Francelia Solano/ laCuerda

Lilian Pérez es directora de la Asociación de Viudas de Pilotos (AVITRANSP). Cuenta que durante la pandemia aumentó la cantidad de mujeres que buscan ayuda de la asociación. Muchas de ellas fueron desalojadas de los lugares que alquilaban, otras llegaron con la esperanza de conseguir el sustento diario en sus hogares. En lo que va de la pandemia, las asociadas han reportado cuatro niñas desaparecidas y dos niños asesinados.

Situación económica de las viudas

En medio de un panorama desolador, donde a las viudas las sacan de sus casas por no pagar el alquiler y no tener dinero para los ser vicios básicos como la luz, agua o teléfono, la asociación busca cómo apoyarles. Es por ello que al inicio de la pandemia, Lilian Pérez comenzó a recolectar víveres. Cuenta que a raíz de la crisis más compañeras llegaron a inscribirse como asociadas, es por esto que los alimentos que donaban no eran suficientes para todas.

Entonces, las que recibieron curso de costura con AVITRANSP, comenzaron a hacer mascarillas para que las demás pudieran vender cerca de sus hogares y compraran cosas necesarias como medicina o gas para sus cocinas. Este programa   continúa   funcionando, aunque  no  genera  tanto  ingreso para ellas como desearían.

AVITRANSP  busca  capacitar a las mujeres viudas de pilotos para que   puedan   obtener   trabajos o  emprender negocios, luego de la muerte de sus compañeros y el abandono del Estado hacia ellas y sus hijos. De a han  salido  promociones  de  cocine dependientes de farmacias y costurera la pandemia, las capacitaciones han quedado en pausa y las ayudas también. Pérez cuenta que año con año una organización canadiense donaba máquinas de coser, pero por la pandemia no pudieron darlas; sobre todo “ahora que más lo necesitamos, porque más mujeres piden ayuda”, apunta Pérez. Regularmente estas donaciones se daban a quienes terminaban el curso de corte y confección para poner sus talleres de costura.

Para muchas, la única oportunidad de formación es la que se ofrece en AVITRANSP porque en ocasiones sus papás prefirieron dar estudio a los hombres. Esto según la socióloga Trudy Mercadal, se debe a que en una sociedad patriarcal “toda la estructura social y cultural va dirigida a que la mujer se va a encargar de su casa y no tiene nada que ver con la realidad (…) cuando se habla de estudios se prioriza al hombre. No es por poco afecto, es por el tema económico”. Añade que muchas veces se cree que dar estudios a las mujeres es una pérdida económica porque ellas están obligadas a hacer tareas del hogar y a vivir con y de sus maridos.

Hay una desvalorización del trabajo en el hogar, explica Mercadal, quien añade que las mujeres “están contribuyendo en la economía incluso si se quedan en su casa, pero es absolutamente desvalorizado, invisibilizado y ninguneado”; y cuando buscan oportunidades laborales fuera del hogar es difícil, primero “porque su condición de mujer se desvalorizó” y segundo, por “falta de experiencia”.

Entonces en muchos casos, las posibilidades se reducen a trabajos como limpieza de casas o lavado de ropa, que son siempre mal pagados. En momentos de pandemia, para muchas la situación empeora y se hace cuesta arriba. Por ejemplo, la cantidad de viudas registradas en los últimos meses ha superado la capacidad de la asociación para poder proporcionar apoyos, dice Pérez. Ahora son mil 600, mujeres las que buscan ayuda económica tras no recibir nada de los programas sociales. De todas ellas solamente 25 recibieron el Bono Familia.

Un Estado  que invisibiliza y mata

En los datos del Instituto Nacional de Estadística las viudas no existen.

Lilian Pérez explica que el reconocimiento s viudas en el país podría ayudar a visibilizar problemas que afrontan. Muchas se han uedado criando solas a sus hijos y con la deuda que adquirieron para solventar el entierro de sus parejas.

En Guatemala existen dos organizaciones de viudas y ambas agrupan a mujeres que perdieron a sus parejas por la violencia. La Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, es una de ellas, que acuerpa a todas las mujeres a las que el Estado y los militares les arrebataron a sus esposos durante el conflicto armado interno. Además, está AVITRANSP, que aglutina a s viudas de los pilotos de buses que murieron ausa de las extorsiones y por la falta de dad en el transporte público.

El Estado les ha fallado desde el momento en que sus parejas murieron, señala Pérez. El problema comienza desde la incapacidad de garantizar seguridad, continúa al no impartir justicia por sus muertes y termina con el abandono de ellas y sus hijos.

“Hay un tipo de pensión para las viudas que es una miseria, pero significa que el gobierno nos está diciendo ‘tan fuera de mi control y de mi interés político es que estén matando a estos hombres, que vamos a poner una pensioncita para las viudas’, en lugar de preguntarse qué hacer para que esto termine”, señala Mercadal.

En lo que va del año, el gobierno tampoco ha sido capaz de dar respuesta por las cuatro niñas desaparecidas ni por los dos niños asesinados, hijas e hijos de mujeres que se han acercado a AVITRANSP. Además, las oficinas de la organización fueron asaltadas. A Liliana la encañonaron, le robaron el teléfono e intentaron llevarse algunos equipos. Esto obligó a que el bazar de ropa fabricado por las mujeres viudas, no se pudiera llevar a cabo. A ellas les toca sobrevivir entre la pobreza, la delincuencia, la invisibilización del Estado y una crisis sanitaria sin precedentes.