El Ministerio de Salud informó que esta semana comenzó el registro de vacunación para personas mayores de 18 años con condiciones críticas de salud. Sin embargo, serán los centros médicos que atienden a ese tipo de pacientes quienes entreguen a las autoridades los listados de personas con tratamientos. Desde ya, expertas en el tema anticipan que el mecanismo dejará fuera a mucha gente y podría ser un fracaso. 

Por Kimberly López 

Según el Plan Nacional de Vacunación, la subfase “2D”, de la segunda fase de inmunización, incluye a personas adultas de 18 o más años con alguna de las siguientes condiciones: hipertensión arterial que requiere medicamento, diabetes, enfermedad pulmonar crónica, enfermedad renal crónica, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, VIH, cáncer y obesidad. 

Esta vez el registro no será individual o en línea, sino que serán las entidades y centros que atienden a ese tipo de pacientes las que deberán facilitar listados oficiales de quienes reciben tratamientos para los padecimientos antes mencionados. 

Ese procedimiento ha despertado preocupación porque existe la posibilidad de que personas con condiciones críticas queden excluidas de dichos listados y no reciban la vacuna, pese a su situación de vulnerabilidad. 

El país no cuenta con registros médicos 

La doctora e investigadora social, Karin Slowing, señala su preocupación por la falta de claridad en el procedimiento, pues tras el anuncio realizado por las autoridades no han proporcionado detalles de qué centros proporcionarán listados y cuál será el método a seguir. 

Sumado a eso, explica, una debilidad en el mecanismo es que en el país es difícil hacer un listado de personas con ciertas enfermedades, ya que un alto porcentaje no se encuentra registrado en centros, hospitales o puestos de atención de salud. 

“Si tuviéramos un país con un sistema único de salud, un registro nacional, un expediente médico electrónico donde cada persona tiene asociado DPI con expediente médico, podríamos saber quién tiene qué enfermedad “, asegura. 

Sin embargo, tal sistema no existe y eso hace que resulte casi imposible realizar un listado en el que todas las personas con los padecimientos enlistados sean incluidas. También hay un gran segmento de la población que no tiene acceso a los servicios. 

Registro institucional podría fracasar 

Según la diputada y exministra de salud, Lucrecia Hernández Mack, realizar un registro institucional para esta nueva fase podría ser la ventana para ciertos errores técnicos que ya han sucedido en momentos anteriores. 

“Esta fase nos recuerda mucho a lo que ocurrió en la fase 1 en donde el Ministerio de Salud Pública  Asistencia Social (MSPAS) pidió a las instituciones de salud públicas y privadas registrar a todo su personal de salud. Eso mostró que dejamos fuera a mucha gente que trabaja en lo privado y que no está vinculada a ninguna institución. Incluso médicos que trabajan para varios hospitales se quedaron fuera porque la institución solamente registró a su planilla y no registró al personal de salud que trabaja de forma libre”, recuerda Hernández

Con ese antecedente, es probable que durante esta nueva etapa suceda lo mismo. 

“Creemos que van a quedar fuera un montón de personas porque no hay controles sobre personas con enfermedades graves”, añade. 

¿Cómo evitar información falseada?

Según la diputada Hernández, un escenario posible es que el MSPAS implemente un registro individual para personas con padecimientos. Esto implicaría también pensar en un mecanismo para comprobar que la persona, en efecto, tiene una enfermedad. 

Un certificado médico, por ejemplo, podría generar una alta demanda a médicos e incluso la venta de certificados. Una declaración jurada implicaría un costo elevado para la población menos favorecida. Y confiar en la palabra de cada persona podría provocar que personas sin padecimientos se beneficien de la vacuna antes de tiempo. 

Un sistema excluyente y complicado 

A criterio de Slowing, uno de los errores en los que incurre el MSPAS es que hace que un procedimiento que debiera ser incluyente y sencillo, se vuelva tedioso y enredado. “Es un método cuesta arriba para la gente”, asegura. Lo ideal sería que el proceso resulte fácil, rápido y accesible para todas las personas pues el propósito es vacunar a la mayor cantidad de personas posible, concluye Slowing. 

En la misma línea opina la exministra, quien señala que se han impuesto demasiados pasos  en el procedimiento de registro que dificultan a la población acceder a la vacuna.