El presidente, Alejandro Giammattei, presumió durante su informe del primer año de gobierno que 2020 fue el periodo con menos violencia en 35 años. Aunque parecen noticias alentadoras, un análisis pormenorizado de los datos permite concluir que no lo son tanto. Hay descenso en los casos denunciados, pero no todo es como se pinta.

Francelia Solano/laCuerda

Menos casos denunciados de abuso sexual en niñez

De los últimos 5 años, febrero de 2020 fue el mes en el que se registraron más denuncias por abuso sexual en niños, niñas y adolescentes (NNA). En total 449 casos fueron reportados en las clínicas de asistencia a las víctimas de abuso sexual del Ministerio de Salud y Asistencia Pública (MSPAS). Luego en marzo, a raíz de la pandemia, las denuncias bajaron drásticamente a 287.

Cuando parecía que 2020 sería un año en el que los casos iban a subir considerablemente, las cifras empezaron a bajar. ¿Qué pasó?

El primer factor para explicar el drástico descenso, según señalan representantes de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez (Ciprodeni), es la falta de opciones para denunciar desde el hogar ya que el gobierno no facilitó formas de denuncias durante el encierro. Además, agregó la misma fuente, se redujeron los horarios de atención de las instituciones públicas en los primeros meses. Es decir, disminuyeron las denuncias porque se dificultaron las posibilidades para denunciar los casos.

Al respecto, explica Paula Barrios, coordinadora de Mujeres Transformando al Mundo (MTM), que similar situación se dio con respecto a las mujeres que quisieron denunciar casos de violencia. Durante el período de medidas especiales por la pandemia, muchas de ellas quedaron incomunicadas ya que, por ejemplo, sin transporte público no tenían cómo movilizarse para llegar a los entes encargados de recibir las denuncias.

Otro factor que incidió fue que en la línea telefónica 1572, que se puso a disposición en el Ministerio Público (MP) para este fin, se recibía la denuncia, se mandaba una patrulla al domicilio, pero nunca abrían un caso o una investigación. Esto fue calificado por Barrios como “un problema” ya que no se daba respuesta efectiva a las mujeres agraviadas.

Y como si con eso no fuera suficiente, hubo fiscalías de la mujer en donde durante meses se trabajó por turnos, lo que reducía el personal y a la vez la capacidad para la recepción de denuncias, dificultando aún más la situación para las mujeres.

El encierro obligado y las medidas de restricciones de movilidad dejaron en una situación crítica a mujeres y niñas, vulnerables ante la presencia permanente de sus agresores. La información provista por Ciprodeni evidencia que hubo una incidencia marcada de abuso y de violencia que correspondía a casos que ocurrieron en los hogares. Es decir que el abusador estaba en casa y que pese a la gravedad no hubo respuestas de emergencia ni  investigaciones inmediatas.

Este factor puede ser una de las explicaciones para el descenso de edad reportado para embarazos forzados, es decir los que se producen en niñas menores de 14 años. En 2020, según los datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) se reportó un incremento de niñas que fueron violadas y embarazadas a edades más tempranas.

Bajó el número de muertes violentas de mujeres, mientras otros indicadores aumentan

Según los datos de la organización civil Diálogos, que recopila información sobre violencia homicida en el país, si se toma como parámetro el pico de violencia reportado en 2009, en los últimos veinte años ha habido un descenso de 58% en la tasa de mujeres y 68% de la tasa de hombres. En 2020, en números absolutos hubo un descenso de femicidios de 35% mientras que los homicidios descendieron en 27%.

Pareciera un logro gubernamental pero según el Foro de Organizaciones Sociales especializadas en Temas de Seguridad (FOSS) “la reducción de las tasas de violencia homicida en 2020, no fue producto de planes de seguridad”. Las organizaciones apuntan que esta es una tendencia que lleva ya 11 años y que si bien hubo avances para disminuir la violencia homicida, al mismo tiempo se incrementó la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico y hubo un aumento que califican de “alarmante” en la violencia sexual contra mujeres y niñas.

En ese mismo sentido, otras voces llaman a analizar en profundidad los datos para entender las razones del descenso en los casos. Según Carlos Mendoza, miembro de la asociación civil Diálogos, los decesos en las cifras de muerte violenta de mujeres pueden deberse a la ausencia de interacción de ellas en el espacio público, es decir que, bajó el número porque dejaron de estar expuestas como “víctimas colaterales” de otros hechos violentos sucedidos en ese ámbito. Aunque, argumenta Barrios, muchos de esos casos no son necesariamente  “colaterales” sino que familiares del violentador o incluso él mismo dan muerte a las mujeres en la calle y no dentro de sus hogares.

En ese sentido Paula Barrios más que hablar de un descenso, cuestiona la validez y confiabilidad de los datos oficiales ya que, afirma que en MTM se han trabajado muchos casos donde las muertes violentas de mujeres son registradas como suicidios. O sea que, en lugar de disminución, en algunas situaciones pudo deberse al mal registro de casos.

De manera tal que no se está ante una situación alentadora, la disminución de casos denunciados durante 2020 tiene más relación con la pandemia y las condiciones particulares que significó que con el descenso de la violencia contra las mujeres y la niñez. Y en todo caso, dicha disminución se ha debido a factores que la coyuntura impuso y no a la implementación de medidas de prevención de las entidades oficiales y, mucho menos, de la puesta en acción de una política pública en ese sentido.