En 19 meses que ha durado la pandemia, la desinformación del gobierno, la falta de transparencia en el uso de recursos destinados a la crisis de salud y la deficiente gestión del Ministerio de Salud para ejecutar el plan de vacunación han despertado una fuerte desconfianza en la población guatemalteca. Ese es el caso de la población de Alta Verapaz.

Kimberly López / laCuerda

Con mucha desconfianza y poca información, hace algunas semanas María Rafael, de 43 años, originaria del municipio de Chisec, caminó hacia el centro de salud de su comunidad para ser vacunada.

“Me citaron porque soy comadrona pero no sabía para qué”, cuenta María. Se vacunó pero no estaba convencida, y tampoco lo está ahora, sobre los beneficios de la vacuna contra la Covid-19.

María vive en la aldea Limón Sur, ubicada a más de 300 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. A ese rincón del país, no ha llegado información clara sobre los beneficios de la vacunación. Tampoco las campañas que el Ministerio de Salud dice haber implementado para convencer a la población de recibir la inmunización. Lo que sí ha llegado es una gran cantidad de rumores sobre “el conocido de una vecina, que murió a pocas semanas de ser vacunado” o “el dolor de piernas que le quedó a una señora luego de ser vacunada”.

También han llegado a sus oídos las innumerables incoherencias del gobierno en el manejo de la pandemia. “Yo recibí mi vacuna pero no sé si me hice daño,  me dio fiebre  y dolor de cintura. Y ahora están diciendo que también viene la segunda dosis pero creo que ya no me voy a vacunar”, dice con incertidumbre. En realidad, no tiene certeza de lo que se dice de la vacuna.

Cuenta María que antes de aplicarle la vacuna fue muy poca la información que recibió sobre los efectos secundarios que podría tener. Ni en la radio, que es el canal de comunicación que predomina en Alta Verapaz, ni a través del personal de Salud han recibido suficiente información para tener la seguridad de que nadie morirá por culpa de la vacuna.

Fotografía: AGN

Imposición y falta de reconocimiento

Fray Bartolomé de las Casas es un municipio ubicado en la parte sur de Alta Verapaz. Su población alcanza los 66 mil habitantes. Según la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (SEGEPLAN), está catalogado entre los 10 municipios en condiciones de extrema pobreza del país.

Semanas atrás, en ese municipio, una brigada de vacunación fue retenida por personas de la aldea Maguila I. Básicamente, porque se rehúsan a ser vacunadas. Según el ministro de salud, Francisco Coma, hay alrededor de 200 comunidades en Alta Verapaz que se resisten a la vacuna.

“Tenemos un mapeo y mencionaba Alta Verapaz con 199 comunidades con rechazo, con una actitud más agresiva”, reconoció el titular, durante una citación a la que asistió en el Congreso. Aunque las autoridades no tienen claras las razones por las que la población se niega a recibir la vacuna, Coma adelantó que la desinformación puede ser el principal problema, especialmente porque el Ministerio no ha sabido transmitir el mensaje de la vacunación con pertinencia cultural y social.

Desde San Pedro Carchá, municipio de Alta Verapaz, Rodrigo Chub explica los temores de la población en el departamento. Chub forma parte del consejo de autoridades locales.

A criterio del líder comunitario, en los pueblos indígenas hay rechazo porque se percibe como una imposición de medidas de parte del gobierno.

“Cuando se habla de pueblos indígenas se establece que hay que respetar las propias formas de vida de los pueblos. Los pueblos indígenas tienen su propia forma de vivir y de mantener y conservar la salud”, explica Chub. Según el líder, las comunidades, durante años y con el paso de distintas enfermedades que han agobiado al país, han sabido enfrentarlas con medicina ancestral porque confían más en sus propios métodos que en el sistema de salud.

Es cuestión de confianza

El gobierno, dice Chub, no ha buscado las formas de entablar una conversación horizontal con los pueblos indígenas. Solamente impone métodos en los que las mujeres y hombres mayas no confían.

“Debió hacerse  una consulta y luego establecer una buena comunicación. Hasta ahora es el gobierno el que ha tomado las decisiones de forma unilateral”, asegura.

