Lucía Escobar / Periodista guatemalteca 

 

Lavémonos el pelo

y desnudemos el cuerpo

Yo tengo y tú también hermana, 

dos pechos

y dos piernas y una vulva.

No somos criaturas

que subsisten con suspiros

Ya no sonriamos 

ya no más falsas vírgenes

Ni mártires que esperan en la cama

el salivazo ocasional del macho

Hace casi medio siglo, la escritora Ana María Rodas (AMR), publicó su libro de poesía Poemas de la Izquierda Erótica. Esa primera edición de portada color rojo intenso y con ilustraciones hechas por Arnoldo Ramírez Amaya (segundo esposo de AMR y a quién le dedica la edición), se convertiría con los años en un referente de la poesía latinoamericana. Un libro que no envejece, sino lo contrario, cada día es más actual. Representa un manifiesto de toda una época marcada por la lucha feminista y revolucionaria.

A finales del año pasado, Poemas de la Izquierda Erótica fue nombrado por la revista colombiana Arcadia que realiza cada año uno de esos listados en los que se reconoce aquellos libros imprescindibles, como uno de los mejores cien libros escritos por mujeres durante el último siglo. En esa ocasión, un jurado integrado por 91 personas de casi el mismo número de universidades alrededor del mundo, decidieron elegir sólo mujeres que hayan escrito una obra relevante entre 1920 y 2019.

En la década del setenta, los libros escogidos fueron: Memoria de la melancolía, de María Teresa León; Décimas: autobiografía en verso de Violeta Parra; Eisejuaz de Sara Gallardo; La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska; Los papeles salvajes de Marosa di Giorgio; Mujer que sabe latín de Rosario Castellanos; Poemas de la Izquierda Erótica de Ana María Rodas; Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón de Albalucía Ángel; Claros del bosque de María Zambrano; El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite y Cuentos completos de Inés Arredondo.

Poemas de la Izquierda Erótica se publicó en 1973, y marcó un antes y un después en la poesía escrita por mujeres en Guatemala. Ana María Rodas marcó a toda una generación y a las siguientes, posicionándose como una voz inconfundible, fuerte y feminista que se aleja de los roles convencionales de las escritoras.

Para la escritora Vania Vargas, la vigencia de los Poemas de la Izquierda Erótica está respaldada porque, a casi cincuenta años de su publicación, ese gesto de valentía que significó alzar la voz, dejar impreso el grito, el descontento, la apropiación de una identidad y un espacio, para que no se lo llevara el viento, sigue incomodando a mujeres y hombres que ven, en una mujer que no se guarda para sí el descontento ni el deseo, un acto de insolencia e insurrección que ojalá se siga esparciendo.

En su libro Con mano de mujer, Antología de poetas centroamericanas contemporáneas (1970-2008), Magda Zavala, reconocida crítica literaria de Costa Rica, asegura que: “Ana María Rodas, encabeza un movimiento poético marcado por la recuperación de la palabra cotidiana, pero sin las estilizaciones de la poesía conversacional conocida en América Latina. Este hecho conmueve la escena literaria, primero de su país y, más tarde, de la región, por su originalidad estética y su desenfado denunciante. Ningún poeta, hombre o mujer, se había atrevido a hablar de manera tan tajante, directa, fuerte, desafiante y decididamente con intención crítica en el plano de la moral privada, como lo hizo Rodas con su primer poemario”.

Por su parte, Lucrecia Méndez de Penedo en el ensayo Estrategias de la subversión: poesía feminista guatemalteca contemporánea, desmenuza y analiza el aporte de Rodas en la construcción de una nueva poesía latinoamericana en donde asegura que “la poeta guatemalteca sintetiza la épica íntima de la mujer guatemalteca y la traslada al espacio político, mediante una lectura revolucionaria del erotismo reprimido. Es decir, refuncionaliza el proceso de conflicto bélico de liberación en clave feminista”. Además asegura que “Rodas elabora un nuevo imaginario femenino a partir de esta toma de conciencia, y de una escritura marginal a los códigos y repertorios canónicos; pero sobre todo, con extraordinaria audacia realiza una hazaña literaria: la inauguración de un nuevo registro poético que marca un eje en la poesía guatemalteca femenina del siglo XX”.

La conocí cuando daba clases de periodismo en la Universidad Rafael Landívar y he admirado su trabajo de periodista, poeta, maestra y feminista. En el 2000 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y en 2019 le fue dedicada la edición número XV del Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango.

“Yo salía a jugar béisbol a la calle, quería jugar con los hombres y no muñequitos ni trastecitos. Tuve una gran influencia de mis abuelas quienes eran mujeres muy activas”, recuerda Rodas. “Me influyó lo que sucedía esos años en Estados Unidos. Leí la noticia cuando Rosa  Park  se negó  a cederle su asiento a un blanco, escuchaba a The Beatles, y conocía del movimiento jipi”.

Rodas  publica regularmente su columna semanal “La Telenovela” en elPeriódico e imparte talleres de literatura en su casa. Trabajó en periodismo desde los trece años, esto le permitió el hábito de la escritura y fue cuando laboraba en la embajada francesa en Guatemala que tuvo el tiempo para sentarse a escribir poesía. “Fueron mis amigos pintores los que me enseñaron que un creador tenía que tener una firma, un estilo que se reconociera con tan solo verlo o leerlo”. Y sin duda, en la literatura, AMR ha logrado tener un estilo propio.

Revolucionario: esta noche 

no estaré en tu cama.

Que no te extrañe la subversión de amor

antiguo dueño.

Tú hinchas el cuero

y te preocupas tanto de problemas sociales 

No te fijas, farsante,

que en tu casa

calcas tan justamente

los modales del mejor tirano

Sobre los orígenes de ese libro, Rodas recuerda que, estando con su pareja, el pintor Arnoldo Ramírez Amaya, se enteró o tuvo la impresión de que él le estaba siendo infiel. “Escribí cinco poemas que me publicaron en la revista Alero y me los publicaron con un nombre algo así como: “Después de todo yo también puedo ser feminista”, que me la ilustró el mismo Ramírez. Esos son los primeros poemas del libro La Izquierda Erótica. De mi cólera de estar casada con un machista, salió este libro”.