Nos emociona ver que mujeres de distintas partes del mundo están reproduciendo la performa de LasTesis de Chile, que denuncia la violencia patriarcal y el machismo, señala al Estado y a los policías, los jueces, el ejército, los curas, y otros, como violadores. Su iniciativa generó una movilización tal que ha sorprendido al mundo, y tan pronto como se volvió viral, empezaron a surgir   las reacciones. Mujeres y hombres de distintos espacios, están opinando, discutiendo, participando.

Los testimonios de abusos publicados en redes dan cuenta de un fenómeno de dimensiones catastróficas, algo que se sabe, pero que cada vez más, se destapa. Desgraciadamente, no significa que se asuma como un problema a resolver, más bien el riesgo es que se normalice, que se acepte, que se manipule.

La cultura patriarcal nos machaca con la violencia en los medios, en las canciones, en las imágenes, en el lenguaje, y sobre todo en nuestra sexualidad. De esa manera, nos han acostumbrado a aceptar que la violencia es inherente al ser humano y que a las mujeres nos tocó aguantar. Las feministas, en nuestro abanico de luchas, hablamos de múltiples e imbricadas opresiones, de la continuación histórica de la violencia, de la crueldad y el horror. Eso es lo que nos rodea. Pero consideramos necesario también, cambiar nuestros puntos de vista y enfocarnos en las formas en que las mujeres logran superar los traumas y vivir sus libertades, en las claves que nos permiten rebelarnos y resistir, en las luchas exitosas por la dignidad, no sólo en las estrategias de la dominación. 

Desde una perspectiva emancipatoria, buscamos construir otras formas de relacionarnos con nosotras, entre nosotras, con otres, con el entorno y el cosmos. 

Por eso impulsamos la campaña de #CambiemosActitudes, para que cada quien, en lo individual y en sus colectivos, haga cambios de fondo que nos permitan convivir armónicamente.

Estamos llegando al fin de año y de un periodo presidencial signado por el cinismo, la corrupción y la impunidad. El próximo gobierno ha dado señas que hacen temer un aumento de la represión, encarnada en las fuerzas del Estado. Sostenemos nuestra oposición y rechazo a las políticas armamentistas, al aumento de presupuesto para el ejército, al nombramiento de genocidas en cargos civiles. Desde ya manifestamos nuestro repudio a los corruptos que resultaron electos para ocupar curules en el Congreso de la República. Aunque no confiamos en el Estado de Guatemala, por su carácter misógino   y patriarcal, sí exigimos que respete los pactos sociales establecidos y cumpla con sus obligaciones.

Conscientes de que el Estado está cada vez más copado por grupos mafiosos, y de que amplios sectores de la sociedad están enajenados por las doctrinas neoliberales y los grupos fundamentalistas, nosotras seguiremos promoviendo una cultura crítica que haga pensar, que cuestione al sistema, que estimule la creatividad y el libre pensamiento. Nuestra propuesta de sociedad plantea el establecimiento de un nuevo pacto donde la reciprocidad, el respeto, el cuidado y la justicia sean los valores que animen la construcción de una Iximulew de paz y armonía.