Uno de los preceptos de los pueblos indígenas es el diálogo y la escucha; y es precisamente lo que las comunidades resienten en el manejo de la pandemia. De ahí se origina la profunda desconfianza que las 199 comunidades de Alta Verapaz sienten hacia las directrices del Ministerio de Salud.

Chub agrega un problema más a la situación. “En San Pedro Carchá me pidieron mi tarjeta de vacunación para hacer un trámite en el centro de salud. Se supone que la vacunación es voluntaria pero no es así.  Están tomando medidas pero no hay una comunicación estratégica en el idioma propio”, señala.

Margarita Osorio es comadrona en Chisec. Ella conoce de primera mano los temores de la población en torno a la vacuna. Aunque Margarita es parte del personal de Salud de primera línea, hasta la fecha no ha querido ser vacunada porque teme a los efectos que pueda sufrir.

“Muchas personas que se vacunaron siguen muriendo”, relata. Dos días antes de conversar con laCuerda, indicó, dos mujeres de la comunidad fallecieron a pesar de haber sido inmunizadas.

Según indica, quizá la causa de la muerte no sea directamente la vacuna, pero es lo que la mayoría de personas cree; y no hay autoridades de Salud que hagan el esfuerzo de desmentir esa información. La incertidumbre y las dudas hacia la vacuna continúan sin ser atendidas, ni en español, ni en q’eqchi’, el idioma que el 95% de la población en Alta Verapaz domina.

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Otro problema: La corrupción

La falta de transparencia del gobierno central en el manejo de la pandemia es otra de las grandes razones por las que la población siente una desconfianza generalizada al sistema de salud.

En Fray Bartolomé de las Casas y en Alta Verapaz, el 84% de la población vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema. A oídos de esta población han llegado los escándalos del mal uso de recursos solicitados para atender la pandemia.

“Son situaciones que incomodan a las comunidades. Tampoco estamos a favor de la violencia y no avalamos lo que pasó en Fray Bartolomé. Pero, en general, hay un malestar por el desperdicio de los recursos”, explica Chub.

Margarita también señala esta inconformidad. En Chisec, San Pedro Carcha, Fray Bartolomé y otros municipios de Alta Verapaz está claro que la corrupción en el marco de la pandemia ha sido orquestada por el gobierno. A Margarita, muchas personas le han comentado de la desconfianza que sienten por la posibilidad de ser vacunadas con dosis vencidas, por el mal manejo del Ministerio. Lo mismo sucede con las pruebas de Covid-19.

“Si hubiera un trabajo bueno y uno supiera que las vacunas no están vencidas, tal vez no hubiera una desconfianza”, dice Margarita. Ella cree en dios y en la Covid-19 pero no en el gobierno, por eso se resiste a vacunarse.

La amenaza de la inversión

 

El 8 de octubre, Alejandro Giammattei amenazó a la población de Fray Bartolomé de las Casas, y de otros municipios que se nieguen a ser vacunados, con dejar de invertir en la población.

“Perfecto, no se van a vacunar, pero que no pidan que el gobierno invierta un cochino centavo en esa población, ya presenté las denuncias públicas en el Ministerio Público (MP), ya tenemos identificados a los líderes y estoy pidiéndole al MP que agarre a esas personas y las procese, porque no solo fue el intento de asesinato, no solo fue  el intento de violación, la destrucción de la propiedad pública, sino que encima de todo se dieron el lujo de arruinar el vehículo y ocasionar otros daños”, indicó.

El arranque de ira del presidente es un malestar que se suma a la lista de inconformidades de la población.

“Que si por la vacuna no va a hacer inversión, el presidente estaría loco porque nada tiene que ver la vacuna con las inversiones”, explica Margarita.

Por ahora, la vacunación en Fray Bartolomé está paralizada. Según el alcalde del municipio, Arnoldo Fontana, el Ministerio de Salud tomó la decisión de suspender el proceso a partir del incidente ocurrido. Fontana reconoce que en el lugar muchas personas desconocen los beneficios reales de la vacuna.

“En lo personal estoy a favor de la vacunación. Mi papá, de 87 años, no estaría vivo si no se hubiera vacunado”, añade. Sin embargo, muchas personas han recibido mensajes equivocados y eso ha despertado mucho miedo en la población.

Actualmente, Fray Bartolomé de las Casas acumula 15 fallecidos por Covid-19 y 628 casos confirmados.