Plurisectorial y antipatriarcal. Así es como debería ser una posible Asamblea Nacional Constituyente en Guatemala, según la exdiputada Sandra Morán y los cientos de mujeres que se han sumado a un movimiento nacional diverso que aspira a participar en la construcción de una nueva Constitución, que tome en cuenta las necesidades de las mujeres guatemaltecas.

Kimberly López / laCuerda

“¿Qué necesitamos en esta sociedad para que se cumplan nuestros sueños de mujeres integrales, realizadas y con derechos?”, pregunta Lorena Pereira, una de las mujeres guatemaltecas que desde hace dos años conformó un movimiento nacional que busca abrir un espacio para las mujeres en la política guatemalteca.

Esa es la pregunta a partir de la cual más de 300 mujeres, hablantes de 16 idiomas en 19 departamentos, se han sumado a discutir cómo debería ser una nueva Constitución, en la que los derechos de las mujeres sí sean tomados en cuenta.

La necesidad de reformar la actual Constitución Política es una discusión que en Guatemala se ha extendido durante las últimas dos décadas. A pesar de distintos esfuerzos, este proceso no se ha concretado. En su paso por el Congreso, la exdiputada Sandra Morán se percató de que una reforma constitucional es inminente.

“Yo estaba preocupada con el hecho de que la asamblea nacional se ha ido discutiendo desde lo popular, con organizaciones sociales que ya tienen propuestas claras como CODECA; y también en la derecha. Un grupo de personas ya presentaron una propuesta de reforma constitucional y también se habló de una asamblea nacional”, relata la excongresista.

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En ese contexto, Morán planteó la posibilidad de que se discutiera una propuesta de elementos para una nueva constitución desde la perspectiva de las mujeres. Así fue como comenzó el proceso de discusión. “Debemos ser parte de este grupo de pactantes que van a estar en la Asamblea Nacional Constituyente plurisectorial y antipatriarcal”, asevera.

¿Quiénes participan?

Hasta ahora, son 359 las mujeres que desde 2019 han conformado esta red. Entre ellas, mujeres indígenas, ladinas, mestizas, campesinas y trans, quienes han sido excluidas de los procesos de toma de decisiones.

Aunque la iniciativa surgió hace dos años, por ahora, aún es una propuesta en proceso de formación que se enfoca en distintos ejes de trabajo.

Así lo explica otra de las integrantes, Claudia Pérez. “Nuestro proceso incluye formación a través de talleres regionales que se realizan por plataformas virtuales, encuentros regionales y una estrategia de difusión para socializar la propuesta y sumar a más mujeres”, explica.

La idea de quienes lideran esta propuesta es que cada vez se puedan sumar más mujeres, de distintas partes del país y aporten desde sus contextos. “Es un espacio abierto donde podemos dar nuestra opinión, podemos soñar juntas”, agrega Pérez.

Fotografía: Carlos Sebastián / Nómada

El poder político de las mujeres

Natalia Atz Sunuc, de 49 años, es originaria de Sololá y también forma parte de esta iniciativa. Integrarse a este movimiento, dice, es una forma de trabajar para recuperar un espacio político para las mujeres.

“Esto implica asumir responsabilidades políticas, porque muchas mujeres no asumen estas responsabilidades porque les implica más tiempo y recarga de trabajo, es un gran reto para nosotras las mujeres”, opina.

Durante años, añade Claudia Pérez, representante del departamento de Guatemala, las mujeres han sido tomadas en cuenta pero solamente para cumplir requisitos y llenar vacantes en espacios políticos. Nunca para tomar decisiones.

Con un enojo y la frustración que comparten muchas otras mujeres, Pérez cuestiona que “en este país ultra machista y conservador las mujeres que tienen cierto poder político y destacan en su trabajo, son muy cuestionadas por todo o por nada, pero es un reto para todas las mujeres incursionar y ejercer poder político”.

Las participantes tienen claro que ejercer su poder político implica una serie de factores.

“Para mí —dice Magda Ibarra, desde Alta Verapaz—  significa que las mujeres puedan ejercer el derecho a la participación libre y soberana, teniendo conocimientos de los temas de política”.

Es decir, en medio de este proceso, están entusiasmadas por optar a cargos representativos.

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Un futuro político

Sandra Morán aclara que un proceso de reforma constitutiva necesariamente implica participación en un proceso electoral.  Es decir, en las próximas elecciones la idea es que pueda surgir una propuesta de partido que represente el sentir de las mujeres.

“Hasta este momento el poder lo ha tenido la oligarquía, el ejército, los partidos políticos que han representado estos intereses y muy poco las mujeres y pueblos indígenas”, explica.

En el proceso de Asamblea Constituyente de 1985, por ejemplo, hubo 3 mujeres, una de ellas abiertamente feminista, y una persona indígena.

“Este proyecto requiere de una herramienta política, no hay otra forma de llegar a una Asamblea Nacional Constituyente más que por un proceso electoral”, asegura. Quizá en el proceso electoral del 2027 esta pueda ser una propuesta concreta dibujada en las boletas de los votantes.