De cada 10 pacientes que llegan al Hospital de Sololá en estado crítico por Covid-19, 9 fallecen. El poco personal médico contratado, la falta de insumos y equipo básico para pacientes críticos, son las principales razones. En medio de esa ola de mortalidad, los trabajadores del hospital exigen que se respeten sus derechos laborales y se proporcionen recursos necesarios para proporcionar una atención de calidad a sus pacientes.

Kimberly López /laCuerda

Según el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), hasta la fecha Sololá acumula un total de 1 mil 400 casos positivos de Covid-19 y 37 muertes. Es decir, se han reportado 300 casos por cada 100 mil habitantes, en un departamento con una población total de 467 mil 266 personas.

El Hospital Departamental de Sololá es solo un centro asistencial de paso para pacientes Covid-19, pero el colapso de la crisis sanitaria de los últimos 7 meses lo ha convertido en un hospital más, que recibe y atiende a personas en estado de gravedad. El problema es que no cuenta con los recursos suficientes para hacerlo.

“Desde hace un año aproximadamente el departamento de medicina interna ha presentado a las autoridades su inconformidad por el poco personal asignado a atender los servicios de medicina y se ha solicitado la contratación de más médicos internistas, sin embargo, no se ha conseguido”, narró el personal médico.

La advertencia sin eco se planteó nuevamente al inicio de la pandemia. “Advertimos que el personal no era suficiente”, cuenta una de las doctoras, que prefiere omitir su nombre por temor a represalias de las autoridades administrativas.

En agosto, un grupo de profesionales del servicio de medicina interna presentó una denuncia por violaciones a las condiciones de trabajo y por la falta de personal médico e insumos. La acción fue interpuesta contra las autoridades administrativas del hospital. Específicamente, contra Sheily Laparra, directora del centro; Alis Martínez, directora de recursos humanos; y Ramiro Ralón, gerente financiero.

Entre sus argumentos citaron, por ejemplo, el hecho de que nueve internistas se encargaban de atender siete servicios hospitalarios. Entre estos, los encamamientos, las patologías habituales de emergencia, los casos moderados y graves de Covid-19, que requieren cuidados intensivos.

“Fue hasta que los casos aumentaron, cuando había no menos de 14 casos de pacientes críticos en el área de medicina interna, cuando ya todos comenzamos a ver qué hacíamos. La indiferencia fue tal que nos obligó a hacer una denuncia ante el Ministerio de Trabajo y PDH”, cuenta una de las médicas.

Instalaciones y equipo deficientes

De marzo a la fecha, las áreas asignadas para atender casos graves de Covid-19 son improvisadas, el equipo médico denuncia que no tienen la ventilación adecuada, ni la estructura de aislamiento de pacientes. Tampoco son áreas seguras para el personal.

El perímetro de ingreso y salida de servicios, por citar un ejemplo, no es el apropiado para ponerse y retirarse el traje de protección, ya que apenas está dividido por un nylon negro.

Aunque estas deficiencias fueron denunciadas desde el inicio de la pandemia, es muy poco lo que se ha hecho para mejorar las condiciones.

Así lo constató la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), en la última visita realizada al hospital. Zulma Calderón, Defensora de la Salud, explicó con detalle los hallazgos de esa verificación, realizada el 23 de septiembre.

De acuerdo con el Sistema de Gestión de Finanzas, este centro hospitalario cuenta con Q12 millones para dar respuesta a la crisis provocada por la pandemia. Pese a ello, el área de Covid-19 está saturada, están ocupadas 12 camas. Hacen falta ventiladores y bombas de infusión, equipo indispensable para ventilar a pacientes graves. También hubo necesidad de trasladar equipo de pediatría para atender pacientes positivos, observó la defensora.

Se ha contratado 54 personas, pero algunas no tienen nuevo contrato para dar atención hasta diciembre. Otras llevan dos meses sin recibir salarios. En el área de farmacia y bodega hay quienes que no han firmado contrato y, ya les han advertido, que en el siguiente mes van a recibir Q1,000 menos.

