Texto y fotos: Libertad Sagüí Rian / Feminista

Si nos encontramos en un momento de riesgo, la autodefensa feminista es un conjunto de herramientas para actuar de mejor manera.

Esta guía está dirigida a quienes aspiren a ser partícipes de cambios encaminados a valorarse a sí mismas como mujeres. Surge de intercambios de experiencias y debates que se dieron alrededor de dos cursos impartidos por la Asociación Feminista La Cuerda en 2019 y 2020, de autodefensa feminista, entendida como una forma de vivir y actuar frente a las violencias estructurales y cotidianas que existen en diferentes ámbitos de la sociedad.

La autodefensa feminista es distinta a la defensa personal, ya que la primera es una actitud frente a la vida, tras reconocer las características de los cuerpos poderosos, capaces de recurrir a movimientos de evasión y golpes certeros; en tanto la segunda es un medio que, para repeler ataques contra la integridad física, utiliza además palos, gas pimienta, armas de fuego o blancas.

La ruta propuesta es hacer un recorrido que aborde territorios y espacios, movimientos y lenguaje corporal, emociones, la voz y manifestaciones de fuerza más allá de la física; de igual manera, sugiere la realización de ejercicios físicos: calentamiento, calistenia, técnicas de autodefensa y estiramientos.

¿Qué es autodefensa feminista?

Ésta reconoce el autoconocimiento, la autoestima y el autocuidado como algo personal que se asume tras diferentes reflexiones y compromisos individuales. Contempla distintas situaciones de riesgo y por tanto, diferentes formas de defensa ante la amenaza de agresiones o ataques de carácter patriarcal, racista y/o clasista que ocurren de manera cotidiana. 

Es importante precisar que NO es violencia, sino una actitud frente a la vida, una respuesta concreta, inmersa en un contexto de relaciones de poder y dominación desiguales y asimétricas. Tiene como marco de referencia un conjunto de herramientas de interpretación de la realidad desde enfoques feministas, que fundamenta el carácter del Estado guatemalteco como patriarcal, racista y capitalista-neoliberal, que tiene -entre otras funciones- reproducir la dominación y la expropiación del cuerpo de las mujeres, y para ello cuenta con instituciones, normas, creencias, ideologías, prácticas, mitos, estructuras y mandatos.

La autodefensa feminista es una filosofía de vida para las mujeres que consiste en reconocer las capacidades y los límites del cuerpo, explorar emociones y sentimientos a través de la memoria de la familia y la historia personal. Es una práctica diaria, que se traduce en ser consciente del origen de las violencias que ocurren contra las mujeres y de las oportunidades del cambio de actitud encaminadas hacia una vida más segura.

Desde un enfoque feminista, las violencias tienen carácter estructural porque son inherentes a los sistemas de opresión, y es a través de las violencias que éstos someten a las personas e incluso a la naturaleza. Esta iniciativa surge del reconocimiento y la certeza de que es posible vivir a partir de cómo queremos ser y estar, colocando cuerpos, capacidades, saberes y poderes para cuidar la vida. 

Este bagaje de referentes permite a las mujeres reflexionar cómo pueden superar la condición de potencial objeto de agresión o de ser una víctima de violencia, constituyéndose en actoras de transformación, capaces de controlar el miedo a través de los recursos que tienen a su alcance, en la perspectiva de salvaguardar su integridad física y mental.

Pensar en sí mismas y el entorno

Una primera reflexión. Es de gran utilidad responderse a sí misma: ¿En cuáles momentos te sentís segura? ¿Cuáles son tus miedos más profundos? ¿Cuál es la fuerza de tu voz, en escala del uno al diez? ¿Cuál es el poder de tu cuerpo como herramienta de autodefensa, en escala del uno al diez? 

