Guadalupe Duprat / Comunicadora

Fotografía: Huayra Bello

Atit-lan, abuela lago, sagrada, patrimonio ancestral, espejo blanco. La cuenca del lago Atitlán recoge infinitas significaciones vinculadas con su riqueza natural e histórica. La profundidad de su cuenca es inalcanzable, tal como los lazos afectivos que las comunidades locales tienen con su historia viva y la conexión con el agua, fuente de vida.

Sin embargo, en épocas de neoextractivismo feroz, los pronósticos de escasez de agua a nivel mundial, en el contexto de calentamiento global, son cada día más palpables. Los caudales del lago Atitlán, así como otras reservas de ríos y afluentes diversos, no están exceptuados de la mirada empresarial que los convierte en mercancía, fuente de negocios para algunos y de beneficios ilimitados para las élites dominantes, locales y extranjeras.

El pasado 12 de octubre, la Alianza de Autoridades Ancestrales del departamento de Sololá 13 Imox hizo una invitación memorable y convidó a través de redes sociales y mensajería a la “Declaración del Lago Atitlán como ser vivo”. Las autoridades indígenas, representando a sus comunidades, fueron directas: “El agua no se reduce al compuesto de hidrógeno y oxígeno que se encuentra íntimamente vinculado a la vida vegetal y a los fenómenos generales. Al agua se les respeta, se le habla, se le conversa, se le acaricia, se le transmite alegría y tristezas”.

Así la Alianza de Autoridades Ancestrales Ajpop Tinamit Oxlajuj Imox del departamento de Sololá, en coordinación con la Asamblea de los Pueblos, Agua, Vida y Territorio, los pueblos originarios y mestizos de los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán, Quiché, Retalhuleu, Suchitepéquez, San Marcos, Sololá, Guatemala, Huehuetenango, presionaron una vez más sobre un punto clave: el respeto a las decisiones comunitarias y al derecho ambiental indígena que, reforzado por el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por 22 Estados, Guatemala entre otros, prioriza la “consulta previa” que debe ser llevada  “de  buena fe y de forma apropiada a las circunstancias, con el objetivo de conseguir acuerdo o consenso a las medidas propuestas” como tala, agronegocios, o minería en territorios indígenas.

Maggi García es una joven maya comunicadora integrante de la Alianza Ajpop Tinamit Oxlajuj Imox. Consultada por laCuerda acerca de cómo entienden las comunidades locales el proyecto del megacolector, explicó: “es una propuesta, supuestamente, para salvar el lago de Atitlán que la está presentando Amigos del Lago, una ONG creada hace 25 años para limpiarlo, y vemos hoy que seguimos jodidos. Esta organización recibe fondos locales, internacionales y no sabemos qué han hecho con los mismos, está conformada por personas dueñas de empresas, de ingenios de azúcar, de monocultivos, fincas de café, cementeras y de la cervecería centroamericana. Toda esta gente de la cúpula pertenece a un grupo poderoso que históricamente ha sometido al pueblo de Guatemala”.

El megacolector es un titánico proyecto que consta de una tubería de aproximadamente un metro de diámetro que se extenderá sumergida cerca de la orilla del lago y alcanzará alrededor de 50 kilómetros de largo alrededor de toda la circunferencia de Atitlán, en donde intentarían conducir todas las aguas residuales. Una mega tubería que significa una inversión inusitada pues contempla una enorme infraestructura, según explican integrantes de la Alianza Ajpop Tnamit Oxlajuj Imox.

“No es solamente en la cuenca baja sino también en la cuenca alta: todo el departamento de Sololá. Todas estas aguas residuales van ahí y luego las trasladan al punto más bajo de la cuenca que es aquí en San Lucas Tolimán, donde estamos. Esto significa que uniría toda esta tubería a lo que es la Costa Sur. Llevaría el agua negra hasta una finca que se llama San Julián y ahí hacer una mega planta de tratamiento, con espacio de mil 31 hectáreas y establecer la planta de tratamiento, limpiar las plantas residuales de los lodos”. La agrupación señala que a lo largo de todo el proyecto no se pensó en la inclusión de las comunidades en la toma de decisiones, mucho menos en la reutilización de recursos como el agua, los lodos y la energía eléctrica que se proyecta producir mediante la reconducción de las aguas.

García da más detalles acerca de la planificación de esta obra pública que no toma en cuenta a las poblaciones locales: “¿Qué se puede hacer con los lodos? Abono orgánico, pero no se está pensando que ese abono puedan utilizarlo las comunidades sino las fincas de café. Al separar el agua del lodo queda el agua restante, y ésta, quieren pasarla por cinco hidroeléctricas para que genere energía eléctrica que tampoco será para las comunidades sino se producirá para la venta. Ahí vemos el hilo conductor de todo esto.”

