron a una escuela en donde los militares se han asentado; como parte de la planificación, continuaron la marcha hacia el parque central, y exigieron una cita con el gobernador del lugar para demandar la creación de un plan de desarrollo departamental que mejore las condiciones de vida de las y los pobladores y así reducir la migración. 

“Esa parada en la brigada fue muy simbólica porque es la primera vez en muchísimos años que líderes comunitarios entran a la base y entregan un documento así. Me impactó por todo lo que significa el militarismo, apegado a la historia tan terrible y dolorosa que tenemos”, añadió Mérida, quien también expresó con temor que habían sido amedrentados a su arribo al centro educativo. “Cuando llegamos a esta escuela, pedimos que nos recibiera el jefe del grupo. Inmediatamente salieron personas de la comunidad, madres y padres de familia a enfrentarnos de manera violenta, amenazándonos y gritándonos que nosotros éramos los responsables de lo que está pasando en el país, que no permitíamos el desarrollo y que estaban muy agradecidos con el ejército. Fue muy doloroso ver que no solamente debemos defendernos de los estadounidenses, sino además de la ideología establecida sobre lo gringo y lo blanco. Veo que aún debemos hacer mucho trabajo. ¿Cómo le explicás a la gente que unos gringos reparando el techo de una escuela, no solucionan los graves problemas que tenemos en Guatemala como pueblos, como comunidades?”, expresó Cecilia. 

 La integrante de la coordinación, aseguró que, sin importar el precio de su lucha, hay muchas comunidades y personas que continuarán en la defensa de su territorio. “En Huehuetenango hay mucha entereza, mucha dignidad y fuerza”, concluyó. 

 

En el memorial, las organizaciones exigen al Estado de Guatemala y al Gobernador de aquel departamento que deroguen los acuerdos que permiten la intervención de Estados Unidos en territorio guatemalteco, atentando contra la seguridad de las diversas poblaciones, y que el Congreso de la República “declare de urgencia nacional el retiro inmediato de tropas militares extranjeras”. Además, hacen un llamado a los pueblos mayas, garífunas, mestizo y xinca para que realicen consultas comunitarias según “sus costumbres y tradiciones”, y así pueda definirse una postura y pronunciamiento ante la invasión militar, opuesta a los Acuerdos de Paz, firmados en el país en 1996. 

 

 

Fotografías cortesía Cecilia Mérida y Voces de Iximulew