La cantidad de niñas, niños y adolescentes que han contraído covid-19 no superan el 8% de las personas que han dado positivo desde el inicio de la pandemia en Guatemala. Aunque el porcentaje es bajo y la probabilidad de que su situación se agrave es escasa, se enfrentan a situaciones diferentes cuando lo padecen.

Francelia Solano / laCuerda

A nivel nacional el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) ha registrado 31 mil 219 infantes y adolescentes, menores de 18 años, que han padecido covid-19 desde el 13 de febrero del 2020 al 10 de agosto del 2021. Representan el 8% del total de contagios a nivel nacional.

El infectólogo pediatra del Hospital Roosevelt y miembro de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), Mario Melgar explica que “a los niños y niñas (el covid-19) les afecta como a los adultos, pero la probabilidad de que la situación de los pequeños se complique es poca”, y no todos los casos llegan a ser graves.

Sin embargo, en los últimos meses los dos hospitales nacionales con mayor capacidad en el país, San Juan de Dios y Roosevelt, han visto un incremento de casos de pacientes pediátricos con covid-19 en estado grave. Esto no se debe a que el virus sea ahora particularmente violento con niñas y niños, sino que el aumento ha sido proporcional a los casos en gente adulta.

Mortalidad en menores

En Guatemala de cada 250 niñas y niños contagiados, uno muere de covid-19 según los datos del MSPAS. Desde el inicio de la pandemia han fallecido 130, es aproximadamente una muerte cada 4 días.

Según los datos del MSPAS, del rango de 0 a 18 años, el 45% de quienes han fallecido son bebés de 0 a 12 meses. Según Melgar esto es debido a que “la mayoría de enfermedades, en el primer año de vida, los hace más vulnerables. El sistema inmunológico está inmaduro y muy probablemente esa sea la razón para que veamos en los extremos de la vida, más peligro en estas enfermedades.”

Al inicio de la pandemia se pensaba que factores como la desnutrición infantil, sufrida por 1 de cada dos infantes en Guatemala, sería una variable determinante para provocar más muertes infantiles de covid-19. Pero los datos al respecto no son concluyentes.

Por ejemplo, en marzo de este año, en España, se registró el 0.62% de mortalidad en pacientes pediátricos con el virus, el punto más alto al que llegó el país europeo. Mientras la mortalidad hasta al 10 de agosto del 2021, en Guatemala, fue de 0.42% en las y los infantes.

Carlos Grazioso, Infectólogo Pediatra del Hospital General San Juan de Dios, explica que “Guatemala por alguna razón es un país donde la enfermedad ha sido mucho más benigna, en cuanto a casos positivos, de hospitalización y de muertes infantiles. Pero esto puede estar llegando a su fin“.

El 9 de agosto el presidente Alejandro Giammattei confirmó la presencia de 14 casos de la variante Delta en el país. Dos días después, el 11 de agosto, el MSPAS aseguró que el colapso en el sistema de salud en el Parque de la Industria se debía a esta variante.

Gazioso asevera que hasta el momento se sabe que “la cepa Delta es más transmisible y contagiosa, pero no está claro que tan grave o mortal es. Pero al haber una cepa más eficaz en el contagio no hay duda que habrán más casos graves en personas adultas y menores”.

Fotografía: AGN

Ser menor y enfermarse gravemente de covid-19

Sin el regreso a clases presenciales en todo el país, hay una forma predominante de contagio en la niñez: en casa, a través de sus padres, madres, familiares o personas encargadas y tutoras. Muchos casos no llegan a la gravedad pero si sucede las medidas del protocolo médico son muy dolorosas de enfrentar para las familias.

Por ejemplo, según el protocolo del San Juan de Dios y el Roosevelt, la madre o el padre con covid-19 pueden permanecer junto con sus hijas o hijos si no están graves. Pero si lo están, no se permite que les acompañen. En esos casos siempre las y los pacientes pediátricos están inconscientes y entubados hasta que logren su recuperación.

Mientras tanto, si no se les puede contactar por sus propias complicaciones de salud, se busca dar información de la evolución de la o el paciente a la familia cercana, aunque no es tan fácil. Menos en un momento donde los casos van en escalada.

Melgar cuenta que en el Hospital Roosevelt, la pediatría está llena, casi al borde, tanto de covid-19 como de otras enfermedades.

“Lo que se avizora en los próximos meses es que los hospitales estarán colapsados” dice Grazioso, quien asegura que en las olas previas había un descenso marcado y estabilización de la pandemia “y esto no se espera ahora”, remata.

Ambos médicos explican que las pediatrías, al menos, no están totalmente desabastecidas.

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Después del covid-19

Aunque las y los niños tienen menos posibilidades de tener covid-19, sí tienen más posibilidad de padecer de una rara enfermedad que se da luego de contraer el virus: el síndrome de respuesta inflamatoria multisistémica asociada a covid-19.

Ambos médicos, Melgar y Grazioso, coinciden que el año pasado era muy raro ver esta reacción inmune secundaria en infantes que sufrieron covid-19. Pero ahora con más contagios circulando, estos casos llegan a verse con más frecuencia en las pediatrías.

Grazioso cuenta que percibe que “cada vez hay más casos, unos más leves y otros más graves” y es alarmante porque una detección tardía podría llevar a la muerte a quienes la padecen. El médico del San Juan de Dios apunta que “ya los estamos viendo cada semana o cada dos semanas, sin embargo, para nosotros es algo casi completamente nuevo y es difícil de detectar porque no habíamos tenido estos casos previamente”.

El personal médico pide a las madres y padres estar alerta de dos a seis semanas después de que su hija o hijo padecieran covid-19. Si presentan síntomas como fiebre elevada (que cueste que baje), ojos rojos, rash, dolor de estómago y diarrea es necesario hacer la consulta médica rápidamente e informar que tuvo covid-19.

El MSPAS aún no divulga datos sobre el síndrome, ni ha hecho campañas de información al respecto para que los padres estén alerta.