Fotografía: Huayra Bello

Falsa alarma en los medios de comunicación

Los medios de comunicación masivos alimentan del caldo de cultivo, construyen una situación de urgencia que abona la idea de que el proyecto del megacolector no sólo es urgente sino que sería la única solución posible: “Con millonario proyecto pretenden salvar el lago de Atitlán (Prensa Libre, octubre 2017), “Un lago pide a gritos que lo salven de morir” (elPeriódico, marzo 2019).

No obstante, Juan Skinner, ingeniero agrónomo con estudios en ordenamiento territorial, desarrollo local y turismo, integrante del International Lake Environment Committee Foundation (ILEC) desde hace 12 años, y primer director de la Autoridad  para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (AMSCLAE), suena otras alarmas: la de la justicia ambiental y el respeto por las decisiones autónomas de las comunidades indígenas. “El problema es de justicia ambiental y de gobernabilidad, ese es el mayor nudo en el manejo sostenible del lago. En cuanto justicia ambiental, significa que no se debe regular sin la participación de la población. Se debe tener participación popular en la búsqueda de soluciones”.

Para Skinner el problema de contaminación existe, pero hay un señalamiento erróneo e interesado de las causas. Según su opinión, la organización Amigos del Lago “ha exagerado su dimensión para tratar de justificar el proyecto. ¿Por qué no controlan los pesticidas que están en el mercado, que se prohibieron desde los años 70 y principios de los 80 en Europa y Estados Unidos?”

Para este científico local, el mega  proyecto está trunco desde el inicio porque no ha buscado un diálogo verdadero con las comunidades y, a seis años del inicio de los debates acerca del mismo, no logra justificar cuáles son sus bases fundamentales: cómo convencerán a las familias locales de ingresar una tubería en la intimidad de sus casas, de dónde y cómo financiarán la construcción de una tubería de colosal tamaño, y cuáles son las formas de administración que sostendrá un proyecto de administración del agua que busca centralizar la toma de decisiones, más que distribuirla.

El especialista señala que según recientes estudios, que acentúan una mirada interdisciplinaria del asunto, las “organizaciones indígenas comienzan a sentir el ataque, la imposición. Primero la difamación de su territorio y sus recursos. Segundo, la imposición  de un megaproyecto que supuestamente resuelve el problema de aguas residuales e incluye desechos humanos (excretas y orina) pero crea otro problema más grave, que es el potencial de sobreextracción de agua del lago. Este es el mayor problema de lagos del mundo: que se los chupen secos. Hay que pensar también que en todo el mundo hay cientos de proyectos que han creado conflictos ambientales de gobiernos y entes privados queriendo extraer aguas de territorios indígenas y eso es innegable”.

Fotografía: Huayra Bello

Mujeres rurales y acceso al agua

El acceso al agua no se explica por su abundancia  o escasez, sino más bien por la manera cómo se organiza la sociedad, quiénes toman las decisiones, con qué criterios se distribuye el agua y quiénes detentan  el poder sobre ese bien común. Es válido pensar el binario agua-territorio como un concepto que no piensa el agua y el territorio como equivalentes,  sino desde su inseparabilidad.

Olga Umul es una defensora de los derechos de las mujeres de San Lucas Tolimán. “Ya tengo aproximadamente 22 años trabajando en favor de las mujeres, y ahora hemos iniciado la lucha en defensa del territorio, básicamente defendiendo nuestro lago, nuestra abuela, ya que de ella vivimos y dependemos. Entonces estamos en esa lucha social en defensa de todas y todos”.

Consultada acerca de cómo les afecta especialmente a las mujeres el conflicto actual respecto del agua en Atitlán, Olga  señala  que les perjudica el problema directamente porque muchas son jefas de hogar: “tenemos que ver cómo abastecernos pues nosotras cuidamos a los niños y tristemente  la recarga de trabajo ha sido para las mujeres. Estamos en la lucha para que hombres y mujeres nos dividamos esa tarea, y mientras seguimos en esa lucha. Nosotras somos las primeras que vemos el problema. Desde que nos levantamos lo primero que buscamos es el agua para lavarnos las manos, el rostro y también para empezar a cocinar los alimentos. Ponemos el café. El agua es lo primero que necesitamos, tenemos que ver cómo limpiar el agua utilizando los conocimientos  ancestrales de nuestras abuelas para poder limpiar el agua y utilizarla limpia”.

Hay un componente político de la vida cotidiana y el agua, teniendo en cuenta lo que señala la organización Agua y Vida, que se observa en la falta de acceso a la cantidad y calidad adecuadas: “las mujeres rurales son vistas como beneficiarias o consumidoras del agua, y no como principales usuarias, cuidadoras, administradoras o tomadoras  de  decisiones  en  los ámbitos doméstico y familiar. De ello se ha derivado una  limitada  o  nula  representatividad  y participación de las mujeres en las asambleas comunitarias”.

