María Dolores Marroquín/ laCuerda y Jimena Galán/ La Revuelta
En 2020 el movimiento feminista consiguió permear la agenda pública a escala mundial. “¡Ahora que estamos juntas, ahora que si nos ven!” Coreamos al unísono en distintas partes del planeta desde las calles, las casas, los espacios de toma de decisión, los medios de comunicación, y hoy, aunque quieran, ya no pueden invisibilizarnos.
En Guatemala, las feministas somos parte de esa multitud diversa y plural. Continuamos la tradición de lucha de nuestras ancestras, nuestras abuelas y madres, de quienes nos reconocemos herederas. Nos juntamos, trenzamos demandas, propuestas, palabras y voces.
Nos nombramos semillas porque sabemos que en nosotras están los frutos que otras sembraron. Sabemos que para llegar aquí hubo otras luchas, resistencias y otros encuentros de distinta índole.
A iniciativa de la Asociación La Cuerda, feministas de 19 colectivos decidimos generar un espacio de encuentro e intercambio, ya que la realidad que vivimos por la pandemia del Covid-19 ha agudizado las perversidades del sistema patriarcal, racista y neoliberal. Por su lado, el distanciamiento necesario para cuidar la propagación del virus, obliga a recrear la imaginación para mantener la acción rebelde y transformadora, razón por la cual se decidió convocar a un encuentro virtual.
Con la necesidad de manifestar conjuntamente posturas críticas, reactivar articulaciones y potenciar la presencia feminista desde nuestros territorios en un panorama desalentador, el encuentro Semillas Feministas en Iximulew 2020 se plantea como objetivo “Generar un espacio de encuentro para conocer las propuestas políticas que tenemos desde los diversos feminismos presentes en este territorio, e identificar rutas para la articulación del movimiento feminista en Iximulew”.
El encuentro iniciará el 7 de diciembre, un día 13 Q’anil, energía de la semilla, del fruto, día de cosechar lo sembrado durante las últimas décadas, finalizando el día 3 B’atz’, energía del hilo del tiempo y la continuidad con el pasado, además de la conexión y el arte, 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
El programa del encuentro se construirá a partir de los aportes de todas. La metodología consiste en organizar la agenda de actividades con base en las propuestas que las participantes inscribirán en el formulario elaborado para el efecto.
Se contará con un programa de discusión por ejes, espacios de reflexión sobre el movimiento feminista y un programa artístico donde podremos visualizar, compartir y reflexionar sobre los sueños feministas que nos impulsan.
Artivismo feminista, una propuesta viva
El artivismo se puede entender como la acción que se produce desde los espacios artísticos, políticos y de la organización comunitaria en torno a los movimientos sociales (Felshin, 1995). En otras palabras, el artivismo feminista permite la expresión y la construcción de un arte significativo que atiende a las necesidades sociales y políticas de las mujeres, puesto que surge y se forma desde las mujeres de la comunidad. Sobrepasa las limitaciones estructurales e institucionales al no responder a la concepción canónica del arte y a sus formas de exposición.
El sentido político y social del arte que se realiza, exige un cambio profundo y demuestra un descontento frente a la situación actual, a través de la incidencia en el espacio público. Todo lo anterior se lleva a cabo con el objetivo de motivar al diálogo y atender las exigencias sociales puntuales que se realizan en el mismo.
El fotobordado como propuesta
Dentro de las prácticas del artivismo feminista se encuentra el bordado, el cual implica el reconocimiento de éste como un espacio seguro donde las mujeres pueden dialogar libremente sobre las condiciones de desigualdad y violencia que las atraviesan.
En el encuentro Semillas feministas en Iximulew 2020 proponemos una acción artivista de fotobordado, puesto que nos permite la reivindicación de una práctica opresora al utilizarla para enunciar nuestras inquietudes y necesidades como feministas guatemaltecas, así como la realización de una exigencia pública. El bordado y todas sus prácticas se convierten en sí en una forma puntual de protesta y empoderamiento por el cual las mujeres cuentan su historia desde su voz y sus manos.
Por otro lado, el fotobordado apela a nuestra memoria individual y colectiva, al momento que brinda la posibilidad de reapropiarnos de un instrumento de opresión al favorecer los discursos que perpetúan los roles de género impuestos por una sociedad gobernadora.
Todas las feministas en Iximulew están cordialmente invitadas a ser parte de este espacio de diálogo y reconocimiento mutuo, de identificación de las rutas que pueden unirnos en complicidades que rompan con los mandatos y las opresiones. Cada día somos más y queremos auto convocarnos para seguir tejiendo complicidades y revolucionando desde la ternura.