Nueve meses después de haber denunciado a su agresor, Carmen se lamenta por haber confiado en la justicia guatemalteca. “Cada día me siento más decepcionada”, relató a laCuerda, tras enterarse que Rubén Enrique Rosales Ovalle, a quien señala de haberla drogado con estupefacientes y abusado sexualmente, no enfrentará ningún proceso judicial, según decidió una jueza. Sus abogadas buscan apelar la resolución.

Kimberly López /laCuerda

 

Rubén Enrique Rosales Ovalle, de 56 años, no enfrentará un proceso judicial a pesar de haber sido acusado de abuso sexual contra Carmen. Ella asegura que Rosales, quien hasta enero de este año era su jefe, alteró su cuerpo con sustancias químicas para luego violarla.

La decisión fue tomada por la jueza Anabella Acevedo Estevez del Juzgado de Turno de Instancia Penal de Delitos de Femicidio del departamento de Guatemala.

El viernes 27 de noviembre, en el Ministerio Público (MP) ubicado en Gerona, Rosales Ovalle compareció para rendir su declaración tras haber sido acusado de violación sexual y agresión. Carmen también fue citada para relatar los sucesos que respaldan la denuncia presentada.

La audiencia de anticipo de prueba se realizó nueve meses después de que Carmen presentó la denuncia. Inicialmente estaba programada para septiembre de este año. Sin embargo, fue suspendida debido a una excusa médica presentada por el acusado. Supuestamente, para realizarse una prueba de Covid-19.

Durante esos meses, el equipo legal que defiende a Carmen solicitó una orden de aprehensión y arraigo para evitar que el acusado pudiera intentar hacerle daño, salir del país o manipular el proceso judicial. Pero la petición fue rechazada por la juzgadora.

Las preguntas de la jueza

El equipo legal de Carmen relató a laCuerda los detalles de la jornada de ese viernes, en el que la jueza Anabella Acevedo decidió no ligar a proceso al supuesto violador.

Carmen declaró nuevamente todo lo ocurrido el día de los hechos, respondió las preguntas de sus abogadas, de los abogados defensores y las de la juzgadora.

“Siempre esperamos las peores preguntas de parte de la defensa del acusado, pero fue la jueza quien realizó una serie de preguntas ofensivas y fuera de lugar, con muchos estereotipos de género”, relató el equipo legal de Carmen.

Algunas de las interrogantes formuladas por Acevedo a Carmen fueron: ¿Qué sintió mientras ocurría el acceso carnal? ¿Por qué no gritó? ¿Por qué no pidió auxilio?

Después de esto, la jueza decidió que Enrique Rosales no fuera ligado a proceso por las acusaciones en su contra.

Según argumentó, el testimonio de la víctima le generaba dudas. También señaló falencias en la investigación previa llevada a cabo por el MP, pues no le realizaron a Carmen un informe toxicológico para determinar la presencia de sustancias tóxicas en su cuerpo.

El acusado optó por no proporcionar ninguna declaración.

Una serie de anomalías

El 2 de diciembre, el equipo legal del Bufete Jurídico de Derechos Humanos con Enfoque Feminista, que defiende a la sobreviviente, presentó una apelación contra la resolución de Anabella Acevedo.

Las abogadas argumentaron que la decisión de la jueza se basó en estereotipos de género, pues en su análisis le dio prioridad a los argumentos del acusado y restó importancia al testimonio de Carmen.

Además, razonaron que hubo un “excesivo formalismo” en su forma de proceder. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los casos de violencia sexual es común que las víctimas olviden detalles del relato. Sin embargo, Carmen ha sido obligada a relatar lo ocurrido una y otra vez y fue cuestionada con minuciosidad.

“En esta etapa del caso, bastaba con que la jueza hubiera acreditado la probabilidad de su participación, no era un juicio, era una resolución para decidir si existía la posibilidad de algún hecho delictivo”, explicaron las defensoras.