Para las defensoras del territorio, como García o Umul, no quedan otras opciones que estar en  pie de guerra ante el avance extractivista. “Estamos sensibilizando a la población y diciendo: en mi caso yo no tengo miedo. Si hay que dar la vida la damos por defender el lago, por las mujeres, seguimos, aquí estamos. Si hay mujeres que dieron su vida por este espacio, aquí estamos la otra generación y estamos viendo cómo las y los jóvenes se involucran, se suman a la lucha. Para cuando no estemos nosotras, queden ellas trabajando y defendiendo esos Derechos Humanos”.

Fotografía: Huayra Bello

Declaratoria de la Alianza de Autoridades Ancestrales del Departamento de Sololá (extracto):

La gestión del agua basada en nuestras comunidades tiene una connotación sagrada que se respeta y se basa en una cosmovisión que la reconoce como sistema vivo, significa la vida. En la ceremonia, el agua es potencia siempre presente y por ello se busca corelacionar la conciencia humana con la conciencia del agua criatura-universo. El agua no se reduce al compuesto de hidrógeno y oxígeno, se encuentra íntimamente vinculada a la vida vegetal y a los fenómenos siderales. Todo mundo sabe que el agua siente, reflexiona, llora y también se entristece, nosotros los pueblos originarios de Guatemala, no somos ajenos a estas prácticas, nuestra relación con el agua es profunda, mística, sagrada y motivo de respeto.

San Lucas Tolimán, 12 de octubre de 2019.

Declaramos

  1. Al agua como un ser vivo debido a que no existe manifestación de vida en la tierra que no necesite agua.
  2. Al agua como elemento sagrado, fuente de vida y derecho colectivo.
  3. Que todas las personas como seres vivos tenemos derecho al agua, pero sin fines comerciales.
  4. Los lugares sagrados se deben respetar y no es permitido profanar por intereses económicos.
  5. “Atit’ Tlán” (Abuela Lago), un ser vivo, sagrado y sujeto de derecho colectivo.     

Verdaderas causas de la contaminación

Tanto la profesora en ciencias del medio ambiente Jessica Kind como el científico Juan Skinner, coinciden en que las explicaciones acerca de la polución en el lago son multicausales. “La cianobacteria es una sobrepoblación, entre muchas otras que hay en el lago, entonces hay un desequilibrio ecológico a consecuencia de la introducción de un pez exótico invasor, la carpa asiática (la tercera especie invasora en lagos más peligrosa del mundo). La introdujeron aquí en el 99 como un proyecto para hacerse de financiamiento internacional y aumentaron así los problemas ambientales. Actualmente el más grave de los problemas se relaciona con el uso de agrotóxicos en el área y en la zona de la costa sur”.

Kind se pregunta acerca de temas principales que no han sido aclarados por los difusores del proyecto del megacolector: hay dudas sobre cómo será el acceso al agua, de qué manera se construirá el sistema de tubería y cómo se reducirá el uso de los agrotóxicos y de la presencia de fósforo, componente que proviene del uso intensivo de fertilizantes. “Creo que hay un problema de muchas capas. No hay una sola fuente de contaminación en el lago, hay una enorme cantidad de agua no filtrada que va al lago (aproximadamente 500 litros por segundo). La otra gran fuente de contaminación es la que viene de la agricultura, para solucionar este problema se necesita tener en cuenta cuestiones vinculadas a los perjuicios del monocultivo, la implementación del sistema de terrazas, y de qué manera ampliar la biodiversidad para estabilizar la tierra. Vemos un uso masivo de pesticidas, fungicidas y fertilizantes que trae, como consecuencia, menos tierra fértil”.

“El futuro está en los baños secos”

La científica alemana, trabaja como consultora y profesora en el área del lago Atitlán, se especializa en ciencias medioambientales, es doctora es geofísica y se desempeñó en el ámbito académico en Suiza durante 15 años. “El futuro del saneamiento son los baños secos. Creo que es un enorme gasto que estamos contaminando con nuestras heces el agua potable. Estamos contaminando el agua para beber, especialmente en lugares en que el agua es escasa y en donde después tienes que limpiar esa misma agua. ¡Piénsalo otra vez! Primero hacemos caca en el agua para beber y después estamos intentando limpiarla para beberla de nuevo. No suena muy astuto. Los nuevos sistemas de saneamiento deberían considerar soluciones secas en donde no hay agua involucrada. A nivel social, antes de implementar un proyecto, es importante explicar a las personas por qué se quiere llevar adelante. Hasta que las personas no entiendan por qué tienen que cambiar sus hábitos y sus conductas, no lo harán. Para mí, la educación sobre el medio ambiente es lo más importante que podemos hacer aquí. Hasta que lleguemos a un nivel en que las personas entiendan que hay un problema ambiental, un problema con la tierra, con la calidad del aire, podremos empezar a implementar otros proyectos”.

Jessica Kind