Treinta kilómetros es lo que separa a las personas garífunas, que viven en Livingston, de la vida y la muerte. Para llegar al hospital de Puerto Barrios tienen que cruzar 15 km. en lancha y otros 15 km. en carro. En tiempos de pandemia esto no sólo es costoso, sino también, arriesgado. 

Por Francelia Solano 

En 2010 se estableció el Día de la Mujer Garífuna y Afrodescendiente en Guatemala, que se celebra cada año el 25 julio. Según el último censo, en Guatemala más de 47 mil personas se identifican como garífunas, afrodescendientes y creole lo que equivale al 0.32% de la población. 

De ellas 19 mil 529 personas son garífunas (0.13%) y 27 mil 647 son afrodescendientes y creoles  (0.19%). 

En el marco de la efeméride, LaCuerda entrevistó a una mujer garifuna, Silvia Nuñez, coordinadora local de de Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora y a Marva Weatherborn, mujer afrodescendiente perteneciente también a esta red. Ambas explican los obstáculos que les toca enfrentar cotidianamente.  

Aislamiento de la sociedad 

Para nadie es un secreto que el acceso a Livingston, donde reside parte importante de la población garífuna, es sumamente difícil. Al lugar solo es posible ingresar por vía acuática, lo que aumenta los costos de traslado para poder realizar sus tareas básicas. 

Poner una denuncia en el Ministerio Público, por ejemplo, es sumamente difícil. Hay que trasladarse en lancha, que tiene un costo aproximado de entre Q30 y Q45, cruzar 15 kilómetros y luego, al llegar a la entidad, no hay intérprete, ni fiscales que hablen el idioma local. 

Situaciones similares se extienden a otras necesidades como educación, seguridad, justicia o salud, pues la mayoría de las instituciones públicas se concentran en la cabecera departamental, Puerto Barrios.

En tiempos de pandemia esto resulta mortal. Por ejemplo, si alguien tiene una emergencia médica y no hay ninguna lancha pública con suficientes personas para iniciar un viaje, se debe pagar entre Q300 y Q400 por el traslado en una “lancha express”. Y si al llegar los hospitales de la cabecera están saturados, la opción más cercana es el hospital de Zacapa. Es decir, casi 3 horas adicionales de viaje. 

El acceso a la información también está limitado. Durante este tiempo de pandemia ninguna entidad del gobierno de Guatemala ha difundido campañas de comunicación en garífuna para explicar qué es la Covid-19, cómo se previene y menos aún sobre la vacunación. Según Nuñez en el área hay mucha desinformación y desconocimiento sobre el plan de vacunación porque no ha habido apoyo desde el gobierno para hacer llegar la información a la gente. 

Representación política 

“En la historia de Guatemala nunca ha habido un hombre negro en el Congreso, menos una mujer negra. En Puerto Barrios sí ha habido alcaldes negros”, sin embargo, asegura Weatherborn “es muy raro que una mujer pueda tener ese poder de incidencia”.

Mucho de ello se explica desde la exclusión de las mujeres de la política en sus propias comunidades. Explica Nuñez que pertenecer a un partido político para las mujeres requiere una serie enorme de requisitos. Por ejemplo, no se puede acceder a puestos públicos por «las limitaciones que nos ponen los caciques de los partidos. Hay que tener un capital y no lo tenemos porque tampoco tenemos oportunidades económicas”. 

Aunque se tuviera el capital económico, existe una segunda barrera, argumenta  Nuñez, pues a las “mujeres los caciques nos piden méritos, mientras los hombres participan sin ningún problema”. 

Es por ello que la Red de Mujeres Afro comenzó una escuela de formación política para mujeres afrodescendientes y garífunas. Actualmente hay 50 estudiantes, a las que les dan  herramientas para incidencia y participación política. Con esto se espera incrementar su  participación, sobre todo, en puestos de poder y toma de decisión.  

Además, se han propuesto que las mujeres garífunas cuenten con herramientas para enfrentar la violencia política que enfrentan las mujeres que participan en política que se traduce en prácticas tales como su utilización para promocionar el voto hacia x o y candidato o la folklorización en campañas electorales. 

Una de las consecuencias palpables de la subrepresentación de las mujeres afrodescendientes y garífunas en espacios de toma de decisión ha sido la poca legislación y avances en sus derechos. En el Congreso hay varias propuestas archivadas, una de ellas es la creación del “Instituto para la población afrodescendiente y garífuna” a través del cual buscan impulsar su desarrollo y potencializar su participación política.

Ambas entrevistadas coincidieron en señalar que con anterioridad se han intentado impulsar otras leyes para el desarrollo económico, pero cada propuesta termina de la misma forma: engavetada. 

Para Weatherborn esto tiene mucho que ver con que “nosotros no generamos ningún tipo de beneficio económico para el Congreso y por eso nos tienen abandonadas”.

Visibilización y reconocimiento 

El Decenio Internacional para la población afrodescendiente es un periodo comprendido entre 2015-2024, proclamado por la resolución 68/237 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. El objetivo del Decenio ha sido lograr avances para esta población, fundamentalmente, en torno a su reconocimiento, acceso a la justicia y desarrollo.  

Sin embargo en Guatemala, a 3 años de terminar este periodo, aún no se ha implementado alguna política estatal. 

En el área educativa se han demandado esfuerzos básicos que comprenden desde cambios en los contenidos de los manuales educativos, para que las nuevas generaciones conozcan la historia de cómo llegó la población negra a este lado del mundo, hasta la posibilidad de ofrecerlos en idioma garífuna. Pero no se ha logrado la respuesta esperada. 

Tampoco se han concretado avances en la demanda que han sostenido para dar a conocer la diversidad. “Yo soy Marva Weatherborn y me identifico como mujer afrodescendiente, pero también hay mujeres garífunas. La gente ni siquiera sabe la diferencia entre uno y otro”, añade que enseñar historia es una forma de visibilizarse y espera que en un futuro el gobierno de Guatemala decida agregar al pensum de estudio una versión más plural de la historia donde se visibilice a la población garífuna, afrodescendiente y creole.