Estas interrogantes se relacionan con actitudes y formas de pensar frente a la vida, también se pueden entender en un contexto desde la búsqueda de cambios encaminados a reconocerse a sí misma a partir de sus propias fortalezas y aportes, independientemente del lugar, historias, habilidades y capacidades para vivir con autonomía y ejercer rebeldías de manera individual y/o colectiva.

A partir de los mandatos patriarcales, racistas o capitalistas, a las mujeres se les han asignado determinados lugares “propios de mujeres”, preferentemente la cocina, el lavadero y el tendedero; en tanto, los lugares “propios de los hombres” son la calle, el centro de trabajo, la cancha deportiva o el bar. Aunque las mujeres están en todas partes, lo cierto es que siguen prevaleciendo esas ideas machistas, y sin mayor reflexión se piensa que los lugares privados son los más seguros; pero contradictoriamente, es donde ocurre la mayoría de las agresiones.

Observar y reconocer las características de cada lugar de estancia, abre posibilidades para conocer territorios, saber dónde ir en caso de emergencia, a quién acudir, qué hacer; da herramientas para tomar decisiones más efectivas al momento de estar en una situación de riesgo o vulnerabilidad. Los mapas han servido para reconocer lugares, trazar caminos y ubicar otras características de algún territorio. 

Movilidad y expresiones:

Ser consciente de los propios movimientos y el lenguaje corporal es practicar autodefensa feminista. Observar, analizar y aprender a detectar incongruencias entre el lenguaje verbal y el corporal es útil. Lo que el cuerpo  indica suele ser muy fiable, ya que los humanos son capaces de controlar las señales emitidas. 

El cuerpo adecúa sus movimientos de acuerdo con los territorios donde se actúa y las actividades que realiza; es decir, el lenguaje corporal se entiende en un contexto determinado. Así, las mujeres campesinas y agricultoras desarrollan habilidades motoras y maneras de mover su cuerpo según las labores que realizan; de la misma forma, las que trabajan dentro de casa o en oficinas, mueven su cuerpo de otras maneras. La movilidad de las mujeres además se ve restringida o condicionada, dependiendo de la ropa y zapatos que utilicen, los patrones que usan para moverse o actuar. 

Los movimientos corporales se convierten en un tipo de lenguaje que la mayoría de las veces se expresa de manera inconsciente. Cuando hay enojo, el cuerpo adquiere una postura frente a esta emoción, lo mismo sucede con la incomodidad o la timidez; puede expresar libertad, alegría o seguridad. Todo ello se refleja en el rostro, en las manos, en los brazos, piernas, hombros, en la mirada o en la voz. El “NO QUIERO” verbal, no siempre es acompañado con el lenguaje corporal de manera contundente. Sin duda, es importante mantener coherencia entre el lenguaje oral y el lenguaje corporal.

El rostro tiene músculos pequeños que se mueven de acuerdo con las emociones, son micro expresiones faciales inconscientes. Es importante tener conciencia de estos movimientos, al igual que de los de las manos, hombros, pies. Cuando se aprende a identificar el propio lenguaje corporal y el de otras personas, es posible anticipar o detectar emociones ocultas y hasta resolver algunos conflictos o evitar agresiones. 

El lenguaje corporal influye en las habilidades sociales, es una forma de identificar las emociones de otras personas y una manera de comunicación que utiliza gestos, posturas y movimientos del cuerpo y rostro para transmitir información sobre el estado de ánimo. Este lenguaje se practica de manera inconsciente.

Los gestos de la cara se interpretan en conjunto con otros signos y señales en el movimiento del cuerpo. Cuando alguien lleva sus manos a la cara, es por algún pensamiento negativo, como aburrimiento, inseguridad o desconfianza; taparse o tocarse la boca puede significar un intento de ocultar algo; si este gesto se realiza mientras se escucha a alguien, puede ser la señal de que quien habla, está ocultando algo. Tocarse la nariz puede indicar que alguien está mintiendo, ya que al hacerlo se liberan catecolaminas, sustancias que inflaman el tejido interno de la nariz y pueden provocar picazón; también ocurre cuando alguien se enfada o molesta. Frotarse un ojo puede significar un intento de bloquear lo que se ve, por ejemplo, evitar mirar a la cara a la persona a quien se le miente. Rascarse el cuello puede ser una señal de incertidumbre o duda con lo que una misma dice; mientras que llevarse un dedo o algo a la boca puede representar inseguridad.  