Otro de los hechos que preocupan a las abogadas es que Acevedo permitió que el acusado presentara medios de prueba, a pesar de que en esta fase del proceso no corresponde presentar pruebas.

“Consideramos que se violó el derecho de la víctima porque permitió que proyectara un video como supuesta prueba y le dio prioridad al acusado y no a ella”, señalaron. Supuestamente, en el video aparecía Carmen llegando a su casa con un café en la mano el día que ocurrió la agresión.

En la audiencia, las abogadas intentaron debatir el actuar de la jueza, pero no les otorgó la palabra.

“Me dijo que no levantara la mano porque la interrumpía, que me iba dar la palabra después y todavía sigo esperando que me la dé”, relató Indira Guerrero, una de las abogadas.

Hasta ahora, el MP no le ha proporcionado al bufete la copia del video. Según las defensoras, es necesario verificar si el material audiovisual está alterado o es falso.

“Me siento muy inconforme con la resolución, mi sentir es que la jueza resolvió a su favor, hizo ver como que yo era la mala y no él, le creyó a él y no a mí”, dijo Carmen, tras lo ocurrido.

Intimidación y amenazas de parte del acusado

Previo a iniciar la audiencia, relata Carmen, su agresor intentó intimidarla y se burló de ella. En varios momentos, fue expuesta a situaciones incómodas que afectaron su estado de ánimo y la hicieron sentir vulnerable.

“Yo estaba con mi familia y abogados en una sala en el MP y me dijeron que me tenía que trasladar al tercer nivel para dar mi declaración. En el recorrido me crucé con él. No me pude contener, lo vi a la cara y le dije que iba pagar lo que me había hecho. Él se empezó a reír a carcajadas, como burlándose, como provocándome, su intención era sacarme de mi estado de tranquilidad, alterarme y ponerme nerviosa. Y lo logró”, recordó Carmen.

Fue necesario tomar unos minutos para recuperarse y poder brindar su declaración.

Por problemas técnicos en la habitación donde iba a dar su declaración, Carmen debía exponer frente a su agresor.

“Me dijeron que tenía que bajar donde se encontraba el agresor y declarar con él frente a mí, pero yo les dije que no, que me sentía mal, que eso sería revictimizarme”, narró.

Rosales Ovalle voluntariamente se retiró de la sala. Sin embargo, al salir se colocó frente a Carmen, de una forma amenazante.

Fueron constantes los intentos por desestabilizarla emocionalmente, explica Carmen. “Estoy decepcionada, estoy burlada porque se rió en mi cara, él sabía que iba ganar, iba como haciendo notar todo su dinero y poder”, añadió.

El acusado es cuñado del juez Walter Jiménez Texaj, quien labora en Chimaltenango. El día de la audiencia, relata Carmen, su agresor se hizo acompañar del hijo del juez.

“¿Cómo es posible que el hijo del juez está apoyando a un violador?”, se pregunta Carmen.

“Cada día me siento más decepcionada de la justicia”

Desde el momento en el que presentó su denuncia, hasta ahora, Carmen ha recibido un sinfín de “no” como respuesta.  El día que brindó su declaración le preguntaron cómo se sentía respecto a todo lo que ha sucedido.

“Les dije que cada día me sentía más decepcionada de cómo se maneja el sistema de justicia en Guatemala. Me doy cuenta de que el dinero es lo que vale. Si uno no tiene dinero, la justicia no se mueve”, explicó.

En medio de la frustración, también hay un temor latente por saber que su agresor está libre.

“A veces creo que nunca debí denunciar, me hubiera quedado así porque solo estoy recibiendo malas noticias, pero lo que me da fuerza es que quiero parar esto porque sé que no fui la primera, ni la segunda, hay muchas más mujeres detrás de esto”, concluyó Carmen.

Con la intención de evitar que más mujeres vivan una situación similar, Carmen continuará exigiendo justicia a un sistema que parece darle la espalda a las víctimas y prioridad a los agresores.