Sandra Morán/ Feminista, activista, defensora de derechos humanos y diputada 2016-2020

En América Latina hay experiencias concretas de procesos de transformación en las constituciones de los países.  Tenemos a  Bolivia que transforma un Estado racista y excluyente en un Estado Plurinacional; a Ecuador, que organiza el Sumak Kawsay como sistema de vida con un Estado Plurinacional que reconoce los Derechos de la Naturaleza; la la Ciudad de México, con la incorporación de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual.

Por supuesto, estos avances constitucionales no han implicado que la realidad de esos países se haya transformado totalmente, pero siendo la Constitución la ley que organiza la vida de la ciudadanía y de las instituciones, este es un paso importante que guiará esa transformación. En estos procesos constituyentes, las y los actores sociales y políticos fueron los Pueblos Originarios, las mujeres, las juventudes, las diversidades sexuales en alianza con partidos políticos o con partidos políticos propios, que disputaron la correlación de fuerzas con las agrupaciones conservadoras que siempre han tenido el control de los países en alianza geopolítica.

América Latina en procesos constituyentes

Actualmente estamos conociendo procesos constituyentes populares como los de Chile, Perú y el nuestro, Guatemala.  Todos son resultado de muchos años de luchas, de análisis, de hartazgos y de llegar al momento de la conciencia de que se necesita un nuevo pacto social y político que transforme el sistema. Somos países con constituciones elaboradas en tiempos de dictaduras militares, que expresan las políticas impulsadas por el neoliberalismo en nuestros países. Pero también todas las constituciones son producto de la correlación de fuerzas entre los sectores organizados, y de negociaciones políticas entre las y los constituyentes.

Entonces, el acumulado de demandas, de luchas, de organización ahora se expresa en esas movilizaciones multitudinarias que no solo están luchando por la resolución de los problemas concretos, ser escuchados por las autoridades de turno, sino también por cambiar el sistema y reorganizar los Estados.

Experiencias del Sur

Las chilenas hablan de que no fueron los 30 pesos del aumento al pasaje de transporte, sino los 30 años de dictadura y de gobiernos democráticos que mantuvieron las políticas neoliberales que privatizaron el agua, la educación, la salud y todo lo necesario para la vida.  Ese Chile mostrado como un ejemplo ante el mundo de los empresarios, es el Chile que los Mapuches, las feministas, las y los trabajadores, las personas de los barrios y el estudiantado luchan por cambiar.

En noviembre de 2019, los partidos políticos, sin los liderazgos sociales, se adelantaron a hacer acuerdos de ¨paz¨ con el gobierno y acordaron la consulta.  El pueblo chileno votó SI en la consulta popular y van a la convención constitucional paritaria.

¿Quiénes participarán?

La respuesta a esa pregunta está en el seno de todos los movimientos, incluyendo el movimiento feminista, donde algunas participaran y otras no. En la actualidad hay un proceso de discusión en asambleas barriales y comunitarias sobre el contenido que se propondrá a la convención.  El reto es gigantesco, ¿alcanzarán acuerdos en cada movimiento, entre los movimientos y los partidos?, ¿lograrán las fuerzas progresistas tener mayoría de votos en la constituyente o la correlación de fuerzas será una nueva oportunidad para la derecha, las iglesias, los militares para mantener sus intereses renovados?, está por verse este 2021.

En Perú los movimientos están proponiendo desde ya un gran acuerdo entre las fuerzas sociales y políticas para lograr un movimiento constituyente popular, plurinacional, antipatriarcal y en defensa de la Madre Tierra.  Las feministas son actoras políticas al igual que los Pueblos Originarios, trabajadores, profesionales, estudiantes y juventud. El movimiento comienza después de que lograron cambiar tres presidentes en una semana con un Congreso corrupto en el que el fujimorismo aún tenía un poder muy grande. En Perú como en Guatemala, las crisis políticas están presentes a partir de la corrupción, la impunidad, el saqueo y despojo de la naturaleza a través de los megaproyectos.  Por esa razón, luego de que el movimiento saliera a la calle a demandar autoridades que resolvieran los problemas estructurales y lograr finalmente un gobierno de centro, la demanda es salir del fujimorismo totalmente y comenzar de nuevo con una Constitución que represente los intereses de la mayoría de la población.

Este proceso está en su fase inicial, pero al igual que Chile, las asambleas comunitarias, las discusiones locales y sectoriales están en marcha, así como las demandas hacia los partidos políticos para lograr ese acuerdo político base. Las feministas en distintas partes del país están encontrándose, discutiendo para decidir si se presentan como precandidatas o confían en que las y los constituyentes cumplirán los acuerdos de llevar los contenidos propuestos por ellas para el reconocimiento de sus derechos individuales y colectivos como mujeres en la diversidad entre otras demandas.

Así en Guatemala, teniendo ya tres propuestas de organizaciones de Pueblos Originarios y campesinos, la de las autoridades ancestrales de construir una ruta para el movimiento constitucional, y la propuesta y constitución del movimiento de mujeres con poder constituyente, la demanda ya se hizo pública con más fuerza y el proceso de construir el movimiento, la propuesta, los acuerdos entre las organizaciones, movimiento y partidos políticos están en su fase inicial.

Sumado a ese recorrido entre fuerzas organizadas está el reto más grande: que la ciudadanía participe y que con su voto concrete, no solo la aceptación de una nueva constitución en caso de una consulta popular, sino sobre todo, vote a favor de las personas que representarán los intereses de las mayorías y las aspiraciones para generar un Estado Plurinacional, con un sistema económico que privilegie la vida sobre la ganancia, y una organización social y política que genere familias, comunidades y redes de cuidado que reorganicen el cuidado de la vida, relaciones respetuosas entre las personas y en armonía con la naturaleza.