La comunicación a través de la mirada se relaciona con la dilatación o contracción de las pupilas, la cual ocurre como reacción a emociones e impulsos fisiológicos. La presencia de pupilas dilatadas suele significar que se está viendo algo agradable, mientras que las pupilas contraídas expresan hostilidad, aunque también cambian su tamaño por otros factores ambientales como la luz o el viento. 

Es importante tener presente el contexto en que ocurren los hechos, así como el tipo de relación de poder que existe entre las personas que se encuentran: La falta de contacto visual puede interpretarse como nerviosismo, timidez, miedo, subordinación. Mirar directamente a los ojos cuando se hace una petición, puede ser conveniente para mostrar seguridad, reforzando las palabras con la mirada. Establecer contacto visual al momento de plantear ideas o decisiones, se percibe como seguridad. Pestañear repetitivamente es otra forma de intentar bloquear la visión de la persona, ya sea por aburrimiento o desconfianza.

Sonreír puede ser un acto espontáneo, contagioso, que busca empatía y confianza. En contextos donde predominan las relaciones de poder asimétricas; sonreír suele interpretarse como sumisión, de ahí que en ocasiones es mejor evitar las sonrisas en entornos predominantemente masculinos. Las personas serias son quienes merecen autoridad y respeto, según los estereotipos patriarcales.

En la mayoría de movimientos se utiliza brazos y manos. Son nuestros escudos porque sirven para defender nuestro torso donde se localizan los órganos vitales del cuerpo. Las manos y brazos son las partes del cuerpo que se encuentran en movimiento continuo y siempre están comunicando un mensaje no verbal, son muy útiles para apoyar los mensajes verbales y darles mayor fuerza. 

La posición de los brazos tiene diferentes significados, cruzar ambos muestra desacuerdo y rechazo, mientras que cruzar uno por delante denota falta de confianza y vulnerabilidad en una misma. Los brazos son un escudo de defensa, aunque también hay otros movimientos asociados a la inseguridad, por ejemplo: acomodarse el reloj, poner la bolsa o el bolsón frente al cuerpo.

De igual manera, la posición de las manos tiene significados: por ejemplo, mostrar las palmas abiertas expresa sinceridad y honestidad, mientras que cerrar el puño muestra lo contrario. La persona que camina por la calle con los puños cerrados, indica que está dispuesta a lanzar un golpe; mientras que las manos en los bolsillos denota desinterés e indiferencia, de tal manera que caminar o estar parada en la calle con las manos en las bolsas puede significar descuido, lo que potenciales agresores reconocen como oportunidad para atacar a una víctima. Señalar a una persona con el dedo índice, es útil para evidenciar a algún agresor o posible victimario. Mantener un brazo extendido y la palma de la mano abierta, simulando “un alto”, sin duda enfatiza el “NO QUIERO”. 

Sujetar una mano por la espalda puede significar un intento para controlarse, disimular el nerviosismo o una frustración. Llevarse las manos a las caderas, denota una actitud sutilmente agresiva, hay hombres que asumen esta posición para establecer superioridad o aparentar mayor poder. Cuanto más se exponga el pecho, mayor agresividad transmite.

Estar sentada con una pierna elevada apoyada en la otra, es una postura que indica competitividad y que la persona está preparada para discutir; mientras que si las piernas están muy separadas, quiere transmitir dominancia y territorialidad.

