Nancy Virginia Sandoval, Presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas y de la

Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología

Texto y fotos: Asier Vera / Periodista

En estos momentos, y desde que el coronavirus apareció en Guatemala el 13 de marzo del pasado año, el personal sanitario se afana por salvar la vida de quienes se encuentran en estado crítico por esta enfermedad. Hasta la fecha, el país ha superado ya la cifra oficial de 5 mil personas fallecidas, que irá aumentando en los próximos meses, mientras la vacuna no llegue a un gran porcentaje de la población.

A pesar de que los casos siguen creciendo, el 1 de enero de 2021 dejó de existir la Comisión Presidencial Contra el Coronavirus (COPRECOVID), dirigida por Edwin Asturias, cuyo objetivo fue la “reactivación económica”, en lugar de tener como prioridad controlar la epidemia, según denuncia Nancy Virginia Sandoval, presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas: “Guatemala abrió de una forma apresurada, sin una opinión técnica y eso ha permitido que a estas alturas no tengamos controlado el virus”.

Sandoval, quien ha sido nombrada presidenta de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología para el periodo 2021-22, reprocha al gobierno que permitiera la apertura de actividades no esenciales incluso con el semáforo en rojo, “invitando a la población a aglomerarse”. Asimismo, censura que “nunca se llegaron a hacer 5 mil pruebas diarias durante una semana seguida”. Todo ello aunado a que “No ha habido una comunicación efectiva de los datos y entonces la gente tiene la sensación de que la epidemia está controlada y ha relajado las medidas preventivas, confiando en una falsa esperanza de que el virus ya no está”.

En este escenario, la infectóloga reconoce que el personal sanitario sufre un “cansancio moral” tras jornadas en las que solo en el hospital Roosevelt trasladaban a la morgue “de ocho a doce personas cada día” que fallecían de coronarivus. “Todavía tenemos estrés postraumático”, confiesa Sandoval, quien estuvo coordinando una de las áreas de encamamiento para pacientes con Covid en el hospital Roosevelt cuando se dio el pico de la enfermedad.

La infectóloga revela que se llegaron a atender “cerca de 2 mil pacientes críticos de Covid y el personal fue el mismo, por lo que estamos fatigados y necesitamos que las autoridades realmente informen a la población de lo que está pasando, porque la gente no está consciente, no lo percibe como un riesgo y por eso se mira personas con la mascarilla en el cuello o con las de válvulas de exhalación que no protegen al resto”.

De este modo, advierte que “Si la gente no se guarda y cuida sus riesgos, no sé cómo lo vamos a pasar porque ya sabemos que nuestra capacidad instalada en el sistema de salud en cuanto a camas disponibles con ventiladores es muy insuficiente”.

Por este motivo, le preocupa “muchísimo” la “falta de liderazgo” del Ministerio de Salud en cuanto al enfoque preventivo, teniendo en cuenta que se abrieron lugares que “no eran esenciales”. Para Sandoval, el sistema de semáforos “Lo que hizo fue esconder la epidemia” y, por esta razón, tras la salida de la COPRECOVID, el Ministerio de Amelia Flores “Tiene que replantearse tomar ese liderazgo y enfocarse en controlar la epidemia, que nos ha traído mucha muerte”.

“Honestamente, no veo ningún plan”

No obstante, la presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas opina que el “gran problema” a nivel mundial es que “los políticos están manejando la pandemia dejando de lado la ciencia” y, tal como reflejan las cifras de personas fallecidas, “es evidente que no está funcionando lo que se está haciendo”. En el caso concreto de Guatemala, “honestamente, no veo ningún plan ni lo vi diseñado nunca”, teniendo en cuenta que “no ha habido más de dos semanas por debajo del 5 por ciento de positividad, que es cuando se puede hablar de seguridad para tener desconfinado a un país”.

Ante la actual situación en la que “no se tiene controlada la epidemia”, Sandoval defiende que es un “error” la apertura de las escuelas a partir del 22 de febrero en aquellos municipios que no se encuentren en semáforo rojo: “Deberían de abrirse cuando el país esté más seguro y la epidemia más controlada y eso no es ahora, ni lo miro para dos o tres meses”. A la población se le avisa que está corriendo un “riesgo alto al aglomerarse y tener actividades no esenciales sin distanciamiento físico y sin mascarilla y no estoy hablando de la persona que tiene que salir a trabajar porque tiene que comer”. Así, critica que “parece que se nos olvidó y no recordamos que lo pasamos mal” hace unos meses.

En cuanto a la vacuna, Sandoval censura que debió haberse trabajado un plan desde hace seis meses para que ya se tuviera listo el lugar donde se va a almacenar, dado que Guatemala “no tiene cuartos” con temperaturas frías para conservar algunas de las vacunas que ya están siendo suministradas en otros países. Pese a ello, tiene la esperanza de que el proceso sea “equitativo”, aprovechando la experiencia “muy buena que tiene Guatemala en vacunar niños” y espera que se aplique también con las personas adultas para “ayudar a controlar la epidemia”.

Lamenta que actualmente Guatemala “sigue sin vacunar de influenza, ni neumococo a adultos de riesgo y cuyos síntomas se parecen a los de la Covid”. El coronavirus, según denuncia, también ha provocado que se haya dejado de atender en consultas externas a muchos pacientes de otras enfermedades con morbilidad crónica, lo que puede tener consecuencias en los próximos meses “cuando tengamos los indicadores de mortalidad de personas diabéticas, hipertensas y postinfartadas”.

Por ello, insiste en que la prioridad debe ser tener un plan para atender a quienes sufren de otras patologías, al tiempo que se controla la epidemia, si bien advierte que “como sigamos con esta línea de no hacer nada más que lo mínimamente posible, no lo conseguiremos en 2021”.

 

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