En esta entrevista Mariela Coline Fanon, una mujer guatemalteca que fue secuestrada del Hospital Roosevelt y dada en adopción mediante un proceso ilegal en 1987, explica la búsqueda que emprendió para encontrar a su familia biológica.  Su historia ha quedado plasmada en el libro “Mamá no estoy muerta” presentado recientemente en el país.

Mariela Castañón / laCuerda

Mariela salió de Guatemala el 28 de octubre de 1987, cuando tenía 11 meses.  Sus padres adoptivos en Bélgica desconocían que ella fue separada de su madre, a quien hicieron creer que había muerto al nacer.

La verdad era diferente. Mariela fue secuestrada en el Hospital Roosevelt y llevada a una casa cuna en Guatemala, mientras se realizaba un proceso de adopción ilegal.  Durante su estancia en ese lugar, sufrió maltrato. Eso se evidencia en las quemaduras indelebles que quedaron en su cuerpo, así como en el daño de uno de sus riñones, causado por un golpe.

Los tratantes de personas cobraron diferentes cifras a los padres adoptivos de Mariela, el total de los trámites administrativos y de adopción fue cerca de medio millón de francos belgas.

En el 2017, Mariela emprendió la búsqueda de su familia biológica y de sus raíces.  Un año después se reunió con sus parientes.  Ella contó con el apoyo de sus padres adoptivos.  El deseo de conocer a su familia en Guatemala surgió precisamente por la pregunta de su hija que en ese momento tenía 5 años.  La niña quería saber si tenía orígenes indígenas.

En el libro “Mamá no estoy muerta”, la protagonista refleja lo que ha vivido y el reencuentro con su familia biológica.  Describe a los personajes y actores del crimen organizado que participaron en una red de robo de niñas y niños.  También explica su deseo por crear comunidad a través de la Fundación Raíces Perdidas, donde participan personas que han vivido situaciones similares a la de ella.

laCuerda: ¿Qué implica la búsqueda de identidad cuándo se desconocen las raíces?

Mariela Coline: Yo estuve frente a mi propia vida, frente a mi propia realidad como mujer, pero más como madre.  Tengo dos hijos y las preguntas vinieron de mi hija más grande.  Yo encontré esta realidad sin saber que fui víctima de eso -trata de personas-.  Cuando empecé nunca me imaginé que escribiría un libro, que estaría en las Naciones Unidas.  Fue impactante, pero ahora creo que hay más resiliencia que tristeza, tengo paz en mi corazón.

laCuerda: ¿Qué significa preguntarse a una misma quién soy? ¿Cuáles son mis raíces? ¿Cómo se construye identidad cuando no existe una pista de quiénes somos?

Mariela Coline: A mí no me faltaba la búsqueda, yo estaba bien allá -en Bélgica-.  Cuando era jovencita estaba orgullosa de ser diferente de los demás, porque el punto de vista de las personas en Europa sobre las chicas latinas es bueno, pero como también me parecía a las personas del Norte de África recibí un poco de racismo.  Hasta los 19 años no me afectó tanto.  Antes de ser madre quería saber cómo era la historia, pero no encontré apoyo del Estado o de una asociación y paré la búsqueda. En 2017, cuando mi hija me preguntó si ella era indígena, para mí fue impactante, ella es rubia y tiene ojos azules. Yo me pregunté quién puede tener los ojos azules en mi familia. Así que empecé la búsqueda.  Ella me tocó el alma.

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laCuerda: A partir de que conoció a su mamá biológica en 2018, ¿cómo es la  relación y comunicación con ella?

Mariela Coline: Es como si nunca hubiera salido del país, hablo con mi mamá a pesar de la diferencia de horario, seguimos de esta manera. Ella, como todas las madres, tiene una fuerza increíble porque a pesar de su dolor, habló con mis padres adoptivos.  Yo no estoy lista para tener a los cuatro juntos -padres biológicos y adoptivos- porque creo que es el último paso de esta historia.  Son dos vidas diferentes, aquí -en Guatemala- soy Mariela.  Allá -en Bélgica- soy Coline.  No puedo borrar ni una ni otra cosa.  Yo soy las dos personas y es una forma de respetar la historia de mis padres aquí y la adopción que tengo.

laCuerda: ¿Con qué nombre se identifica más?

