Texto y fotos: Alejandra Hidalgo / Fotógrafa y artista

 

Con el objetivo de abordar, visibilizar y denunciar la violencia contra las mujeres, se realizó el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan. Alrededor de 4 mil mujeres de 49 países diferentes, acudieron al llamado de las compañeras zapatistas en el Caracol de Morelia, cerca del municipio de Altamirano en Chiapas. 

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) lanzó la convocatoria para que aquellas mujeres que luchan, asistieran a las actividades programadas. “Queremos que vengas y que digas claro tu denuncia. No para que la escuche un juez o un policía o un periodista, sino que para te escuche otra mujer, varias mujeres, muchas mujeres que luchan”, se lee en la convocatoria.

El encuentro se llevo a cabo del 27 al 29 de diciembre. Durante tres días se programaron actividades en la que las participantes contaron sus experiencias y establecieron redes de apoyo.

En el discurso de bienvenida, las compañeras zapatistas nos dicen: “En todo el mundo siguen asesinando mujeres, las siguen desapareciendo, las siguen violentando, las siguen despreciando. En este año no se ha parado el número de violentadas, desaparecidas y asesinadas. Lo que sabemos es que ha aumentado. Y nosotras como zapatistas lo miramos que es muy grave”.

Se espera que de este encuentro y de las actividades que se desarrollaron, surjan estrategias que permitan poner un alto a la violencia. Que las mujeres se organicen para crear redes de apoyo y acciones concretas que ayuden a detener la violencia en contra de género.

Entre las palabras de las mujeres zapatistas en la clausura del segundo encuentro se hace este llamado: “Tal vez la mujer que no ha sufrido una violencia piense que eso no es importante, pero cualquiera que tenga un poco de corazón sabe que ese abrazo, ese consuelo, es una forma de decir, de comunicar, de gritar que no estamos solas.

Y no estás sola, compañera y hermana. Pero no basta. 

No es sólo consuelo lo que necesitamos y merecemos.

Necesitamos y merecemos verdad y justicia. Necesitamos y merecemos vivir.

Necesitamos y merecemos libertad.

Y eso tan necesario tal vez podremos conquistarlo si es que nos apoyamos, nos protegemos y nos defendemos.

Ese es el mensaje que nos dieron las insurgentas y milicianas: Responder al llamado de la mujer que pida ayuda. Apoyarla. Protegerla. Y defenderla con lo que tengamos”.