Los feminismos populares van amasándose así a fuego lento, por manos de mujeres trabajadoras. Manos que hacen cunas y acunan, siembran, cocinan, martillan, cultivan, escriben, acarician, pintan, bordan, limpian, curan, sostienen, empujan, juegan. Nuestros pies pisan sobre las huellas dibujadas en la tierra por nuestras ancestras, y otras veces inventan atajos.

Claudia Korol educadora comunitaria, comunicadora,

feminista popular

 

 

Silvia L. Trujillo/laCuerda

Decía Alejandra Kolontai que no era suficiente con que las mujeres estuvieran oprimidas para querer cambiar las cosas, ellas tenían que ser conscientes de dicha opresión para que comenzara el cambio. La acción partiría de su práctica cotidiana, de la constatación permanente de su sufrimiento y la impotencia que les generaría la necesidad de querer cambiar las cosas y chocar con el sistema patriarcal capitalista que obstinadamente se los negaría.

De esa toma de consciencia que partió de la sobrevivencia cotidiana, de la negación sistemática de oportunidades, de la constatación en el cuerpo del significado de las relaciones de poder, nació la lucha de las feministas populares en la América Latina de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Herederas de las luchas emancipatorias contra las dictaduras y de resistencia previas, las feministas populares nacieron de la organización y reflexión de mujeres obreras, de organizaciones barriales, territoriales, que comenzaron a juntarse y a poner en evidencia sus problemas comunes, a darse cuenta que su agenda incluía necesidades que no se habían puesto en la agenda feminista, o al menos, no con la contundencia necesaria y, al hacerlo, evidenciaron que ciertas vertientes del feminismo, hegemónicas hasta ese momento en Abya Yala, no habían asumido como propios los puntos de vista de mujeres por cuyos cuerpos se atravesaban distintas opresiones de género, etnia y clase.

Con estas características emergió entre los movimientos de base de Brasil, México, Ecuador, Chile y se extendió posteriormente a otros países de la región. De manera tal que el apellido “popular” en aquel contexto remitía a interpretarlo como un cambio social radical que iban a lograr las mujeres de los sectores empobrecidos en lucha codo a codo con los pueblos. Justamente por su diversidad y multiplicidad de expresiones, así como por la forma contemporánea de entenderlo, Janet Conway y Nathalie Lebon afirman que “el feminismo popular es un término nebuloso”.

Los feminismos populares contemporáneos

En la actualidad, esta identificación ha cambiado su significado. Conway y Lebon explican que “en el uso contemporáneo el feminismo popular es más a menudo un descriptor genérico para denotar la presencia de conciencia y activismo de género, fundamentado en ‘sectores populares´ y que se expresa en ‘movimientos populares´, invisibilizando de esta forma tanto sus genealogías como sus tensiones en relación con la izquierda latinoamericana”.

Dado este carácter, los feminismos populares están compuestos generalmente por mujeres empobrecidas y racializadas que proponen un repertorio de demandas más amplio que el de los feminismos que identifican como homogeneizante.

En Argentina, por ejemplo, a la luz de los movimientos de resistencia de 2001 y 2002 contra las políticas de ajuste neoliberal, una corriente del feminismo popular (re) surgió. Se nutrieron de sus propias experiencias, así como de las feministas indígenas de los pueblos del Abya Yala, de las feministas comunitarias de Guatemala y Bolivia, las feministas campesinas, las feministas negras, las feministas socialistas y de quienes desafían la heteronormatividad. Entre todas aprendieron que la lucha contra el patriarcado no lo resolvía todo, que se imbrica con el anticapitalismo y con la descolonización de los seres, sus prácticas y formas de entender el mundo.

“Nosotras poníamos el cuerpo en todas las ollas populares, los comedores, las huertas, pero a la hora de elegir quiénes nos representaban, eran los varones”, narra Claudia Korol para explicar cómo este feminismo (re)nació de las militancias previas, de las mujeres piqueteras que en la crisis de 2001 ayudaron a paliar el hambre de miles de personas, de las entrañas de los movimientos sociales y populares de Argentina, en los cuales tuvieron necesidad de construir sus propios espacios de discusión para hacer visible lo que las afectaba de forma específica.

“Se trata de colectivas feministas, espacios de mujeres y/o LGTTBI, que en algunos casos son parte de organizaciones mixtas, en otros no, pero que coinciden en la necesidad de no establecer jerarquías entre las distintas opresiones, y eluden caracterizar las luchas entre «principales» y «secundarias» -como las clasificaba la izquierda tradicional-, para organizar sus acciones”, explica Korol. Agrega que son “feminismos en revolución” porque cuestionan de raíz “las revoluciones ganadas y perdidas”, ponen en cuestión -desde adentro- las contradicciones de los movimientos, las comunidades y los espacios donde participan y de los cuales son parte. “Ser parte de movimientos populares mixtos nos ha creado tensiones que nos obligan a discutir una y otra vez los caminos para cambiar al mundo. Fuimos descubriendo cuánto de viejos tienen los «hombres nuevos», cuánto de patriarcales tienen nuestros feminismos, cuánta reproducción de opresiones hay en nuestras organizaciones revolucionarias”, enfatiza.

Al final, como explica Tania Rodríguez, politóloga y docente universitaria, coincidiendo y retomando el legado de Kolontai: “La rebelión del feminismo popular consiste en tomar conciencia del lugar en que las mujeres y cuerpos feminizados hemos sido colocadxs y actuar para subvertir ese orden dado, sin que ello suponga reproducir mediaciones patriarcales. No es un desplazamiento hacia el lugar del dominador… Esta rebelión es práctica reflexiva sobre las condiciones de opresión para hacerlas estallar a través de la interacción junto a las luchas del pueblo, para crear otras formas de ejercicio del poder”.

 

 

Fuentes consultadas:

Acosta, Ana María. (s/f) Así llegué al feminismo popular y comunitario. Entrevista con Claudia Korol.

Conway, Janet y Lebon, Nathalie. (s/f) Feminismo(s) Popular(es): Pasados, Presentes y Futuros.

Kolontai, Alejandra. (2014) Autobiografía de una mujer emancipada sexualmente y otros textos sobre el amor. España. Librería horas y Horas la editorial.

Korol, Claudia. (2016) Feminismos populares. Las brujas necesarias en los tiempos de cólera.

Rodríguez, Tania. (s/f) Feminismos populares en América latina. La construcción de un nuevo sentido común.