Sentires y emociones

El cuerpo acumula las experiencias en la memoria corporal, interpreta sentires y emociones que han dejado huella mediante los sentidos: el tacto, el oído, la vista, el olfato y el gusto, a través de vivencias personales dentro de la familia o en diferentes ámbitos de la sociedad. Las emociones son alteraciones químicas en el cuerpo que producen reacciones físicas distintas. Duran poco tiempo y pocas veces pueden controlarse, hay ocasiones que la emoción es tan fuerte que paraliza. Para evitar esto, es importante reconocer cuáles emociones impactan más que otras.

Las sociedades patriarcales han construido la idea que las “mujeres son emocionales” y los “hombres son racionales”. Así se normaliza que ellas tengan temor, ternura, miedo y culpa, todas asociadas a la debilidad y sutileza; mientras que a ellos se les anula la posibilidad de sentir. Por otro lado, se invalida que las mujeres experimenten rabia o fuerte indignación, porque se asocia con lo masculino.

Es importante validar todas las emociones que se sienten, sobre todo para analizar de dónde provienen y en qué lugar del cuerpo se alojan. Se viven los sentires y emociones de manera diferente porque depende de la historia y memoria de cada persona. 

Importancia de la voz 

La voz es una herramienta muy útil para la autodefensa. Todas las personas desarrollan voces diferentes ante distintos hechos o acontecimientos, cambian de manera voluntaria o involuntaria por factores que ocurren en el contexto, por las actividades que se realizan y con quienes una se relaciona. 

En las sociedades patriarcales, se promueve la cultura del silencio con el pretexto de “evitar problemas”, frente a injusticias que suceden como son los hechos de violencia; lo “normal” es callar en lugar de ejercer los derechos a la libertad de expresión y el libre acceso a la información. 

La forma en la que le hablamos a los hombres con poder es diferente a la que utilizamos cuando se establece una conversación con mujeres en el mercado, ¿cierto? La utilización consciente de la voz empieza por reconocer qué tanto influye la clase social, la identidad, el sexo y la edad de las personas, y si se aplican escalas de jerarquía al considerar a algunas personas superiores a otras.

Antes de iniciar un ejercicio de voz, se recomienda practicar la respiración diafragmática para darle fuerza a la palabra. Para ubicar el diafragma, colocar las manos sobre las costillas flotantes, respirar por la nariz y sentir cómo se ensanchan tus costillas cuando se toma aire; el músculo que se mueve es el diafragma. Este ejercicio se puede combinar con prácticas de lenguaje corporal y micro expresiones faciales. 

Cuerpo poderoso

Lo más importante es desbloquear los miedos para defendernos frente a una agresión física”. 

El cuerpo es una herramienta natural para la autodefensa feminista, tiene un conjunto de características que es posible utilizar de forma organizada y consciente frente a posibles hechos de violencia. Los sistemas de dominación se han apropiado de los cuerpos de las mujeres de distintas edades, de la ciudad o el campo, indígenas, mestizas o afrodescendientes, con formación académica o no, a los que se califica como débiles e inútiles. La autodefensa feminista invita a identificar el cuerpo como un primer territorio a recuperar y a defender. 

Autodefensa Feminista y ejercicios físicos 

Antes de iniciar cualquier práctica física, es necesario realizar un calentamiento básico para que el cuerpo, con sus músculos y energía, tenga mejor desempeño al momento de realizar los ejercicios para intensificar la fuerza y hacer las técnicas de AF. Se sugiere contar con: ropa cómoda que no restrinja la movilidad, tapete para hacer ejercicio, agua, una fruta o una refacción, para comer al finalizar la práctica.

