Cuatro representantes de la aldea Campur, ubicada en San Pedro Carchá, Alta Verapaz, viajaron desde las 2 de la madrugada con rumbo a la ciudad de Guatemala para hacerle un recordatorio al gobierno. Desde hace un mes y días las autoridades gubernamentales se olvidaron de las más de 2 mil familias que quedaron sin hogar, tras las tormentas Eta e Iota.

Kimberly López / laCuerda

Campur era una aldea dedicada al cultivo de cardamomo, café, maíz, frijol y mandarinas, pero tras el paso de las tormentas Eta e Iota, quedó totalmente sumergida. Donde antes había cientos de viviendas y comercios, ahora solo hay una laguna debajo de la cual están soterrados los medios de vida de sus habitantes.

“Bonito se ve Campur, como un lago, pero debajo de eso hay una inmensa tristeza por las más de 700 familias que se quedaron sin nada”, dice Ramón Cuxa, representante comunitario.

Así se ve Campur a casi un mes del paso de la tormenta Eta.
Foto: Erick Cu.

Junto a él, el pasado miércoles, otros tres líderes comunitarios y representantes del pueblo indígena de Campur se presentaron ante la Secretaría Ejecutiva de la Presidencia para hacer una serie de peticiones al Organismo Ejecutivo.

Los representantes comunitarios piden una mesa técnica que se encargue de buscar solución a los problemas ocasionados por las tormentas recientes. De manera inmediata demandan la entrega de víveres y la habilitación de albergues que cumplan con las condiciones básicas de seguridad e higiene.

A largo plazo solicitan proyectos de vivienda, salud, educación y reactivación económica, para las más de 700 familias afectadas.

“No solo es la falta de viviendas, también estamos preocupados por la salud, educación, economía familiar, derechos humanos, seguridad ciudadana, niñez, adolescencia, mujeres y hay vías importantes que quedaron incomunicadas”, explica Erick Cu, líder comunitario indígena.

Sin centro de salud y sin educación

El centro de salud que atendía a las familias de Campur quedó totalmente sumergido bajo una laguna que, lejos de desaparecer, cada día parece elevar su nivel.

La ausencia de un espacio adecuado para atender los problemas de salud de las personas adultas mayores y la niñez es una preocupación latente para las y los comunitarios ya que solo se les atiende en una carpa improvisada.

Debido a la acumulación de agua, las familias también temen un brote de malaria o dengue.

La solidaridad de municipios y aldeas aledañas ha sido el pilar de apoyo de las familias albergadas. Ese apoyo contrasta con la ausencia de las autoridades de gobierno y de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), que, desde hace un mes, según los dirigentes comunitarios, no se ha presentado en el lugar.

“Llegó una persona a tomar fotos y nosotros no tenemos alguna noticia si Campur se queda así o tenemos la esperanza de que la laguna llegue a bajar. No tenemos hasta hoy alguna información de parte de la CONRED y es lo que venimos a solicitar, la presencia de ellos”, dijo Nery Sánchez, otro de los representantes.

Distanciamiento con San Pedro Carchá

A inicios de noviembre, el presidente Alejandro Giammattei se reunió con autoridades locales de Cobán, Alta Verapaz. Todos excepto Winter Coc, el alcalde de San Pedro Carchá, uno de los municipios más afectados por los fenómenos tropicales y en el que se ubica la aldea Campur.

Coc fue electo en las pasadas elecciones con el partido Victoria. Su concejo municipal está conformado por representantes de Victoria, Viva y UNE. Esta podría ser una de las razones por las cuales el gobierno ha tomado distancia de la situación de las familias campureñas, infiere Sánchez.

“Si no somos escuchados, tomaremos otras acciones”

Esta semana, el Congreso amplió el Estado de Calamidad para 6 departamentos afectados por las tormentas tropicales. Supuestamente, para tener la capacidad de atender mejor las necesidades que surjan en esas áreas.

La población ha pensado realizar protestas para exigir atención, pero debido al Estado de Calamidad, y las restricciones a la movilidad, temen enfrentar alguna consecuencia penal.

“Quisimos hacer un movimiento y por eso no hemos podido hacer nada por eso optamos por un acercamiento y exigir una mesa técnica”, explica Erick Cu.

Si el presidente Giammattei no los escucha, advierte Cu, las comunidades tomarán otras medidas porque les preocupa la situación de las familias albergadas en escuelas, iglesias, salones comunales y en casas de vecinos que han sido solidarios.

En pocas semanas culminará el año y miles de personas viven en la incertidumbre. ¿A dónde iremos? ¿Qué va a pasar con Campur? ¿Cuál es nuestro futuro?, son algunas de las preguntas que se hacen y que aún no tienen respuestas.