Textos: Ana Cofiño

Fotos: Ana Cofiño y Kerstin Sabene

Se dice fácil, pero resistir los embates de la policía, las inclemencias del tiempo, las agresiones de los mineros y la vida a la intemperie, es cosa de gente excepcional. Estar todos los días a todas horas en la carretera de terracería, sin condiciones adecuadas para satisfacer las necesidades cotidianas, y además continuar manteniendo los ideales, luchando por la causa común, a pesar de las desavenencias, durante 10 largos años, es verdaderamente un acto de heroísmo. Emociona ver a las personas, a las familias que desde el inicio tomaron la decisión de acampar para impedir que una empresa sin escrúpulos con intenciones de lucro, explote los bienes comunes que su territorio alberga.

La Puya siempre ha encontrado fuerza en sus creencias y ha contado con el acompañamiento de instituciones y personas que comparten sus preocupaciones por el futuro de la niñez y el entorno, ante gobiernos que permiten la destrucción, el despojo y la violencia, con tal de darle gusto a empresas extractivistas.

Con una misa solemne de varios sacerdotes, animada por cantantes locales, carreras, entrega de reconocimientos, zancos, el delicioso almuerzo y otras actividades, conmemoraron este decenio de luchas con toda la dignidad.

Para laCuerda es un honor haber sido parte del acompañamiento y la solidaridad que la Resistencia de La Puya ha suscitado. Agradecemos su ejemplo de generosidad, entrega, responsabilidad y coherencia.