Calentamiento (10 minutos)

  • De pie, tomá aire profundamente tres veces, date tu tiempo para incorporarte al ejercicio, al espacio y al tiempo.
  • Inhalá con la nariz en dos tiempos y exhalá por la boca en dos tiempos, intentá llevar el ritmo de tu corazón. Cuando hayás encontrado tu propio ritmo, mantenelo; esto ayuda a conservar la atención en diferentes situaciones al mismo tiempo.
  • Iniciá el movimiento, estirate hacia arriba, hacia abajo, a los lados, al frente, atrás…
  • Hacé círculos con las articulaciones principales de tu cuerpo. La importancia de estos círculos es que reconozcás el perímetro de la articulación. Andá despacio, no forcés el movimiento si te lastima, solo es un reconocimiento de los propios límites y capacidades. Normalmente hay un lado más flexible que otro. Empezá de abajo hacia arriba, los círculos primero hacia afuera y luego hacia adentro.
  1. Con los tobillos hacia afuera y luego hacia adentro.
  2. Piernas a la altura de tus hombros, tomá las rodillas con las manos y hacé círculos hacia adentro y luego hacia afuera.
  3. Mové la cadera hacia adelante, hacia atrás; hacia la derecha e izquierda. Hacé círculos muy amplios. Imaginá que tenés un pincel colgando de tu vulva. ¡Escribí tu nombre en el suelo con el pincel imaginario!
  4. Hacé círculos grandes con los hombros hacia atrás y luego hacia adelante.
  5. Subí los codos a la par y a la altura de tus hombros. Mové los antebrazos en círculos hacia afuera y luego, hacia adentro.
  6. Estirá los antebrazos y mantenelos a la altura de los hombros, mové las muñecas hacia afuera y después, hacia adentro.
  7. Mové la cabeza en señal de NO y en señal de SÍ. Hacé círculos hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Hacelo lento para no marearte.
  8. Mové todas las articulaciones al mismo tiempo, imitando el movimiento de un títere de trapo.

El calentamiento ayuda a evitar lesiones al momento de dar un golpe, y también muestra cuáles son las limitaciones de movimiento, así como a reconocer la dimensión, el tamaño y el peso del cuerpo pasivo y del cuerpo en movimiento.

Calistenia (20-30 minutos)

Después de un calentamiento de articulaciones para activar la energía, se sugiere hacer ejercicios de calistenia, entendida como un entrenamiento físico de fuerza en el que lo único que se necesita es el propio peso corporal. Este tipo de ejercicio físico puede tener múltiples objetivos: perder grasa, ganar músculo y fuerza o incluso mejorar el rendimiento físico para practicar otros deportes.

La calistenia es importante en la práctica de autodefensa feminista porque provoca mover el cuerpo en diferentes posiciones, fortalecer músculos y reconocer los límites y capacidades. Se recomienda practicar ejercicios básicos en dos o tres series de 8 a 15 repeticiones. Las repeticiones dependen de las capacidades del cuerpo, mientras más se practique, mejor será el rendimiento. 

Para construir una rutina de ejercicios de calistenia, hay que elegir al menos dos ejercicios y hacer 15 repeticiones para fortalecer músculos: para abdominales, brazos y pecho, piernas y glúteos. Después, se recomienda siempre estirar el músculo para liberar la tensión, para evitar lesiones y dolores musculares a futuro.

Movimientos para golpes de autodefensa

Reconocer cómo actúa nuestro cuerpo en circunstancias de riesgo o peligro, es autoconocimiento y también autodefensa”.

Tocá y observá las partes duras de tu cuerpo, éstas las podés utilizar para defenderte, para golpear al agresor en las espinillas, los talones, las rodillas, los codos, las palmas y los puños de las manos. También podés utilizar tus dientes para morder.

Abrí tus piernas a la distancia de tus hombros, ahora parate con una pierna adelante y otra atrás para equilibrar tu peso corporal.

Flexioná las rodillas levemente para facilitar el movimiento de rebote. 

Mantené la posición e identificá tu centro de gravedad en la cadera, bajándola se obtiene mejor estabilidad y equilibrio corporal. Estirá brazos al frente, con la muñeca recta, empuñá tus manos con el pulgar sobre los dedos, evitá dejar el pulgar dentro porque puedes lesionarte.