Para terminar, la mayor parte de pacientes compra sus propios medicamentos y paga los exámenes de laboratorio porque el hospital no cuenta con estos insumos. Los gastos superan los Q1,000 según las estimaciones de la PDH.

“Creo que esto se va a salir de control”

“A pesar de que lo hemos solicitado nunca hicieron caso a la contratación de personal. En los últimos meses sí se han realizado contrataciones”, cuenta una de las internistas bajo la promesa del anonimato. El problema, según quien brinda su testimonio, es que no han contratado personal médico internista, que es el especializado en atender esta crisis.

“Según el MSPAS, acá tenemos una cama para un paciente en cuidado crítico y 5 para pacientes estables. En la práctica es distinto, nosotros de cuidado crítico tenemos 13 pacientes hoy (16 de octubre) y tenemos un solo ventilador”, comenta.

A inicios de octubre, el gobierno levantó las medidas de restricción y dio luz verde a una serie de actividades sociales y comerciales. Con esa decisión, creció el temor de las y los médicos, quienes anticipan una ola de casos.

Una de las doctoras en Sololá, lo explica: «Ya toda la gente comenzó a salir. A nosotros como personal nos da temor y nos provoca frustración porque uno se siente comprometido cuando un paciente llega pidiendo atención. Nos topamos contra la pared porque no tenemos medicamentos, ni personal, ni camas. Me atemoriza y me da miedo pensar que vamos a vivir una situación incontrolable. No me quiero imaginar ahora que la gente salió a playas y restaurantes».

A groso modo, una de las internistas calcula que de cada 10 pacientes que son ventilados por su estado grave, 9 mueren.

En esta fotografía se aprecia las condiciones en las que permanecen los pacientes.

«Es una mortalidad bastante alta pero acá influyen varios aspectos como la falta de personal. Un paciente crítico necesita que cada ahora se le evalúe, que se le esté movilizando y se le administre medicamento. Nosotros acá podemos tener la cama pero no hay un médico que se dedique a hacer un seguimiento», señala.

Otro temor es el de la propia vida.

Personal del hospital en riesgo

Otro de los trabajadores, también preocupado por mostrar su identidad, cuenta que ha sido testigo de varios atropellos a los derechos de los trabajadores, antes y durante la pandemia actual.

El tono de voz es de frustración pues, según cuenta, se han hecho una serie de esfuerzos para minimizar los riesgos en la salud de los trabajadores durante la crisis sanitaria, pero ha sido una lucha contra corriente.

“En el hospital -dice- continúan trabajando personas mayores de 60 años, adultos con enfermedades que los perfilan como personas especialmente vulnerables al virus”.

Una mujer que labora en el área de intendencia, por ejemplo, sufrió una amenaza de aborto hace algunas semanas. A pesar de lo ocurrido y de su condición, continúa trabajando con normalidad.

Todo esto pese a que, por mandato de la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) está obligado a no exponer a trabajadores de salud mayores de 60 años, en estado de gestión o con enfermedades crónicas.

Hace aproximadamente un mes falleció don Cirilo Ixquiatap, recuerda el entrevistado. Durante varios años, trabajó en el área de farmacia. Por su condición de paciente hipertenso, el diagnóstico positivo de Covid-19 despertó preocupaciones. “Salió positivo, se fue a su casa y se puso mal, lo llevaron al hospital de Covid-19 en Quetzaltenango. Allá falleció”, recuerda.

Al menos unas 35 personas trabajadoras del hospital han albergado al virus.

En respuesta a estos señalamientos, la postura de la Dirección del Hospital ha sido negar estas anomalías.

El departamento de comunicación del MSPAS explicó que la directora del Hospital de Sololá, Sheily Laparra, desconoce el porqué de las denuncias. Según indica, no ha tenido ningún problema con los trabajadores del centro asistencial.

A su parecer, cuenta con suficientes insumos, tanto equipo de protección personal, como medicamentos y material médico quirúrgico.