Rosario Orellana / laCuerda

 

Según los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, el 46 por ciento del total de habitantes en Chimaltenango corresponde al grupo de niñez, adolescencia y juventud, de entre 0 y 19 años. Pese a que conforman casi la mitad de la población, sus condiciones de desarrollo están limitadas y sus derechos son vulnerados y hasta negados constantemente. En ese marco, la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA) se ha enfocado en promover diferentes acciones para el fortalecimiento de experiencias y saberes, como una apuesta por la construcción de vidas dignas. Entonces, ¿qué significa hablar de la realidad y posibilidades de la niñez, adolescencia y juventud de Chimaltenango?

Por un lado, es voltear la mirada hacia las 103 niñas y adolescentes de 10 a 14 años embarazadas durante 2019, según las cifras del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS); es asumir que, de las 560,280 personas con estudios en los dieciséis municipios, el 49 por ciento ha cursado hasta sexto primaria y que sólo el 12 por ciento finaliza diversificado, según los resultados del censo; es, además, retomar que el Índice de Priorización Municipal (IPM) ha catalogado su cabecera como uno de los municipios más inseguros del país. Y al mismo tiempo, es visibilizar a las juventudes organizadas que, hastiadas de sus contextos violentos y sin oportunidades, han desafiado al sistema y se asumen como protagonistas de sus propias historias.

La Red por los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud (REDNAJ) ha sido una valiosa aliada; a través de personas voluntarias, imparte talleres a las juventudes para que éstas conozcan sobre derechos individuales y colectivos; además, en otro de sus ejes, trabaja con grupos juveniles en conflicto con la ley penal, su inserción y resocialización en las comunidades. “En Chimaltenango, a nivel departamental, vemos que sufren por la baja autoestima, problemas psicológicos, familiares, violencia estructural y económica… todo esto se traslada a las calles”, comparte Andrea Díaz, integrante de REDNAJ y quien ha participado en varios procesos de ASECSA.

Cambios profundos

“Muchas de las problemáticas que enfrentan la niñez y las juventudes de Chimaltenango radican en la falta de oportunidades de estudios, trabajo, de participación y otras; mismas que se les niegan por el sistema patriarcal y el machismo, muy presentes en el departamento. También existen demasiados prejuicios hacia las mujeres, las juventudes, las disidencias sexuales, entre otras”, acota Pedro Abaj, subdirector de REDNAJ y quien también advierte sobre la falta de voluntad política para el desarrollo de planes que garanticen el Buen Vivir.

“En varios municipios tienen la Oficina de Niñez y Adolescencia, la Oficina de la Juventud, pero éstas en lugar de ejecutar a favor de la población, obstaculizan nuestros procesos porque tienen una lucha de poderes”, añade el entrevistado.

Como complemento, Byron Ajquejay, delegado departamental del Consejo Nacional de la Juventud en Chimaltenango (CONJUVE), reconoce que existen pocos espacios de participación debido, entre diversos factores, al adultocentrismo: “Las autoridades locales no crean los espacios para que estos grupos puedan desarrollar sus habilidades y capacidades. Hemos visto que hay mucha juventud rural organizada, pero por la misma falta de apoyo, se han visto estacados los proyectos que puedan favorecer a su desarrollo […] como institución estamos trabajando mucho en concientizaciones sobre el Plan Nacional de Prevención de Embarazos, prevención de violencia y recreación de cultura y deportes, entre otros temas”, comenta.

Propuestas que florecen

Según Abaj, muchos grupos de jóvenes han tomado la iniciativa de continuar con procesos de formación luego de su provechoso paso por REDNAJ. “En Patzún habilitamos una oficina junto a otros colectivos. En Tecpán de igual manera. Las y los jóvenes concluyen sus formaciones con nosotros y se organizan; inclusive se realizaron políticas públicas municipales para dar apertura a estas oficinas. Nosotros solamente les damos los instrumentos y un poco de acompañamiento técnico; es muy satisfactorio ver cómo deciden seguir ayudando a otras personas, a nosotros nos llena de emoción poder apoyar”, señala el subdirector de la organización.

Mientras tanto, Andrea asegura que el trabajo de REDNAJ y los talleres impartidos por ASECSA han generado grandes cambios en su entorno. “Ha sido muy bonito porque se aprenden demasiadas cosas y es bueno ayudar a otras y otros. A mis compañeras les platico de lo que hacemos, de los temas que hablamos y las invito a participar. También le hablo a mi hermano más pequeño, le comparto los folletos que nos dan en las sesiones y le digo que, si tiene dudas, me pregunte. Acá en Chimaltenango existe mucha curiosidad por temas como sexualidad y otros”, añade.

La red ha facilitado oportunidades de empleo para las y los jóvenes que han cerrado ciclos con la organización, así mismo instala a grupos de adolescentes en nuevos espacios de participación como cumplimiento de su compromiso social.

Por su lado, Ajquejay añade que CONJUVE coordinó, como cierre de actividades de 2019, una feria de empleo enfocada a juventudes, adicional a un proyecto de empoderamiento y detección de necesidades en el área rural de Chimaltenango.

Aún en el desarrollo de estas acciones falta mucho camino por recorrer, reflexiones qué enfocar y problemáticas por nombrar, sin embargo, las mismas juventudes están alertas, pensando y activas para sanar a su propia generación y fortalecer iniciativas que construyan espacios dignos y vidas libres de violencia.