¿Usted cree que podemos dar crédito cuando nos dice que “es una campaña” orquestada para amedrentar a la población? ¿Usted piensa que citando cifras y diciendo que se ha reducido la cantidad de secuestros y desapariciones de niñez y mujeres, la ciudadanía va a cambiar su percepción negativa en torno a la seguridad? ¿Cómo cree que nos sentiremos seguras cuando ha sido rescatada de explotación sexual una niña de 14 años que estuvo quince meses desaparecida y con alerta Alba Keneth creada? Este hecho se sumó al incremento de publicaciones que en distintos medios han aparecido para dar a conocer las activaciones de alertas por desaparición de niñez y de mujeres (Alba Keneth e Isabel-Claudina, respectivamente).

Paralelamente, han proliferado mensajes en redes sociales o de mensajería en los cuales se denuncian actos de violencia sexual contra mujeres en la vía pública e intentos de secuestros en distintos puntos del país.

Como ya lo hemos dicho muchas veces desde este espacio, la seguridad no es solo cuestión de cifras oficiales o de voces autoritarias que nos digan que nos sentiremos seguras si nos resguardamos en nuestros hogares. Se trata más bien de vivir sin miedo, de sentirnos libres de amenazas tanto en los espacios públicos como en nuestras casas. Hablar de seguridad en estos términos implica entenderla como un proceso que se construye paulatinamente, no como algo que se dicta desde las oficinas donde ustedes protegen sus intereses y los de quienes les sostienen en sus puestos.

¿Cómo podemos sentirnos seguras cuando quienes tienen que garantizar que eso suceda, lo hacen desde el desconocimiento, la falta de empatía, la omisión de acciones y la mirada ginope sobre los problemas y las afectaciones particulares?

No nos grite, ni vocifere. Usted tiene un mandato y una responsabilidad en la garantía de nuestras vidas, tiene -además-, por ser quien dirige el país, una enorme deuda con las niñas, las adolescentes y las mujeres de Guatemala. No será con campañas publicitarias engañosas y citando cifras que cambiará la percepción, sino creando respuestas inteligentes y medidas de prevención. Más que saber si es o no una “campaña”, nos gustaría que las instituciones que deben hacerlo investiguen y nos den respuesta. Que las niñas y mujeres que permanecen desaparecidas sean puestas a salvo y que quienes las explotan reciban su castigo, que la violencia en nuestra contra no sea normal. Y eso solo se conseguirá trabajando denodadamente en la prevención de la violencia desde enfoques integrales.