Rosario Orellana / laCuerda

Todas las personas conformamos la diversidad sexual, tenemos una identidad de género y orientación sexual. Existen múltiples términos que pueden converger para identificar a una sola persona, pero ¿conocés el abanico de posibilidades? ¿Las has cuestionado? Ahora compartiremos algunas formas de nombrarnos, utilizando como base aquellos términos que escuchamos con frecuencia, pero que desconocemos a profundidad. Más adelante será un reto cautivador tomar las consideraciones culturales para conocer más conceptos.

Para esta pieza, entrevistamos a la psicóloga social y cultural, Natalia Marsicovetere y al activista Tristán López, integrantes del movimiento Visibles y quienes explican que los términos van cambiando con frecuencia porque existe una inquietud latente por normar las múltiples experiencias.

Sexo y género: Con la primera hablamos de corporalidad, características físicas. Mientras tanto, el género se refiere a la construcción de una persona desde el aspecto social.

Orientación sexual: Hace referencia a la atracción afectiva, sexual y emocional por determinados géneros. Mayormente utilizado en el lenguaje de derechos humanos.

Identidad de género: Se trata del género desde el que la misma persona se nombra y reconoce como parte de su identidad.

Expresión de género: Es la puesta en común del género, con el aspecto corporal (vestimenta, manerismos, uso de accesorios, etcétera). Es la forma en que una persona se presenta ante las demás. La expresión de género es flexible, individual e independiente de la identidad de género u orientación sexual. De acuerdo con López, es un término clave que “ayuda a analizar el carácter social de la violencia”.

Lesbianas y gays: Corresponde directamente a la orientación sexual de quienes son atraídas hacia otras personas de su mismo género; mujeres atraídas por mujeres y hombres por hombres.

Bisexuales: Incluye a personas que sienten atracción tanto hacia mujeres como a hombres. Dentro de la bisexualidad, está la pansexualidad, considerada como una discusión relativamente incipiente que hace referencia a las personas con capacidad de construir afectos con otras personas, independientemente del género y que toma en cuenta que no todos los seres caben en el espectro de mujer u hombre.

Trans: Alude a personas que no se identifican con el sexo asignado al momento de nacer. Tristán explica que se trata de una sombrilla que incluye a las personas travestis, transexuales y transgénero. Se conoce como travestis a quienes de forma performática ocupan momentáneamente otro género; transexuales a quienes ya tienen intervenciones médicas en sus cuerpos; transgénero a quienes de forma permanente ocupan un género distinto al asignado en su nacimiento. El activista aclara que en cualquiera de los casos se utiliza solamente la palabra “trans” porque a simple vista no es posible identificar si una persona ha tenido intervenciones médicas.

Intersex: Su sexo no está definido en el binario y hace referencia a muchos aspectos del cuerpo y no solo de los genitales. “Existen muchas formas de ser intersex”, señala Marsicovetere. En este término existen múltiples variaciones genéticas, en los órganos internos y externos, hormonales y otros. No se consideran como una tercera categoría. Cuando hablamos de personas intersex, hablamos de características sexuales. “Por ejemplo, una persona intersex nace con un clítoris más grande de lo que entendemos como común, pero tenía gónadas masculinas y le crece barba. Por ello es que las personas intersex también pueden ser trans. Debemos entender que cuando nacemos hay una asignación y sobre ella es que se construyen aspectos sociales”.

Queer: La palabra en inglés se ha adaptado para nombrar a cualquier persona disidente de las normativas de género y de sexualidad. Es otro término sombrilla que abarca todas las demás letras y a cualquiera que se nombre desde la diversidad no específica, como en las anteriormente nombradas.

Cis: El concepto asume como personas cis a aquellas que no realizan una transformación de género. Su identidad subjetiva, personal y profunda coincide con la asignación que se hizo al momento del nacimiento y el término fue creado para que la experiencia trans no fuese estigmatizada. “Lo cis, al no ser nombrado, se constituía en lo normal y eso ponía una carga negativa en las identidades trans”.

AFAB y AMAB: Ambos términos son abreviaturas de “Assigned Female/ Male at Birth” haciendo referencia a las categorías asignadas al momento del nacimiento. Éstas pueden coincidir o contrastar con la orientación sexual e identidad de género de una persona cuando es adulta. El activista interpreta que son términos utilizados, por un lado, para la atención médica porque “conlleva ciertas atenciones o requerimientos específicos” y por la otra parte, como “categorías políticas que cuestionan y proponen discusiones de todas las identidades que comparten ciertas experiencias de género”.

Binario: De acuerdo con el término descrito por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se trata del “modelo social y cultural dominante occidental que considera que el género y el sexo abarcan única y exclusivamente dos categorías rígidas: mujer y hombre”.

No binario: Identidad de género que no se adapta a lo binario. “Puede considerarse como ninguna de las anteriores, una combinación de ambas, o simplemente rechazar la idea de género como lo conocemos en este contexto social y construir su propia terminología”, acota Natalia.

Asexual: Espectro de la sexualidad en el que la atracción de tipo sexual no es la fuente primaria en la construcción de afectos con otras personas. Confluye en la diversidad sexual porque rompe con lo hegemónico. Es independiente de la identidad de género y orientación sexual.

Tristán concluye que es necesario ser parte de la discusión constante y visibilizar que la terminología por utilizar dependerá, principalmente, de la autopercepción de las personas, la mediación y construcción de la subjetividad desde los propios cuerpos.