En el Tribunal de Mayor Riesgo A, con la jueza Yassmin Barrios como presidenta, este lunes 1 de febrero inició el juicio por el asesinato de María Isabel Véliz Franco, ocurrido el 16 de diciembre de 2001. 19 años después del crimen, Gustavo Adolfo Bolaños Acevedo, sindicado de ser uno de los responsables, enfrenta a la justicia.

Jody García / laCuerda

A través de videoconferencia desde la cárcel de Mariscal Zavala, Gustavo Adolfo Bolaños Acevedo, quien fue capturado el 24 de junio de 2019, sigue las audiencias del debate oral y público en el que el Ministerio Público (MP) lo señala de haber asesinado a María Isabel Véliz Franco cuando ella tenía 15 años.

Según la investigación, Bolaños Acevedo, quien era 25 años más grande que María Isabel, la acosaba para tener una relación íntima con él. Cuando la asesinó, habría contado con la ayuda de Jorge Mario Ortíz Maquis, en ese momento agente de la policía, para alterar la escena del crimen. Por ello, Ortíz es acusado de asesinato en grado de complicidad y obstrucción a la acción penal.

María Isabel vivía en la Ciudad de Guatemala y acababa de terminar tercero básico. Trabajaba como vacacionista en un almacén ubicado en la zona 1. La última vez que su madre la vio con vida fue el 16 de diciembre de 2001, noche en la que no regresó a su casa. Cuando la familia alertó a las autoridades de su desaparición, la respuesta que recibieron fue que debían esperar de 24 a 72 horas para presentar la denuncia y para que la Policía Nacional Civil (PNC) empezara a buscarla. Dos días después, el cuerpo sin vida de María Isabel fue encontrado en un terreno baldío.

Durante toda la investigación del crimen, existieron fallas de parte de los fiscales y de la policía. La escena del crimen fue contaminada, no se documentaron aspectos relevantes y el traslado del cadáver a la morgue fue realizado en una patrulla, sin acompañamiento de expertos. En la necropsia no se realizó ningún estudio para determinar si María Isabel fue víctima de violencia sexual.

El caso de María Isabel sacó a la luz las deficiencias del sistema de justicia del país. Por ello, en 2014 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), condenó al Estado de Guatemala por incumplir con el deber de prevención de las violaciones de los derechos a la libertad, integridad y a la vida de María Isabel y por no haber adoptado ninguna acción a partir de la denuncia por su desaparición.

“Ha quedado acreditado que una vez se dio el hallazgo del cuerpo de María Isabel, las autoridades actuaron con total negligencia, permitiendo la contaminación de la escena del crimen, omitiendo recolección de evidencias, realizando diligencias incompletas o defectuosas y provocando la paralización del proceso, entre otras acciones y omisiones que han provocado que los graves hechos a los que se refiere este caso permanezcan en la absoluta impunidad”, sentenció la CIDH.


La alerta con su nombre

Fue por este caso emblemático que la Alerta Isabel-Claudina lleva uno de los nombres de María Isabel. Este sistema permite denunciar la desaparición de una mujer inmediatamente y obliga a las autoridades a tomar las acciones para localizarla, algo que no sucedió con María Isabel. Aunque el asesinato ocurrió hace 19 años, pocas cosas han cambiado. Durante este 2021 ya se reportan más de 43 femicidios y en promedio, 5 mujeres desaparecidas cada día.

El miércoles 3 de febrero nueve testigos y dos peritos brindaron declaración. Una de ellas fue María Eugenia Solís, quien realizó un peritaje sobre el contexto de violencia contra la mujer y las relaciones desiguales de poder.

Solís explicó que la joven fue vulnerabilizada por su condición de mujer, de clase, por la inseguridad, la criminalidad sistémica y la impunidad.

“El policía que está procesado inventó que ella estaba guareando (bebiendo alcohol) para desacreditarla y estigmatizarla como si mereció y propició lo que le pasó. En el velorio una amiga dijo ‘loca, te nos adelantaste y a partir de eso (los agentes y otras autoridades) le decían  María Isabel, alias ‘La Loca’. También la llamaron adicta a las drogas y el alcohol. Así fueron construyendo estereotipos para culparla ”, dijo la perito.

Por otro lado, Solís argumentó que el crimen contra María Isabel encuadra perfectamente en los elementos que conforman el femicidio. Sin embargo, en el 2001 no existía ese delito, por lo que Bolaños enfrenta juicio por asesinato.

“Están peor los niveles de violencia, la crueldad y el ensañamiento; se dispararon en plena pandemia y en este enero. Lo que sí es distinto es la respuesta de la justicia. Ya existe el INACIF (Instituto Nacional de Ciencias Forenses), estos fiscales sí saben investigar y el tribunal que tenemos. Eso hay que resaltarlo porque son mínimos mensajes de esperanza de que se pueden hacer las cosas cuando se quiere, sí se puede”, concluyó Solís.