Marcela Reyes / Coordinadora de investigación de Period Guatemala

El relato es más frecuente de lo que imaginamos: “Dejo de ir algunos días al año a la escuela –o el colegio, el instituto, la universidad– porque tengo mi menstruación”.

En 1994 la doctora Diva Mirella Barrientos ya encontraba en su investigación acerca de la dismenorrea1 en Cobán, que el 15.5 por ciento de 283 estudiantes encuestadas se ausentaba por una menstruación dolorosa, y otro 26.2 por ciento reportaba que lo hacía por otras razones. Barrientos también indicaba que casi el 80 por ciento de las niñas y adolescentes padecían dolores menstruales, y hacía un llamado a las instituciones educativas a aumentar las consideraciones con las personas vulnerables pues, en algunos casos, estos podían llegar a ser incapacitantes o una causa de disminución en el rendimiento.

Actualmente no existen datos concretos en Guatemala respecto al ausentismo escolar de niñas y adolescentes por menstruación, incluso la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 2014-20152 ni siquiera contempló un apartado que indagara acerca de prácticas menstruales, regularidad de los periodos, alteraciones en el ciclo, dismenorrea (dolores menstruales agudos) u otros padecimientos relacionados con la menstruación. La encuesta presenta datos acerca de mortalidad infantil, métodos anticonceptivos, atención materna, vacunación, lactancia y nutrición, datos que resultan valiosos para evaluar la solidez institucional del Ministerio de Salud y Asistencia Social, pero que pierde la piedra angular de toda maternidad deseada: Una menstruación digna.

Irónico. Especialmente en un país donde las mujeres tienen en promedio tres hijos a lo largo de su vida (según datos del Banco Mundial 2017). Un país cuya fuerza laboral y productiva se concentra en las mismas personas que están entre las edades reproductivas.

Dignidad menstrual

De cara a que no se ha dado la debida  importancia a la menstruación y se ha ignorado las necesidades de niñas, adolescentes y adultas, surgió la idea de impulsar una ley para promover la dignidad menstrual. Después de    un año de esfuerzos compartidos entre la Comisión de la Mujer (2021) y las organizaciones PERIOD Guatemala, Alas de Mariposas, Guatemala Menstruante y Luna, el pasado martes 1 de marzo se presentó la Iniciativa “Ley para el Fomento de la Salud Menstrual Digna en Guatemala”.

La propuesta contempla, entre otros puntos:

Que el MINEDUC provea mensualmente productos de la canasta de salud menstrual a las estudiantes de establecimientos públicos.

Que se integre, dentro del pénsum de estudios, la educación de salud integral de la mujer, específicamente sobre la menstruación.

Que se cree la “Canasta de salud menstrual” a través del Programa para el Fomento de la Salud Menstrual del MSPAS para garantizar la distribución programada y el acceso gratuito de los productos menstruales (toallas menstruales desechables o reutilizables, tampones, copas menstruales, esponjas marinas o ropa interior absorbente). Esta canasta se debe brindar en centros educativos públicos, de detención, psiquiátricos públicos, hospitales públicos, albergues, Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (CAIMUS) y a mujeres en situación de vulnerabilidad.

Así también, se propone que estas acciones se financien con los impuestos percibidos por las importaciones y comercialización de productos de higiene menstrual que formen parte de la canasta de salud menstrual. Actualmente, los impuestos que se reciben por la venta de productos menstruales en Guatemala alcanzan casi los 27 millones de quetzales.

Con esta iniciativa, se espera que se reduzcan las brechas de desigualdad de género, pues muchas veces por vergüenza, estigma o falta de acceso a productos menstruales, las niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes dejan de participar activamente en la sociedad. Se ausentan de la escuela o evitan convivir con otras personas. Hay quienes deben escoger entre comprar productos de “higiene femenina” o comida; muchas otras se ven obligadas a encerrarse y a vivir su menstruación en condiciones insalubres y dañinas para su salud e higiene menstrual, utilizando calcetas, periódicos o panes para gestionar su sangre.

Todas estas condiciones privan a muchas mujeres de su derecho a la autodeterminación y libertad. Es entonces que esta iniciativa se presenta como una carta de amor y de justicia para todas las personas menstruantes. Tenemos derecho a ser evaluadas y examinadas con respeto, buscamos condiciones equitativas para participar en la sociedad y exigimos que menstruar en dignidad sea un derecho y no un lujo.

Menstruar no debería ser una puerta cerrada sino una ventana abierta.

 

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1.  Diva Mirella Barrientos, “Estudio Observacional en 283 alumnas del Instituto Normal Mixto del Norte Emilio Rosales Ponce de Cobán Alta Verapaz, en marzo de 1994” (Tesis de licenciatura, Universidad San Carlos de Guatemala, 1994), 1-5.

2. Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), Instituto Nacional de Estadística (INE), ICF International, Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 2014-2015 (Ciudad de Guatemala: MSPAS, 2017). Informe Final.