Jardín de Flores, de la artista Regina José Galindo, es un performance que busca visibilizar la violencia y discriminación que sufren las mujeres trans centroaméricanas.

Jody García / laCuerda 

En el Parque Concordia, ubicado en el centro de la Ciudad de Guatemala, la mañana del martes 23 de noviembre, un grupo de 25 mujeres trans, cubiertas con largas telas de colores, se paró durante 45 minutos como una forma artística de protestar por la violencia y discriminación que sufren en Centroamérica.

Fotografía: Jody García

Las participantes son integrantes del colectivo Otrans Reinas de la Noche (OTRANS) y del Grupo de Apoyo Xela (GAX). El performance se desarrolló frente al edificio del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) y a pocos metros del Ministerio de Gobernación, instituciones que, según las mujeres trans, han violentado su identidad de género.

“Incluso estando muertas nos violentan porque nos registran como hombres”, menciona Stacy Velásquez, vocera de OTRANS.

El performance surgió por iniciativa de la organización Hivos, que a partir de un informe que reveló la falta de estadísticas confiables para entender la situación a la que se enfrentan las mujeres trans en la región, invitó a la artista Regina José Galindo a realizar una acción.

Regina ha ideado una pieza que pone en el centro los cuerpos de mujeres trans, cotidianamente hipersexualizados y juzgados por transgredir las normas heteropatriarcales, cubiertos con telas de colores para desprender al espectador de una mirada sesgada. Jardín de Flores reivindica la existencia de las mujeres trans desde la ternura y la cotidianidad”, dice un comunicado difundido por Hivos.

Galindo dijo a laCuerda que Jardín de Flores es un espacio de resistencia y de lucha que simboliza que las mujeres trans florecen en medio de sociedades violentas, misóginas y transfóbicas.

“Las mujeres trans en Guatemala ni siquiera tienen acceso a puestos de trabajo. Con este performance buscamos visibilizarlas, que los medios hablen de la situación por la que atraviesan y que el país no sea un Estado ausente sino que admita su existencia y que las proteja”, explica la artista.

Según estadísticas de OTRANS, desde 2017, 79 mujeres trans han sido asesinadas y sólo el 15% de los casos ha sido investigado. El resto se mantiene en la impunidad.

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Una legislación que las proteja

Después de haber pasado 45 minutos de pie, las participantes retiraron las telas que las cubrían y se reunieron para gritar juntas la exigencia de una ley de identidad de género.

¿Qué simbolizó el acto? Velásquez, la vocera de OTRANS, señala que es una forma de  tomar el espacio público que tanto se les niega.

“También significó decirle al INACIF que ellos son parte de esta lucha para el reconocimiento de nuestra identidad de género y decirle al Ministerio de Gobernación que no estamos solas a pesar de toda la violencia que ejercen contra nosotras, los cuerpos de seguridad”, agrega.

Además del peligro en las calles, las mujeres trans también se enfrentan a un Congreso que no escucha sus peticiones. En septiembre de 2018, la Comisión de la Mujer, dirigida por el entonces diputado Aníbal Rojas, dio dictámen desfavorable a la iniciativa de Ley de Identidad de Género, argumentando que legislar en pro de este grupo “podría alterar gravemente el ordenamiento jurídico del país”.

Fotografía: Jody García

A partir de esa experiencia, la comunidad trans organizada construyó otra iniciativa llamada “Ley Integral para el Reconocimiento de los Derechos Humanos de las Personas Trans”, con la que buscan que el Estado empiece a resarcirlas en todas las etapas de su vida y les brinde acceso a salud, vivienda, educación y trabajo sin discriminación alguna.

“Desde 1969, según los mismos registros de la Policía Nacional, las mujeres trans eran capturadas por usurpación de identidad, es decir, por manifestar su identidad de género. Por eso necesitamos que el gobierno sea garante de nuestros derechos”, explica Velásquez.

Esto ocurre mientras en el Congreso avanza la iniciativa 5940, que a través de desinformación discrimina y estigmatiza la existencia de las personas trans.