Maríajosé Rosales Solano / laCuerda

La colectiva Actoras de Cambio realiza una campaña de prevención del abuso sexual a niñez y adolescencia, a través de sus redes digitales. Esta colectiva feminista acompaña procesos de sanación, memoria histórica y justicia, desde las propuestas y miradas de las mujeres. Su trabajo se centra en fortalecer los tejidos sociales, las redes de apoyo y cuidado, para construir territorios libres de violencia sexual.

Es así como esta campaña busca visibilizar herramientas para la niñez y adolescencia que les permitan hacer conciencia de que es posible vivir en un mundo sin violencias sexuales; que las niñas y adolescentes cuenten con recursos para defenderse, romper el silencio y, lo más importante, con una red de cuidado. Para las personas adultas, comparte propuestas para conllevar las situaciones de abuso sexuales dentro de las familias y el resguardo a la niñez y adolescencia para un acompañamiento adecuado.

Según esta colectiva, es importante que las personas de todas las edades, “nos hagamos responsables de aportar y construir mejores oportunidades en la vida; contextos y tejidos sociales que cultiven con un ambiente de amor y cuidado hacia la niñez y adolescencia”, y para todas las personas, incluyendo las relaciones armoniosas con otros seres vivos. Un mundo donde nos relacionemos desde la cooperación y el equilibrio.

El abuso no es normal, ¡está mal!

Algunas acciones para transformar las violencias en el ámbito familiar y en los entornos donde interactúan niñas y adolescentes son, por ejemplo, dialogar sobre el abuso sexual, las consecuencias y sus expresiones para romper el silencio. Evidenciar cómo se expresa el abuso en las niñas, niños y adolescentes para que las personas encargadas de la crianza o el cuidado puedan identificar esta problemática inmediatamente.

“El abuso sexual existe y es más común de lo que piensas”, es una afirmación dentro de esta campaña que intenta mostrar la urgencia de hablar y acordar cuáles son los caminos dentro de cada grupo o institución social. “Los abusos se viven con miedo, confusión, terror, culpa, vergüenza…y hay abusos que duran muchos años”.

El movimiento feminista ha colocado en la opinión pública que uno de los espacios o lugares más violentos para las mujeres es el hogar; de igual manera es para la niñez y adolescencia. En esta campaña recomiendan: no confiar en personas que busquen quedarse solas con niñas y niños. La mayoría de abusos sexuales son realizados por hombres cercanos: papás, abuelos, padrastros, tíos, hermanos, primos, o por personas de confianza, como maestros o amigos de la familia.

El silencio se impone a través de amenazas, mostrando poder de dominio frente a la sobreviviente, mediante manipulación y engaño; se ocultan bajo una imagen contraria a lo que son: para la vista de las demás personas son “honorables”, caballeros, responsables. “En la intimidad de sus casas actúan de una forma, en público de otra”, afirma Liduvina Méndez, psicóloga, terapeuta feminista de la Colectiva Actoras de Cambio.

Es necesario prestar atención a los cambios de comportamiento de las niñas y adolescentes*:

• Pesadillas recurrentes

• Vuelven a orinarse en la cama

• Tienen comportamientos agresivos o están enojadas/os

• Lloran con facilidad

• Juegan menos o no juegan

• Picazón en los genitales

• Se quejan de dolores de estómago, dificultad para orinar

• Dolores de garganta, dependiendo del abuso al que son sometidos

• Dolor de cabeza

• Muestran comportamientos sexuales que no concuerdan con su edad

• Se muestran temerosos

• Tienen miedos nocturnos o a la oscuridad

• Buscan refugiarse o aislarse

• Se niegan a realizar actividades que antes hacían con alegría o facilidad

• Evitan a la persona abusiva

• Si el abuso es en casa, prefieren estar fuera

*Es cierto que no todas estas manifestaciones son por abuso sexual, sin embargo, indican que está sucediendo alguna situación que es necesario atender.

Abrir el corazón para despertar la conciencia

Esta colectiva está consciente de los conflictos y problemas cotidianos que generan el relacionamiento y las formas de convivir en un territorio. Lo que esta iniciativa busca es hilar las propuestas y reflexiones sobre cómo nos estamos cuidando, qué hacemos para equilibrar las relaciones; y buscar formas para lidiar y transformar las problemáticas entre las personas. Propone abrir el corazón para despertar la conciencia; escuchar y actuar para romper las relaciones violentas.

Como parte de la campaña, difundirá mensajes para cuestionar e invitar a practicar una paternidad y maternidad con oportunidades más armoniosas y responsables en sembrar semillas de respeto y cuidado en las niñas y niños. Y para esto, es necesario que las personas decidan hacer este ejercicio de la crianza libre de violencias. Así como ellas lo nombran “con alas y raíces hacia la vida.” A partir de esta propuesta, preguntarnos ¿cómo establecemos esas relaciones desde nuestros lugares, redes, familias, barrios, organizaciones, empresas, productoras, cualquier expresión organizativa para la vida?

Muchas estamos convencidas que sí es posible generar espacios libres de violencias. Y estamos conscientes de que establecerlos requiere un trabajo específico. Por ejemplo: la escucha y actuancia. La construcción colectiva y el diálogo para establecer los acuerdos de convivencia. El respeto hacia todo ser vivo. Asumir y confrontar las situaciones que nos incomodan y con las que no estamos de acuerdo.

Practicar rutas para sacar los enojos. Romper con todas las normas que rigen una disciplina direccionada a la política de muerte. Apostarle a la vida. Sanar. La justicia. Y, ante todo, detener el daño hacia la otra persona.

Consejos para acompañar y confrontar el abuso:

• La/el sobreviviente es una persona con capacidad de recuperar sus fuerzas, recursos y poderes, no es “una pobrecita o pobrecito”, “ni una persona que ya no podrá ser feliz”, recuerden que todas y todos hemos pasado por situaciones difíciles, unas más que otras, según la vivencia individual, y en muchos casos ese obstáculo ha sido el impulsor para cambios importantes. Es una persona que ha tenido la fuerza de sobrevivir.

• Escuchar sin juzgar, respetando los límites de lo que la persona quiere expresar, sin indagar, ni forzar, sin alarmarnos; haciendo sentir nuestra compañía, presencia y respeto. Respetaremos el ritmo y le dejaremos claro que cuando quiera hablar estaremos listas y listos para escuchar.

 

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