Un megaproyecto en vías de ejecución, ubicado en la zona 16 de la Ciudad de Guatemala, despierta la preocupación de profesionales y población vecina . Especialmente, porque para su aprobación se presentó un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) deficiente y con numerosas anomalías. Bárbara Escobar Anleu, representante del Colegio de Farmacéuticos y Químicos de Guatemala (COFAQUI), lo explica en esta entrevista.

Kimberly López/ laCuerda

Las evaluaciones de impacto ambiental deberían servirle a las empresas y al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), para determinar de qué forma los proyectos afectarán a sus alrededores y determinar la forma de mitigar los daños. No obstante, en la práctica, los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) se han convertido en un requisito más. Para muestra, el caso de El Socorro, un proyecto inmobiliario que es parte del desarrollo de Ciudad Cayalá y que está a cargo de la empresa Inmobiliaria las Lomas S.A. Para levantar el proyecto habrá que destruir más de 12 mil metros cuadrados de bosque.

laCuerda entrevistó a la bióloga Bárbara Escobar Anleu, quien forma parte de la Junta Directiva y de la comisión de ambiente de COFAQUI, instancia que analizó el EIA y presentó una oposición para que no sea aprobado por el MARN. “Este caso es un ejemplo de cómo los EIA se han vuelto un requisito. Tan así que hacen copy-paste de ciertas partes porque solo rellenan los documentos como un protocolo”, explica.

Vista aérea del bosque de la finca El Socorro.

La lista de deficiencias identificadas en el EIA es larga. A continuación algunas de las detectadas tras el análisis de la comisión de COFAQUI

1. Un proyecto de alto impacto ambiental

Esta construcción fue presentada ante el MARN como un proyecto de moderado a alto impacto ambiental y no como uno de alto impacto. Además, se estableció que sería para una de las fases de una construcción planeada para más de 1 millón de metros cuadrados.

“Lo que las empresas hacen es presentar proyectos por fases para que parezca que es de menor impacto pero al final cuando acumulamos varios proyectos y fases, vemos que hay un impacto mayor en el área”, explica Escobar.

El estudio fue realizado por el arquitecto Gustavo González. Sin embargo, a criterio de la experta, estos estudios deberían ser realizados por equipos multidisciplinarios porque tienen como objetivo abordar temas sociales, ecológicos, ambientales y estructurales. Un profesional especializado en una sola área no está en capacidad de abordar todos los temas.

Para realizar este tipo de estudios, explica Escobar, el MARN certifica a cualquier profesional que cumple con terminar un curso de 120 horas.

2. No toma en cuenta el impacto en fuentes de agua

El proyecto está en una zona de recarga hídrica, pero eso es algo que el EIA de El Socorro no menciona. “Dicen que no se afectará ningún cuerpo de agua y en esa finca nace el Río Contreras y al lado pasa el Río Santa Rosita, estos ríos a su vez se juntan en el de Las Vacas y el Motagua”, aclara la entrevistada.

Es decir, con el proyecto se estarían afectando cuerpos de agua importantes en una ciudad que no está en capacidad de satisfacer las demandas de la población que la habita.

3. Pérdidas anuales por más de Q5 millones

El equipo de profesionales de COFAQUI realizó una estimación para conocer cuánto aportan los recursos naturales del área donde se pretende construir El Socorro, a la calidad de vida de la población de la ciudad.

Estimaron que la ciudad dejaría de percibir beneficios por servicios de remoción de contaminantes, almacenamiento de dióxido de carbono, producción de oxígeno e incluso el valor recreacional que tiene el área. El total del cálculo fue de Q5 millones 733 mil al año.

“Cuando hablamos de la defensa de recursos naturales se tiene la percepción de que uno está abogando por un bosque y animales, que de hecho es algo válido porque debería importarnos por cuestiones éticas. Pero dejando de lado esto también estamos hablando de proteger la calidad de vida de las personas porque dejamos de percibir aspectos de nuestra calidad de vida”, comenta.

4. No tomaron en cuenta la opinión de los vecinos

Representantes de la población vecina han manifestado su descontento con el proyecto. Incluso en reuniones realizadas en el Congreso de la República.

En el EIA, supuestamente, se tomó en cuenta la opinión de la población. No obstante, explica Escobar, su estudio se limitó a sondear la opinión de 10 personas. “Ellos lo toman como algo representativo pero no es así, porque no hablaron con los vecinos y ellos evidentemente no están de acuerdo”, asegura.

5. Más de 200 especies en riesgo

En el EIA se señala que por tratarse de una zona urbana no hay fauna, sin embargo la comisión del COFAQUI estima que hay más de 200 especies de animales que habitan el bosque.

Bárbara Escobar explica que por tratarse de una zona urbana, al eliminar el bosque también morirán especies que ayudan a regular plagas: “Hay animales como murciélagos y serpientes que nos ayudan a controlar animales que nos resultan incómodos. Por ejemplo, los ratones o zancudos”, agrega.

El 22 de octubre, el COFAQUI informó que el MARN aceptó para su trámite una oposición presentada contra el proyecto en mención. En el transcurso de 30 días, el MARN deberá tomar una decisión.

En medio de todo, reflexiona Escobar, este es un buen caso para reflexionar en la cantidad de proyectos que hay en todo el país y que afectan los recursos naturales. “Son proyectos por los cuales se criminaliza a las comunidades, pero solemos verlo como algo muy ajeno. Tal vez porque no pasamos por ahí en nuestro carro todos los días. Pensemos que esta oposición existe en otras partes del país. La diferencia es que en las zonas más alejadas del país, lo que las empresas hacen es violentar, asesinar o criminalizar a los que se oponen”.