Mariela Coline: La verdad me gusta más Mariela, no voy a mentir.  Tengo la sensación de estar más cerca de la verdad de la historia, pero quiero los dos nombres.

laCuerda: ¿Qué esperaría de la justicia después de que en Guatemala le arrebataron su vida, su familia, sus raíces?

Mariela Coline: En Bélgica tengo el caso por trata de niños, organizaciones criminales, adopción ilegal, documentos falsos…  es un proceso para sacar a luz cómo fueron las cosas. Y con la justicia de Guatemala no quiero empezar este proceso por la corrupción, porque las personas involucradas en mi caso tuvieron funciones importantes, es peligroso, he recibido amenazas y por eso no quiero empezar.  Si la justicia quiere hacer algo de manera independiente está bien, pero yo no, para proteger a mi familia.

laCuerda: ¿Cómo ha sido el proceso de sanación individual y familiar? ¿Cómo se sobrelleva una situación como la suya?

Mariela Coline: Fue un poco complicado al principio pero tuve suerte, porque ahora tengo mucho amor.  Claro es tiempo perdido, me robaron mi vida, pero si permanezco encerrada en estos pensamientos no podría vivir porque es duro, tal vez he estado triste, he llorado, pero empecé un proceso de ayuda de salud mental en Bélgica por el shock.  Quería cuidar a mis hijos porque tenía miedo de que me los robaran, no podía estar en un espacio público, pero aprendí a dejar mis angustias.

laCuerda: ¿Quería proteger a sus hijos de que alguien se los pudiera llevar?

Mariela Coline: Todo el tiempo, es increíble porque fue antes de saber todo esto. Tengo dos hijos, tuve una en 2012 y otro en 2017 -antes de la búsqueda de su familia biológica- tenía miedo de que alguien se los robara. Ahora tengo la respuesta de por qué actuaba de esta manera.

laCuerda: Según su libro usted pasó 11 meses en Guatemala antes de ser entregada a sus padres adoptivos ¿Qué consecuencias tuvo a largo plazo?

Mariela Coline: Yo no tengo recuerdo de lo que pasó aquí, solo las heridas con cigarro y un riñón que no funciona muy bien.  Los doctores les dijeron a mis padres que no era algo disfuncional, sino provocado por un golpe.  También, las consecuencias de la alimentación, muchas cosas que expliqué antes, ahora tenemos un poco de respuesta.  Cuando me fui de Guatemala no tenía dientes, un mes después de que llegué a Bélgica tuve seis en un mes, mi mamá dice que era un bebé más chiquito comparado con alguien de 11 meses. Yo creo que por las condiciones de la casa cuna, la fractura emocional con mi mamá, el secuestro, mi riñón, yo estoy bien ahora por una razón, porque vivir en estas condiciones es sobrevivir no es vivir.  Tengo la oportunidad de vivir y regresar con mi historia.

laCuerda: ¿Qué significa para usted el libro “Mamá no estoy muerta”?

Mariela Coline: Es el grito de una de miles de víctimas, pero también es un mecanismo para llamar la atención y para intentar que la gente en Europa y Guatemala entienda lo que pasó y cómo fueron las cosas.  Agradezco a cada persona, cada contacto que es parte de este libro es una lucha de un equipo de Raíces Perdidas que yo quiero mucho.

laCuerda: En su libro cuantifica algunos datos de adopción y de procesos administrativos engañosos, pues inicialmente iban a entregar a sus padres adoptivos a una niña que falleció, posteriormente la envían a usted.  Todo este monto ascendió a 437,000 francos belgas ¿Qué opina de esa cuestionable cifra con la que se comercializó su adopción y la de tantos niños guatemaltecos?

