Por: Lucía Escobar / Periodista guatemalteca

 

Con la intención de contribuir a saltar la brecha de desigualdad de género, la Alianza Latinoamericana para la Tecnología Cívica (ALTEC), presenta al público, cuatro guías prácticas que brindan elementos teóricos para allanar el camino hacia propuestas más inclusivas en el espacio laboral.

La promoción de la igualdad de género forma parte de los compromisos asumidos por empresas y actores del sector privado para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Naciones Unidas propuestos en la Agenda 2030 para el desarrollo mundial, sin embargo, las condiciones de niñas y mujeres en Guatemala siguen siendo de las peores del mundo, los índices de desigualdad sólo son comparables a los vistos en regímenes autoritarios de África o Asia. 

Desde el punto de vista del mercado laboral, aquellas que logran trabajar formalmente sufren de desigualdad salarial; por cada dólar que gana un hombre, la mujer gana 56 centavos. Poco acceso a trabajos dignos, y mucho menos acceso a puestos de poder. Esto se traduce en una bajísima participación política. En las recientes elecciones, en Guatemala, los curules en el Congreso de la República apenas fueron en un 15 por ciento para mujeres y en gobiernos locales la participación apenas llega al 3 por ciento. Esta situación repercute entre muchas cosas, en que se crean pocas leyes a favor de la mitad de la población.

Según el informe Entre el suelo y el cielo, de Oxfam, las mujeres siguen haciendo cinco veces más tareas domésticas y de cuidado (gratuitas) que los hombres. En el país, 1.4 millones de ellas son consideradas población económicamente activa contra 3.5 millones de hombres; representan el 75.8 por ciento de la población económicamente inactiva, de las cuales casi 3 millones se dedican a los quehaceres del hogar sin ninguna remuneración económica. Dos millones de mujeres mayores de 18 años no buscan trabajo remunerado porque deben encargarse de los hijos y el hogar, versus 18 mil hombres viviendo las mismas condiciones. Para muchas con acceso a puestos de trabajo, el acoso sexual en el ambiente laboral, es parte de su día a día. Revertir estas brechas es deber del Estado pero también obligación de la iniciativa privada. 

Empapelado: Mujeres jóvenes organizadas en Antigua GUATEMALA

¿Por dónde empezar? 

Lo primero que se requiere es tener la decisión política de realizar una restructuración que posiblemente requerirá de un proceso con un acompañamiento o asistencia técnica profesional. Las empresas tendrán que dedicar presupuesto para visibilizar y ejercer el compromiso de mejorar las condiciones laborales y de trato. Para ello pueden apoyarse en los manuales para adoptar una perspectiva de género de forma transversal en su espacio laboral. La guía práctica de igualdad de género es una hoja de ruta pero no hace por sí sola la acción. “Aunque estas guías prevén la creación de protocolos de acoso, no fueron diseñadas para emergencias, si no para construir cultura institucional. A la par de esos esfuerzos también sugerimos que existan espacios de sensibilización y que estén abiertos a posibles reestructuras en la forma de trabajo. Todo esto, por supuesto debe ir acompañado de acciones concretas para erradicar e identificar actitudes y prácticas discriminatorias” comenta la especialista en temas de género Silvia Corbatán, de la Consultora Pares.

¿Pero qué es la igualdad de oportunidades y cómo se logra? Según el primer manual de ALTEC, la igualdad se logra al equiparar las condiciones para que todas las personas tengan la misma posibilidad de acceder por sí mismas a los derechos que establece la ley. Esto se traduce en igualdad de oportunidades, igualdad de trato o trato equivalente, e igualdad de resultados. Esta guía da herramientas permite operativizar, revisar las políticas y prácticas laborales internas y externas.

 En La Antigua Guatemala hay ya algunas experiencias en este sentido. Ya un restaurante conocido, se encuentra justamente en un proceso para declararse un lugar con cero tolerancia al acoso sexual y laboral. Una de sus socias comentó estar orgullosa del compromiso que ha asumido el personal del establecimiento, para conocer nuevas formas de relacionamiento entre mujeres y hombres “tomando cada quien responsabilidad por sus actos; deconstruyendo ideas patriarcales, machistas, auto reflexionado sobre hábitos y aprendiendo a poner límites”, agregó. Esta empresa aceptó un reto, un compromiso con el feminismo y se hizo acompañar de expertos para llevar a cabo las transformaciones en el lugar. Durante este proceso se hicieron acompañar de Michelle Binford, psicóloga feminista y por Eric Pocasangre de la Asociación Ser Niña; además se asesoraron legalmente para informarse sobre los delitos de acoso laboral y las penas de cárcel que se pueden imponer por hacer bromas sexuales a una compañera laboral. “Terminamos la capacitación que empezó hace algunos meses y que culminará con un protocolo interno consensuado” concluyó.

