El paradigma de Utz K´aslemal (Buen Vivir) se funda en la relación dinámica entre el EQUILIBRIO y la ARMONÍA que conllevan al bienestar plural de las personas y de la Madre Tierra.

Ri Saq b’e Utz’ilaj K’aslemal (El camino al Buen Vivir), no es posible si antes no son superadas las condiciones en las que se funda la injusticia estructural de las sociedades desde la antigüedad, pero especialmente en el capitalismo: el patriarcado y el colonialismo.

El colonialismo es un modelo de vida excluyente en el que “la ideología de dominación” y “lo occidental” se imponen por encima de los Saberes Ancestrales de los pueblos, con toda la carga de exclusión, racismo y discriminación. La esencia de este colonialismo es producto de la primera división social del trabajo entre mujeres y hombres, que produce el patriarcado como sistema dominante en las sociedades.

La colonización de la Madre Tierra (su sojuzgamiento, explotación y usufructo en beneficio exclusivo de las oligarquías) implica también la colonización de los TERRITORIOS, porque no es posible someter a la Madre Tierra sin someter a los cuerpos, sobre todo, los de las mujeres. Esta colonización de los cuerpos como territorio se reconoce en el uso abusivo, desde el punto de vista material y simbólico, de la imagen de lo femenino.

La exaltación grotesca de la mujer como madre para fines comerciales (amor ilimitado e incondicional, sacrificio, santidad), enferma. La sexualización de la imagen comercial para promover el consumo, la sobreexplotación de las mujeres en el diseño de productos diversos y, por supuesto, las relaciones de poder basadas en el sometimiento de las mujeres para nutrir el sistema patriarcal, son algunos de los signos más destacados de la injusticia estructural en la que se basa el capitalismo.

Sin embargo, la resistencia y lucha de mujeres, hombres y pueblos para la reivindicación de su ser, fortalece su emancipación, en consecuencia, Ri Saq b’e Utz’ilaj K’aslemal (El camino al Buen Vivir), sólo será posible cuando la sociedad se sacuda de encima y por dentro, al patriarcado y al colonialismo, y cuando logre superar los efectos de la desnaturalización como condición, para la reconstitución de su ser y su entorno. Sólo de esta manera comprenderá la razón histórica que tienen los pueblos originarios, en la propuesta hacia el Buen Vivir como proyecto de vida.