Doblá codos y llevá los puños cerca del rostro, con tus antebrazos cubrí la caja toráxica y los órganos vitales internos. ¡Perfecto! ¡Tenés una posición de guardia efectiva! ¡Ahora a golpear!

LUGARES DÉBILES EN EL CUERPO DEL AGRESOR

  • OJOS
  • NARIZ
  • OREJAS
  • BOCA
  • GARGANTA
  • BOCA DEL ESTÓMAGO
  • GENITALES
  • RODILLAS
  • PIES

LUGARES FUERTES EN MI CUERPO PARA GOLPEAR

  • PUÑOS
  • PALMAS DE LAS MANOS
  • NUDILLOS
  • CODOS
  • RODILLAS
  • ESPINILLA
  • BOLA DEL PIE
  • TALÓN

Si el agresor está cerca y frente a vos, podés usar los siguientes movimientos para distraerlo o golpearlo, y así después salir corriendo:

  • Abrí las manos, simulando agarrar la cabeza del agresor, hundí la punta de tus pulgares en el lagrimal del ojo del agresor, intentá hundir lo más posible el dedo en su ojo, esto le incomodará de inmediato. 
  • Podés hacer el mismo movimiento de pulgares, pero metiéndolos en los ángulos externos de la boca, estirá con todas las fuerzas, evitá que el agresor muerda tus dedos.
  • Con la palma de las manos, golpeá varias veces y con fuerza los oídos, esto puede distraerlo y marearlo.
  • Con los nudillos del puño, podés golpear el tabique de la nariz o la garganta del agresor.
  • Con las rodillas, podés golpear la boca del estómago del agresor.

Si el agresor está a distancia media y frente a vos, podés usar los siguientes golpes para distraerlo, y evitar que se acerque más.

  • Mantené tu posición de guardia para tener mejor equilibrio. Recordá mantener la respiración fluida para no tensar tus músculos y oxigenar bien tu cuerpo.
  • Para dar una patada a los genitales, golpeá con el empeine, la espinilla o la rodilla. Se recomienda hacerlo lento y en dos movimientos. Primero: encogé tu rodilla, subí tu muslo a la altura de tu cadera. Segundo: Estirá el resto de tu pierna a la altura de los genitales del agresor. Recordá que el golpe debe tener la fuerza hacia arriba.

Con los talones, podés golpear las rodillas del agresor, esta patada es con el movimiento hacia abajo. Con un codazo o rodillazo, podés golpear puntos débiles del agresor, por ejemplo, la nariz, la sien, la barbilla, la boca del estómago, el rostro. Con el puño cerrado adecuadamente, podés golpear con el puño recto, el rostro y la garganta; con un puño de gancho y la fuerza hacia arriba, podés golpear el estómago; con un gancho lateral, podés dirigir el golpe hacia rostro o barbilla.

Otros consejos:

  • Caminá por las calles de manera segura, con mirada firme y con manos libres, sin usar celular ni auriculares en tus oídos, ya que pueden bloquear el sentido auditivo, así como desdibujar o borrar lo que sucede en el entorno.
  • Al andar sola, procurá tomar las calles en contravía, así evitás que te siga un carro.
  • Si te persigue un vehículo, intentá buscar un lugar público donde entrar a esperar o pedir ayuda.
  • Si necesitás pedir ayuda, es mejor gritar “FUEGO”, ya que “auxilio” no siempre se entiende, mientras que la amenaza de incendio puede llamar más la atención a desconocidos. 
  • Evitá dar indicaciones o pistas en redes sociales acerca de cómo y hacia dónde te movés.
  • Compartí tu ubicación en tiempo real en “WhatsApp” a una persona de confianza, una amiga o un familiar, para que conozcan el recorrido.
  • Enlistá contactos de emergencia, por ejemplo, organizaciones defensoras de derechos de las mujeres, de un familiar o una persona de confianza; llevalos siempre con vos.