Lo que no se nombra no existe 

En la segunda guía se encuentran tips para la comunicación escrita, oral, gráfica y digital, tanto externa como interna. Contiene recomendaciones y un glosario que explora las diferencias entre sexo, sexo biológico, género, identidad de género, igualdad de género, diversidad de género y normas de género. Se analiza cómo utilizamos la palabra escrita, las imágenes e infografías para ser conscientes del androcentrismo en que vivimos, abre el debate sobre el lenguaje inclusivo. No propone reglas rígidas, si no muestra alternativas para la construcción de este nuevo lenguaje. Lo ideal es que cada encuentre cuál de esas modalidades es más viable.

En un conocido medio digital, ya conocieron las guías, uno de los integrantes del grupo de periodistas que lo integran señaló estar sensibilizados desde sus inicios. “…intentamos usar un lenguaje lo más inclusivo que nos permite el periodismo, en el sentido de usar frases como las que se mencionan en la guía: ciudadanía en lugar de ciudadanos; alguien en vez de alguno; personas en vez de hombres. Y así poder abrir brecha en ese sentido, intentamos tomar todo lo que podemos del lenguaje inclusivo teniendo como frontera que no haga corto circuito con la comprensión. Tenemos un comité de defensa contra el acoso laboral y sexual, políticas como la licencia de paternidad para hombres que no la damos de tres días, como manda la ley en Guatemala sino de un mes para fomentar la paternidad responsable”.

Rosa Cañete, coordinadora del Programa de Desigualdad de Oxfam, para América Latina y el Caribe, en una entrevista para Agencia Ocote sobre la situación laboral de las mujeres en Guatemala comenta al respecto: “El Estado tiene un rol muy importante en ayudar a la redistribución del cuidado, asumiendo servicios públicos como las guarderías. Debe asumir una serie de servicios que ayuden a descargar a las mujeres, pero también empujando a las empresas a tener propuestas de empleo que armonicen más la vida laboral con la vida familiar. Que también debe apoyar a que la tarea se reparta mejor. La regulación de los permisos de paternidad, por ejemplo”.

Cambios estructurales más que maquillaje superficial es lo que buscan estos documentos. Al referirse a las guías, Lucía Abelenda responsable regional del Programa de Tecnologías para el Cambio Social de Fundación Avina, indicó que “las guías buscan poner en discusión en el ecosistema de tecnología cívica latinoamericano, la necesidad de la construcción de una ciudadanía realmente universal que implica la convivencia de lo diverso, en igualdad de condiciones, oportunidades y resultados. Considerando que hoy esta construcción se debe hacer desde lo presencial hasta lo virtual y que este último espacio está atravesado también por la desigualdad”. Elena Rojas, comunicadora de ALTEC, agrega que parte del objetivo de este material es generar conversación sobre el lenguaje. “Me parece muy útil saber qué tipo de obstáculos se han encontrado al implementarlas”.

Empresas, organizaciones no gubernamentales y asociaciones pueden y deben contribuir a reducir la brecha laboral y la desigualdad. Hay suficientes documentos, guías, talleres para aprender a incluirlas a todas, y a todos. Aunque lo fundamental es tener la convicción y el deseo de hacerlo. 

Pasos para implementar el enfoque de género:

Actuar- hacer explícito el compromiso

Elaborar un diagnóstico con enfoque de género

                      

Elaborar el plan de igualdad

                      

Planificar junto con integrantes del equipo y personas especializadas

                      

Designar responsable de gestionar

                      

Implementar las medidas de operativización 

                      

Generar información continua

                      

Realizar el seguimiento y la evaluación 

Empapelado: Mujeres jóvenes organizadas en Antigua GUATEMALA

Ya se pueden descargar las dos primeras:

1.         Guía práctica para la igualdad de género

2.         Guía para una comunicación igualitaria

3.         Guía práctica para transversalizar el género en proyectos.

Está por colgarse en la red la guía: Género y tecnología como oportunidades para ampliar la ciudadanía.

Recientemente también salió el Manual de comunicación no sexista para periodistas editado por la agencia internacional de noticias EFE.