Mariela Coline: Yo también le pregunté a mis padres por este dinero y ellos respondieron que los procesos de adopción son muy caros, pero ¿quién va a saber que el dinero de las personas de Europa, Canadá o Estados Unidos, podría ingresar al país para esto?

Esas cifras son horribles. No estoy aquí para juzgar el precio por los procesos, pero eso no fue una adopción, fue una venta de niños. ¿Yo quiero saber dónde está el dinero? Yo soy una, pero conozco a tantos.  Algunas de las personas de esta red murieron, pero otras son muy ricas, ¿por qué? Por muchas vidas rotas, es horrible.

Para mis padres adoptivos el dinero que pagaron era mucho, mis abuelos les ayudaron. La adopción fue decisión de mi mamá, ella podía tener hijos, pero quería adoptarme y mi papá estuvo de acuerdo.

laCuerda: ¿Qué la motivó a crear Raíces Perdidas?

Mariela Coline: Vimos que era una necesidad de conectar a la gente, de disfrutar, de compartir comida, actividades y porque perdimos el idioma español.  Las personas adoptadas son de diferentes regiones indígenas de Guatemala y para nosotros era importante intentar tener contacto aquí con traductores, con personas que pueden hablar kaqchikel, pocomam etc., para conectarse con sus raíces.

laCuerda: ¿Cuántas personas son integrantes de Raíces Perdidas? ¿Cuántas mujeres y cuántos hombres siguen buscando a sus familias?

Mariela Coline: Es complicado porque una mujer puede empezar su búsqueda y si resulta embarazada puede detenerse porque es su proceso, su decisión, pero trabajamos con muchas colaboraciones. Tenemos gente muy joven, de 20 años.

laCuerda: Algunos nombres se mencionan en su libro como el de Ofelia de Gamas, Óscar Humberto Mejía Víctores, Edmund Mulet, y otros actores que son clave en esta red de trata de personas ¿Qué debe suceder con las personas -que aún están vivas- y que fueron parte de estas estructuras y cambiaron el destino de tantas niñas y niños guatemaltecos?

Mariela Coline: Creo que solo la justicia puede contestar a esta pregunta porque no soy juez.  Yo espero que las personas, como dijo Marco Antonio Garavito, de la Liga de Higiene Mental, ‘para que puedan morir en paz, deben hablar y decir dónde están los niños, dónde están los archivos, que nos den acceso a esos archivos’.

laCuerda: ¿Qué siente Mariela Coline Fanon en su corazón por todo lo que ha pasado en su vida, al quitarle sus raíces, su idioma ¿Qué ha significado este proceso, ahora sabiendo la verdad y conociendo que hay gente poderosa y que busca cargos públicos?

Mariela Coline: Tengo la sensación de estar completa, regresar a Guatemala es muy importante.  Es regresar con la familia y decirle al destino que soy de aquí.  Es impactante.  Estoy tranquila porque mi testimonio salió a luz y si me muero todo está en el libro y otra parte en Naciones Unidas. El libro cerrará una etapa de mi vida que inicié en 2017 y ahora he empezado otro proyecto para sensibilizar sobre el tema.

laCuerda: ¿Qué deben escuchar los gobiernos, los Estados, de las víctimas y de organizaciones como Raíces Perdidas para evitar la trata de personas que ha afectado durante décadas?

Mariela Coline: Queremos llamar la atención para sensibilizar, informar y demostrar lo que pasó en los casos. Las víctimas podrían ser escuchadas por los gobiernos, las instituciones, que el gobierno entienda lo que pasó con nosotros, ¿quién puede hablar mejor que una víctima que conoce su caso?  Ese es el trabajo que hacemos y en Bélgica tenemos la investigación federal que se abrió por las adopciones ilegales en Guatemala.  Es una lucha, es un tema que no tiene colores políticos, es por los derechos humanos.