Kimberly López /laCuerda

 

No pasa un día de la semana sin que la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) reciba al menos una denuncia de personas que ven violentado su derecho al acceso a la salud. Señalan que aunque padecen enfermedades crónicas, no han sido atendidas en los centros hospitalarios.

Pese a la crisis ocasionada por la pandemia, los bares, cines y espacios para el entretenimiento nocturno tienen luz verde para operar. Paradójicamente, las consultas externas de los hospitales nacionales y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) aún permanecen cerradas y han limitado el acceso al derecho a la salud de miles de personas.

En Guatemala, la mayor parte de las enfermedades se atienden a través de las consultas externas en hospitales nacionales. “Desde esa perspectiva, a partir de marzo hemos tenido un problema porque estos servicios han estado cerrados desde el comienzo de la pandemia, a pesar de que representan una de las puertas principales de atención para las personas según el modelo de salud vigente”, explica Zulma Calderón, Defensora de la Salud de la PDH.

Es decir, en los últimos seis meses miles de personas no han podido acudir para ser atendidas por padecimientos ajenos a la Covid-19. Ante la llegada de la pandemia, las autoridades de salud se han concentrado en la atención a pacientes positivos, dejando de lado las necesidades de otro sector de la población que requiere un acompañamiento médico constante y acceso a medicamentos. Por ejemplo, relata Calderón, es preocupante el caso de los pacientes con cáncer. Si una persona residente en Petén tuviera que recibir tratamiento para cáncer al ser enviado al Hospital General San Juan de Dios o al Roosevelt, su puerta de entrada para tener acceso a una atención adecuada debería ser la consulta externa.

Ilustración: Ximena Rodas

No obstante, desde marzo de este año, el presidente Alejandro Giammattei anunció la decisión de cerrar todas las consultas externas a nivel nacional. La disposición se implementó desde el 17 de marzo y continúa vigente hasta la fecha. Algunos centros hospitalarios planean abrir sus servicios de forma gradual para garantizar que existan las medidas de seguridad correspondientes.

Desde entonces, han recibido atención aquellos pacientes que ya tenían un pronóstico o quimioterapias programadas. “El problema es que los casos nuevos han quedado relegados, al igual que otras enfermedades”, explica la defensora. De igual forma, los pacientes que estaban pendientes de cirugías ambulatorias quedaron en espera. En el momento cuando se reabran las consultas externas, la presa, la cantidad de pacientes será exagerada. Solamente entre el Roosevelt y el San Juan de Dios, los hospitales de la capital que reciben al mayor porcentaje de pacientes, suman 100 mil consultas externas detenidas.

Cada semana, la Defensoría de la Salud de la PDH recibe un promedio de cinco denuncias relacionadas con la falta de atención de pacientes sin Covid-19, pero sí de otras enfermedades. Los servicios más denunciados son el IGSS ubicado en zona 9, el Hospital San Juan de Dios y el Roosevelt, los centros hospitalarios más grandes de la ciudad.

“Es cierto que estamos con la emergencia de coronavirus pero el cáncer no ha parado, los casos nuevos se siguen dando, los pacientes con tuberculosis, también enfermos renales. Poco se ha dicho de cómo los servicios de salud están sometidos a ese doble reto, a darle la batalla a la pandemia con lo poco que tenemos y a seguir atendiendo el resto de enfermedades que aquejan a la población”, cuestiona Calderón.

Por su seguridad, Roberto no brinda su nombre real. Desde hace varios años vive con VIH y relata las dificultades que ha vivido, al igual que otros de sus compañeros durante la pandemia. En el IGSS no han podido recibir consulta médica.

“En el IGSS no nos han hecho exámenes de carga viral ni recuento de linfocitos, tampoco han dado el medicamento antirretroviral de forma completa. Yo ya tengo mi terapia incompleta porque no me reponen el medicamento cuando lo recibo incompleto”, relata. En el caso de los pacientes nuevos con VIH, agrega, no han podido tener acceso a atención inicial para iniciar su tratamiento.

Una situación similar ha vivido Esmeralda, quien vive en Escuintla y se dedica al trabajo sexual. Ella cuenta que mensualmente requiere medicamentos para tratar enfermedades de transmisión sexual. Antes de la pandemia, Esmeralda asistía al Hospital Roosevelt para recibir su medicina.

“He llamado al Roosevelt para preguntar cuándo puedo ir otra vez por mi medicina, pero nadie me responde. Yo podría ir a preguntar personalmente, pero eso implica un gasto muy grande de transporte y me da miedo llegar y encontrarme con que no están atendiendo”, cuenta.

La inestabilidad de los servicios ha generado incertidumbre en las y los pacientes.

Reapertura de consultas sin fecha definida

El IGSS está preparando un plan de reapertura de consultas externas para empezar a atender de manera gradual, ordenada, con previas citas programadas y escalonadas, guardando todos los protocolos establecidos. La fecha de esa apertura gradual aún no está definida, según informó el Departamento de Comunicación del IGSS.

Por su parte, según Francisco Coma, viceministro de hospitales del Ministerio de Salud se están planificando los protocolos de apertura para reactivar este servicio aproximadamente a principios de noviembre. “Hay que establecer medidas de distanciamiento social, no podemos permitir la acumulación de pacientes para entrar a consulta externa”, explicó.